Las grandes conmociones mundiales de los últimos años -como la pandemia del COVID-19, la guerra de Ucrania y la triple crisis planetaria, entre otras- han puesto a prueba nuestras instituciones internacionales. La unidad en torno a nuestros principios y objetivos comunes es crucial y urgente.
La Cumbre del Futuro es una reunión de líderes mundiales que darán forma al mañana: un encuentro crucial que reúne a líderes de todo el mundo para redefinir nuestro camino hacia un presente más brillante y un mañana más seguro.
Esta ocasión sin parangón ofrece la oportunidad de reconstruir la confianza y mostrar el poder de la colaboración internacional para afrontar los retos actuales y los que están surgiendo.
Basándose en marcos establecidos como la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Agenda 2030, el Acuerdo de París y la Agenda de Acción de Addis Abeba, la Cumbre del Futuro profundiza en las estrategias prácticas para alcanzar nuestras aspiraciones compartidas.
¿De dónde viene la Cumbre del Futuro?
La propuesta de una Cumbre del Futuro se originó en el informe Nuestra Agenda Común (Our Common Agenda report). El informe era una respuesta del Secretario General de las Naciones Unidas a un llamamiento de los Estados miembros para que aportara ideas sobre cómo responder mejor a los retos actuales y futuros.
Este informe pedía una renovación de la confianza y la solidaridad a todos los niveles: entre pueblos, países y generaciones. En él se abogaba por un replanteamiento fundamental de nuestros sistemas políticos, económicos y sociales, de modo que sean más justos y eficaces para todos. También recomendaba la correspondiente renovación del sistema multilateral, con la Cumbre del Futuro como momento decisivo para acordar las mejoras necesarias a los asuntos más críticos.
La Cumbre del Futuro (22-23 de septiembre de 2024) era una oportunidad única en nuestra generación para mejorar la cooperación en retos críticos y abordar las lagunas de la gobernanza mundial. Debía ser la oportunidad de reafirmar los compromisos existentes, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Carta de las Naciones Unidas, y de avanzar hacia un sistema multilateral revigorizado y mejor posicionado para influir positivamente en la vida de las personas.
Cumbre del Futuro: ¿Qué acaba de ocurrir?
Tras un forcejeo de última hora, el 22 de septiembre los países adoptaron el llamado Pacto para el Futuro (Pact for the Future), un amplio acuerdo para renovar el sistema multilateral, que abarca desde la paz y la seguridad hasta la inteligencia artificial y la gobernanza mundial. Pero, ¿qué acordaron realmente los Países?
Para Guterres, es un plan para salvar la confianza. «Estamos aquí para sacar al multilateralismo del abismo», dijo al inaugurar la cumbre. Pero es mucho pedir en un mundo en el que el doble rasero de Occidente respecto a Gaza, sus promesas incumplidas de financiación climática y su dominio del desequilibrado sistema financiero mundial -por nombrar algunos puntos conflictivos- están mermando la confianza en el sistema multilateral.
Aunque los Estados regateen en la redacción, en muchos sentidos las divisiones fundamentales son entre el Sur Global y el Norte Global, entre la reforma y el statu quo, entre el reconocimiento de las injusticias sistémicas y el mantenimiento del poder.
Entre los 56 puntos de acción del pacto se reconoce la necesidad de equilibrar los sistemas financieros mundiales, la gobernanza y la propia ONU.
La ONU lo califica como «el acuerdo más detallado jamás alcanzado» en este organismo mundial sobre la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional, y como «el compromiso más progresista y concreto» para la reforma del Consejo de Seguridad.
El Pacto se compromete, además, a «corregir la injusticia histórica contra África» por lo que se refiere a su presencia en el Consejo de Seguridad, y a examinar el ampliamente criticado uso del veto.
Pero cualquier pacto internacional será siempre un compromiso. Y los críticos y los grupos de la sociedad civil que intentaron contribuir a las múltiples revisiones del texto afirman que muchas cosas se quedaron en el tintero.
Algunas de las muchas ideas que se barajaron al margen de la Asamblea General de la ONU (AG-ONU) son: la representación a través de asambleas ciudadanas o parlamentarias; nuevas formas de recaudar fondos para bienes públicos que vayan más allá de la ayuda, como los impuestos de solidaridad o el concepto de inversión pública mundial; la ampliación del alcance del derecho internacional; y la creación de una agencia mundial del medio ambiente. Y aunque el pacto también está salpicado de compromisos en favor de la igualdad de género, la propia ONU nunca ha estado dirigida por una mujer. La campaña a favor de un proceso de selección «justo e inclusivo» del próximo Secretario General estuvo cobrando fuerza durante esta sesión de la AG-ONU. El Pacto anima pues a los países a proponer a mujeres como candidatas.
El humanitarismo y el pacto: lo de siempre
La ayuda humanitaria no era el tema central de la cumbre. De hecho, si los objetivos del Pacto en materia de desarrollo sostenible, paz y transformación de la gobernanza mundial fueran eficaces, se reduciría la necesidad de las ayudas de emergencia. Aun así, los compromisos relativos a la ayuda humanitaria parecen describir un sistema muy parecido al actual.
Uno de los 56 puntos de acción promete «garantizar que las personas afectadas por emergencias humanitarias reciban el apoyo que necesitan». Se compromete a «aumentar significativamente el apoyo financiero y de otro tipo», citando la «financiación innovadora y anticipatoria» y el «fortalecimiento de las asociaciones con las instituciones financieras internacionales»: es el tipo de lenguaje que suele encontrarse en los planes estratégicos existentes y en las antiguas Declaraciones del G7.
Un acto paralelo humanitario de alto nivel celebrado antes de la cumbre se ciñó a un guión similar. El panel, organizado por el máximo órgano de coordinación humanitaria del sistema de la ONU, se presentó como un debate sobre «cómo la acción humanitaria mundial... contribuye al futuro de la humanidad». Los ponentes, en su inmensa mayoría procedentes de grandes instituciones y agencias, hablaron de temas ya conocidos: el deterioro del acceso a la ayuda, el respeto del Derecho Internacional Humanitario, la importancia de los compromisos de localización adquiridos hace casi una década, la inclusión de las personas en crisis en la toma de decisiones, y la financiación.
«Siento mucho que todo vuelva a la financiación, pero es lo que ha pasado», dijo en la sala de conferencias Rania Dagash-Kamara, subdirectora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos.
Documento final de la Cumbre del Futuro
Los líderes mundiales adoptan un Pacto para el Futuro (Pact for the Future) que incluye un Pacto Digital Mundial y una Declaración sobre las Generaciones Futuras. El Pacto abarca una amplia gama de temas, como la paz y la seguridad, el desarrollo sostenible, el cambio climático, la cooperación digital, los derechos humanos, el género, la juventud y las generaciones futuras, y la transformación de la gobernanza mundial. Pero al final, ¿ha pasado lo que decía el griego Esopo La montaña que trabajó dio a luz un ratón o lo que oímos en la Biblia (Proverbios 10,19), Cuando hay una multitud de palabras no falta el pecado?
Véase, Fixing trust, pacts for the future, and who’s missing: A humanitarian lens on UNGA
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