Sin embargo, estos números son escalofriantes: casi 7 millones y cien mil fotos fueran señaladas el año pasado, casi el doble en comparación con 2018 cuando el contador se detuvo en 3.053.317 (En 2017 habían sido alrededor de 2 millones). Los videos se han mantenido más o menos en lo mismo (992.300 contra 1.123.793 de 2018), los chats han aumentado (323 contra 234) y las carpetas comprimidas han sido 325.

Los datos del período de 2002 a 2019 reportados por el World Observatory against Pedophilia muestran que el abuso infantil es un crimen en continua expansión. Sus datos son comprobados, verificados y reportados a las competentes fuerzas policiales y a los proveedores de server. En 17 años se enviaron 61.525 protocolos, y se reportaron 174.731 links.

Desde 2008, las redes sociales han aumentado el espacio disponible para los pedófilos: se han contado 8.397 reportes en 17 años y mientras tanto la Deep Web continuaba creciendo. La Deep Web es el lado oscuro de la red. Como el de la Luna, todo el mundo sabe que está allí, pero nadie lo ve.

En 7 años, desde 2012, hubo 47.421 informes. Un número impresionante y creciente, porque la Deep Web permite una movilidad que la Red Pública no permite. Es una jungla donde uno puede operar y actuar con total libertad, donde incluso para la policía es difícil intervenir. Las acciones tomadas son a menudo tardías respecto a la tecnología utilizada por los pedófilos.

Un ejemplo, los links a tiempo. Una colección con fotos o videos se encuentra en una página determinada donde estará activa solo por 24 horas. Un tiempo demasiado corto para permitir de intervenir.

Desde 2014, estas imágenes horribles se han vuelto más precisas. El World Observatory against Pedophilia encontró que se habían divulgado 16.003.014 fotos, 3.469.196 videos, 12.610 mega almacenes y 1.022 chats de pedofilia.

Además de los datos, otros descubrimientos hacen este crimen más horrendo. Según el Informe de 2018, los pedófilos cibernéticos eligen preferiblemente fotos y videos de niños entre 8 y 12 años, porque son navegadores solitarios e inexpertos; en seguida los que tienen entre 3 y 7 años, pero desafortunadamente no faltan niños de 0 a 2 años.

El problema detrás de las imágenes es que el abuso de menores involucrados en los videos ya ha sido perpetrado. No son adultos que dan su beneplácito, sino menores, adolescentes antes de la pubertad, niños y, desafortunadamente, también bebés con pocos días de vida. Obviamente, hay una diferencia entre los abusos perpetrados contra una niña de 6-7 años o una jovencita de 16-17, aunque sean ambos menores; la violencia es siempre violencia, y, por lo tanto, siempre debe ser condenada.

Las plataformas sociales utilizadas por niños y menores para intercambiar mensajes, fotos, selfies y cortos videos donde cantan o bailan son Instagram, Facebook, Twitter, Telegram y el nuevo Tik Tok.

En cuarentena, los perfiles de grupos o personas que atraen a menores en las plataformas sociales han aumentado exponencialmente, más del 40%. Desafortunadamente no hay un tipo de pedófilo estándar reconocible, es una figura transversal.

En una sociedad erotizada, la tendencia es erotizar también a los menores. Detrás de la apariencia de una vida normal – familia, esposa, hijos, deportes, trabajo – cualquiera podría ser un depredador sexual de niños. No hay distinción de edad, nivel cultural, riqueza económica y ni siquiera de sexo, porque las mujeres también abusan.

El pedófilo es una persona que quiere crear una relación perversa con un niño o una niña y que cree que es lo correcto, absolutamente natural, mientras que se trata siempre de una grave forma de sumisión del menor a los deseos perversos de un adulto. No hay libertad para los niños atrapados y abusados. Es por eso que, en la ley de pornografía infantil, la pedofilia se lista entre las nuevas formas de esclavitud. Los niños no dan su consentimiento, no quieren ser abusados. Es importante reforzarlo, porque muchos grupos de pedófilos en el mundo intentan socavar este aspecto, definiendo la relación sexual entre un adulto y un niño la última frontera del llamado amor libre. La búsqueda de presentar la pedofilia como una atracción sexual aceptable, o desafiar las nociones de abuso sexual, sentó sus origenes durante la revolución sexual, principalmente en los años 1970-1980 y nunca desapareció. El año pasado, en Ámsterdam, un grupo de pedófilos quería que se les autorizara una manifestación presentándose como una minoría oprimida por su orientación sexual (ver La disculpa de la pedofilia en francés). Pero se trata solo de la libertad del adulto que en realidad es un violador de niños (Ver más en este artículo en italiano).

Los últimos estudios revelan que las mujeres también abusan sexualmente de los niños y en números crecientes. En 1998, un estudio para el Ministerio del Interior del Reino Unido indicaba que menos del 5% de los delitos sexuales infantiles habían sido cometidos por mujeres, aunque el autor reconociera que el número podía ser inferior a la realidad. Entre 2005 y 2006, 2.142 niños informaron que habían sido víctimas sexuales de una mujer. Provocó escándalo el relato de Bill Jenkins, cuya infancia fue destruida por el abuso sexual y físico cometido por su madre adoptiva, porque todos los señales de su angustia habían sido ignorados. En 2009, la BBC informaba que el número de denuncias de abuso sexual por parte de mujeres había aumentado.

Un estudio de 2015 sobre los abusos denunciados a los servicios de protección infantil en los Estados Unidos durante 2010 concluyó que más del 20% de los casos de abuso sexual infantil revisados involucraban a una mujer como la perpetradora principal.

En 2012, los Servicios de Protección Infantil estimaron que 686.000 niños habían sido víctimas de abuso en los Estados Unidos, y más del 80% de los autores de estos crímenes eran los padres de las víctimas. De estos, el 88% eran padres biológicos, no padrastros o adoptados, como a muchos se les ha dado por pensar.

Además, el 46% del número total de perpetradores eran hombres y el 54% mujeres. Las mujeres que abusan de los niños son delincuentes, no seductoras. Todos consideramos sin dudarlo que cuando un hombre comete abuso sexual contra un niño o adolescente, ha cometido un acto criminal. No es así con las mujeres. A menudo, las mujeres que cometen abusos sexuales contra los niños, especialmente los adolescentes, son vistas como la madura y experimentada doña Robinson (la mujer mayor que persigue a un joven en la película de 1967 The Graduate) o la madre de Stifler, que muestra a estos niños afortunados sus cuerdas sexuales y los ayuda a alcanzar la mayoría de edad y a deshacerse de su inexperiencia sexual. Desafortunadamente, esta imagen de mujer mayor como seductora está tan arraigada en nuestra cultura que solo recientemente hemos comenzado a desmantelarla (ver 5 razones por las que el feminismo debe abordar el abuso infantil).