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Bienvenidos a la era de la migración climática

Rolling Stone Web Site 25.02.2018 Continue à lire Traducido por: Jpic-jp-org

Al tratar de entender no sólo el presente sino también un futuro no muy lejano, este artículo presenta un aspecto que fácilmente podemos pasar por alto. Predice los masivos movimientos de las personas en los Estados Unidos, que de hecho ya comenzó, como respuesta al cambio climático. Las consecuencias afectarán más a los pobres que a los ricos. “Los pudientes, quienes pueden darse el lujo de adaptaciones, se beneficiarán, mientras que los pobres, quienes probablemente serán dejados de lado, sufrirán. Si seguimos en el camino actual, el cambio climático ser la mayor transferencia de riqueza de los pobres a los ricos en la historia del País”. Extractos de Jpic-jp.org

“El clima extremo debido al cambio climático ha desplazado de sus hogares a más de un millón de personas el año pasado. Pronto podría remodelar la nación.

“El huracán Harvey, que azotó a Texas y Luisiana el pasado agosto, causó 125 mil millones de dólares en daños y arrojó más agua del cielo que cualquier tormenta en la historia de los Estados Unidos. Según cálculos, en Texas cayeron aproximadamente casi 4 litros de agua por cada persona. El agua llovió sobre un antiguo pantano que fue convertido en un imperio de concreto y asfalto donde viven más de 2,3 millones de personas. Las carreteras se convirtieron en ríos y los centros comerciales en lagos. A medida que el agua subía, la gente buscaba un refugio seguro en áticos, azoteas, y en los pasos a desnivel. Un guardabosque de Texas capturó a un caimán de doscientos setenta y cuatro centímetros en el comedor de un hogar cerca del Lago Houston. Las serpientes nadaron dentro las cocinas. Un halcón voló dentro de un taxi y no quería salirse.

“En 2017, una serie de desastres climáticos – seis grandes huracanes en el Atlántico, incendios forestales en el oeste, horribles deslizamientos, récords de alta temperatura batiendo por todo el país-, causó 306 mil millones de dólares en daños, matando a más de 300 personas. Después del huracán María, 300.000 puertorriqueños huyeron a Florida y los expertos en desastres estimaron que, el año pasado, el clima y los fenómenos meteorológicos desplazaron de sus hogares a más de un millón de estadounidenses. Estas estadísticas no dan en nada cuenta de la carga emocional y financiera de los sobrevivientes que tuvieron que cavar entre las cenizas y los escombros inundados para reconstruir sus vidas. Los trabajadores de salud mental, con frecuencia, se encuentran con picos de depresión, de trastorno por estrés postraumático y de suicidios en los meses que siguen un desastre natural. Después del huracán Harvey, un estudio encontró que el 30 por ciento de los residentes en áreas inundadas estaban atrasados en el pago de su alquiler o hipoteca. Uno de cada cuatro encuestados dijeron que tenían dificultades para pagar los gastos de comida.

“En un futuro no muy lejano, lugares como Phoenix y Tucson se pondrán tan calientes que sólo cruzar la calle será un evento potencialmente fatal. Algunas zonas del Alto Mid West de EEUU, se conviertan en una especie de globo permanentemente lleno de polvo. El sur de Florida y las secciones bajas de la Costa del Golfo serán sumergidas. Algunos podrán intentar quedarse y luchar contra la madre naturaleza, pero la mayoría no lo harán. La gente hará lo que hicieron por miles de años, dice Vivek Shandas, profesor de estudios urbanos y planificación en Portland State University. Migrarán hacia mejores climas”.

“En los Estados Unidos, según un estudio reciente de Mathew Hauer, demógrafo en la University of Georgia, se estima que para el año 2100, 13 millones de personas serán desplazados sólo por el aumento del nivel del mar (aproximadamente el número de afroamericanos que dejaron el sur durante la gran migración del siglo XX). Según el estudio de Hauer, aproximadamente 2,5 millones huirán de la región que incluye Miami, Fort Lauderdale y West Palm Beach. La Grande New Orleans perderá algo como 500.000 personas; el área de la ciudad de Nueva York 50.000. Los grandes ganadores serán las ciudades cercanas de zonas elevadas con climas templados, buenas infraestructuras y economías sólidas: Atlanta, Austin, Madison, Wisconsin y Memphis. 

“El sudeste será el mayor perdedor debido a los daños por el aumento de las inundaciones, la mayor mortalidad causada por el calor y el menor rendimiento agrícola – en uno de los condados más pobres de la región, el estudio predice que los ingresos disminuirán hasta en un tercio. En contraste, el noroeste verá mayores rendimientos agrícolas, reducción de los gastos de energía debido a inviernos menor rígidos y una mayor productividad en el trabajo. La lección de este estudio es que el futuro luce prometedor para el noroeste del Pacífico, especialmente las ciudades al oeste de Cascades, como Seattle y Portland, dice el coautor de Hsiang, Amir Jina, economista en la University of Chicago. Para el sureste, el futuro no se pinta muy bonito.

“Aproximadamente a las 5 p.m. del 29 de agosto de 2005, el huracán Katrina cruzò por encima  del dique que protegía el Lower Ninth Ward de Nueva Orleans. En este vecindario negro de clase trabajadora, el agua de una mar embravecida subió tres metros, atrapando en sus hogares a personas desprevenidas. Alrededor de 80 de ellas murieron a causa del huracán en el Lower Ninth, la tasa de fatalidad por inundación más alta en una ciudad. Prácticamente, en el espacio de 25 cuadras toda estructura se quedó destruida.

“El Lower Ninth fue arrasada, pero el huracán Katrina devastó también una amplia área en y alrededor de Nueva Orleans. Aproximadamente 1.800 personas murieron; otros 400.000 fueron desplazados. Esta ola de desplazados llegó a conocerse como la diáspora Katrina y los estudiosos aún intentan definir exactamente qué impacto tuvo en la demografía de la ciudad. En su conjunto, Nueva Orleans está nuevamente prosperando, y es una ciudad más rica y más blanca de lo que había sido antes del huracán. Sin embargo, es también más pequeña: la población de Nueva Orleans hoy en día es de aproximadamente 390.000, aproximadamente 100.000 personas menos que antes de la llegada de Katrina.

“La decisión de pasar a climas más seguros es obviamente muy personal, determinada por la conexión de una persona con la comunidad en la que vive, su situación financiera y su resistencia en los riesgos. Pero, según los funcionarios municipales, los propietarios de edificios en ciudades a riesgo son aterrorizados. Una vez que las personas comiencen a pensar sobre el valor a largo plazo de sus casas y cómo serán afectadas por el cambio climático, las cartas sobre la mesa cambian de juego, dice un abogado de un condado de la Florida. ¿Qué sucede con el precio de un hogar en, por ejemplo, Fort Lauderdale, cuando el costo del seguro contra inundación se triplica? Cuando pienso en el futuro del sur de Florida, el seguro contra inundaciones es lo que más me asusta, me dice Wayne Pathman, un destacado abogado de Miami y miembro de la junta directiva de la cámara de comercio de Miami Beach.

“Algunas ciudades y condados ya sienten el apretón financiero. En el condado de Monroe, Florida, que incluye la totalidad de la Florida Keys, un estudio reciente estima que, para evitar las inundaciones, en los próximos años se deberán elevar casi 250 kilómetros de carreteras. Los costos actuales de ese trabajo en el condado de Monroe es de unos 7 millones de dólares por milla, lo que potencialmente sube el precio total a mil millones de dólares. En 2018, el presupuesto para toda construcción y reparación vial en el condado es de sólo 25 millones de dólares.

“En lugar de enfrentarse a una adaptación, es a menudo más fácil simplemente irse. Richard Homebeck, profesor de economía en la University of Chicago, ha estudiado ampliamente el Dust Bowl y alega que los agricultores de la década de 1930 podrían haberse adaptado a las condiciones cambiantes simplemente pasando a plantar cultivos diferentes o cambiando sus campos a pastos para ganado vacuno u ovino. Pero no lo hicieron. Hubo inercia por quedarse con la forma en que siempre se habían hecho las cosas y por el costo de inversión en ciertos tipos de maquinaria agrícola, para que la gente hiciera los cambios necesarios, dice Hornbeck. En lugar de adaptarse, muchos simplemente se mudaron a California.

“Comenzaron a pensar en otros lugares para vivir y se establecieron en Asheville, Carolina del Norte. Asheville se sitúa en el borde de la Cordillera Azul, con una población de 89.000 personas es un antiguo pueblo ferrocarrilero conocido por sus buenas caminatas, cerveza artesanal, animados espectáculos musicales y un clima templado. Cuando estábamos buscando un lugar para mudarnos, la elección fue obvia, dice Kaplan. Mucha gente al parecer opina lo mismo. El condado de Buncombe, donde se encuentra Asheville, es uno de los condados del este con más rápido crecimiento: entre 2010 y 2016, la población creció en un 7,4 por ciento, en contraste con el uno por ciento a nivel nacional. El sector edil se está volviendo loco, dice Tom Barr, empresario de Asheville que ayuda a reconstruir la infraestructura urbana en todo el país. Los del sector inmobiliario se quejan de que no encuentran casas para vender.

“También hay indicios sobre lo que pasará, y ya está pasando en el mundo debido al cambio climático. Un estudio reciente en la revista Nature Climate Change predice que para el año 2050, hasta el 30 por ciento de la tierra firme del mundo podría encontrarse con condiciones desérticas, incluyendo grandes franjas de Asia, Europa, África y el sur de Australia. Actualmente, más de 1,5 mil millones de personas viven en estas regiones”.

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