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África pierde cada año 4 millones de hectáreas de bosques

Nigrizia.it 05.10.2021 Antonella Sinopoli Traducido por: Jpic-jp.org

Se ha degradado alrededor del 65% de las tierras productivas del continente, de las que depende al menos el 60% de la población. El 45% del territorio está afectado por la desertificación. Se necesitan intervenciones urgentes, masivas y que lo abarquen todo.

Aridez, improductividad, desertificación, deforestación. Estas palabras contienen el estado de salud (o más bien de enfermedad) del territorio africano. Ese territorio que significa alimento, trabajo, supervivencia para millones y millones de personas. Al menos el 60% de los africanos dependen de la tierra y los bosques. Pero hoy, alrededor del 65% de la tierra productiva del continente africano se encuentra en estado de degradación, mientras que el 45% del territorio está afectado por la desertificación.

También se estima que más de 4 millones de hectáreas de bosque desaparecen cada año. Y esto que el continente africano alberga el 17% de los bosques a nivel mundial y el 31% de tierras boscosas de otro tipo. Desde manglares hasta bosques de montaña y tropicales. También alberga la segunda selva tropical más grande del planeta: la cuenca del Congo.

Explicado en términos concretos, la deforestación significa reducir las barreras naturales para defenderse de los efectos extremos provocados por la crisis climática: inundaciones, derrumbes y deslizamientos. Y aumentar el crecimiento de CO2 en la atmósfera. De una forma u otra, la destrucción del hábitat siempre trae efectos colaterales: se estima que hasta el 90% de la población del continente aún utiliza leña y carbón para producir calor, luz y sobre todo para cocinar lo que, entre otros, es la principal causa de enfermedades respiratorias en el continente.

Pero los bosques también son una fuente primaria de medicamentos utilizados por gran parte de la población (alrededor del 80%). Hay 5.400 plantas medicinales documentadas en África. Un patrimonio a salvaguardar. De hecho, para que sea a salvo.

Un informe reciente de la FAO y de la Agencia de Desarrollo de la Unión Africana (NEPAD) destaca la necesidad de una rápida intervención sobre la devastación del paisaje africano para restaurar el equilibrio ecológico que desde hace mucho tiempo se va perdiendo y cuyos efectos y daños no solo son visibles en el medio natural sino que se manifiestan en la vida cotidiana de los individuos que viven e interactúan en ese medio devastado.

La buena voluntad de las personas y asociaciones ecologistas que se dedican a la plantación de árboles ya no es suficiente, aunque sí muy importante. Se necesitan intervenciones masivas y que lo abarquen todo, para decirlo en las palabras contenidas en el informe, para reponer la selva en esos paisajes ahora desnudos y devenido estériles. Incluso si es el propio informe el que recuerda la importancia de las asociaciones y los individuos y cita el papel desempeñado en Kenia por la ambientalista Wangari Maathai y su Green Belt Movement en la protección del medio ambiente, en la implementación de acciones concretas - incluso antes de que los gobiernos y las agencias internacionales se ocuparan de ello -, y en la difusión de una conciencia ecológica en el continente africano.

África tiene mil millones de hectáreas de tierras áridas, y de estas 393 millones necesitan una completa restauración. Estas son las áreas de la llamada Gran Muralla Verde que incluye la zona del Sahel y el Sahara y en las que se han centrado los esfuerzos -y las ambiciones- de los gobiernos africanos, apoyados por las agencias de la ONU. El objetivo es fortalecer los ecosistemas y desafiar el cambio climático. En cuanto a las tierras de cultivo degradadas, se habla de 132 millones de hectáreas a las que próximamente se podrían sumar aquellas tierras ya vulnerables al cambio climático.

Urge revertir el rumbo

Revertir la pérdida de bosques y la degradación de los suelos requiere, en primer lugar, actuar sobre las principales causas de la degradación, que por un lado son antropogénicas y, por otro lado, tienen que ver con factores naturales, como el clima. Esto requiere también grandes inversiones. Los gobiernos africanos están haciendo su parte, trabajando para restaurar más de 100 millones de hectáreas a través del programa AFR, 100 (Iniciativa de Restauración del Paisaje Forestal Africano), 200 millones de hectáreas a través de la Agenda Panafricana para la Restauración de Ecosistemas y 100 millones de hectáreas adicionales a través del Proyecto Gran Muralla Verde. Iniciativas que, sin embargo, no parecen respetar ni los calendarios ni las expectativas.

Por lo que concierne la Gran Muralla, por ejemplo, que debería cubrir una franja de tierra de 8.000 km de largo una vez terminada, actualmente solo se han restaurado 18 millones de hectáreas. Y este es un proyecto iniciado en 2007. Un compromiso que, sin embargo, no ha dejado de dar resultados en términos de número de beneficiarios, de restauración de la disponibilidad y fertilidad del suelo, de actividades generadoras de ingresos para muchas familias. La fecha límite para restaurar los 100 millones de hectáreas sería 2030.

Recordamos que en 2019 la Asamblea General de la ONU ha proclamado 2021-2030, década de regeneración ecológica. Tal vez se esperan más fondos especiales para incrementar el ritmo de acciones que van a demasiado lentas. Buenas noticias, sin embargo, hay con respecto al AFR100. En virtud de este acuerdo, los gobiernos africanos se habían comprometido a restaurar 100 millones de hectáreas para 2030. Hoy, esta iniciativa, que reúne a 31 gobiernos, ha superado el objetivo inicial, alcanzando las 129.912.800 hectáreas en junio de 2021.

Con mucho, es el éxito más significativo de la Bonn Challenge bajo cuya égida se llevan a cabo los proyectos. El continente africano alberga más del 60% de la cuota total comprometida de sus iniciativas. Pero las dificultades generales, por supuesto, no faltan. Además de la continua necesidad de financiamiento a largo plazo para reforestar y restaurar áreas agrícolas, también se debe abordar la tenencia de la tierra y los derechos de propiedad. Desafíos importantes en un continente donde la tierra y su posesión significan no sólo supervivencia sino relaciones familiares ancestrales.

Así hay que remarcar que, mientras se dan actuaciones positivas en una dirección, con proyectos concretos, la situación empeora en otra. Aunque se están restaurando millones de hectáreas de tierra, esto no es suficiente para abordar la magnitud del problema. En la década 2010-2020, solo 11 de 58 (19 %) países y territorios africanos mostraron un aumento general de la cubierta forestal.

Cabe subrayar, por supuesto, que trabajar en la reforestación y restauración de áreas cultivables no solo ayuda a prevenir o mitigar los riesgos del cambio climático, sino que crea condiciones virtuosas para el aumento de empleos, para la seguridad y estabilidad de las comunidades y las propias naciones.

También ayuda a fomentar, estudiar y aplicar sistemas alimentarios resilientes y sostenibles que a largo plazo podrían disminuir la migración climática, el abandono de pueblos -y tierras infértiles- para ir donde aglomeraciones urbanas no siempre capaces de albergar a un número demasiado elevado de familias y poblaciones que huyen del hambre y la miseria.

Ver L’Africa perde ogni anno 4 milioni di ettari di foreste

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