Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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O te elevas o te vas

Internet 14.09.2023 Giulio Dellavite Traducido por: Jpic-jp.org

Tus palabras se convierten en tus actos, tus actos en tus hábitos, tus hábitos en tus valores, tus valores en tu destino, enseñaba Gandhi. Todos tenemos algo que aprender: no aceptamos correcciones, no toleramos observaciones, no escuchamos ni nos cuestionamos, no reconocemos nuestras culpas ni admitimos que nos equivocamos. Sobre todo, cuando somos nosotros quienes estamos en el error. Entonces decimos que el mundo va mal. Corregirse a sí mismo es la tarea más difícil de las personas, de las sociedades, de los Estados.

En esta dinámica nos encontramos víctimas, pero también verdugos. Somos jueces implacables de los demás, pero para nosotros existen todas las coartadas. ¡No demos por sentado que siempre estamos del lado de los buenos! ¿Cómo hacerlo? No es fácil.

Un detalle de la página sagrada nos da una pista: Jesús dice que la cualidad de Dios Padre es "estar en el cielo".

Partiendo de aquí, tomo un ejemplo que ha aparecido en las redes sociales de Internet: el cuervo y el águila. El cuervo negro es el único pájaro que se atreve a picotear a un águila, se agarra a su dorso con sus uñas rasposas, le muerde el cuello alardeando con sus detestables graznidos y sigue picoteando intentando debilitar al águila. El águila no responde, ni reacciona mal, ni se pelea con el cuervo, ni pierde tiempo ni energía, ni se roe el hígado.

Simplemente abre las alas y comienza a volar. Cuanto más se eleva en el cielo, más difícil le resulta respirar al cuervo, que, por falta de oxígeno, se debilita y termina por caerse.

¿Cuánto tiempo, cuánta energía, cuánta serenidad, cuánta vida perdemos con los ataques de cuervos negros? Son dudas, heridas, frustraciones, fragilidades, arrepentimientos, culpas, errores, pero también son personas que nos atrapan por la espalda, que nos siguen hiriendo con sus graznidos obstinados. Si aprendemos a llevarlos en alto se debilitarán.

Si Dios "nuestro padre" está en lo más alto de los cielos, entonces cada uno de nosotros, como "hijos e hijas", somos capaces del cielo y podemos apostar por nuestra capacidad de elevarnos. Así podremos desprendernos del lastre cacareante, agrio, aburrido, hiriente, desgastante, enervante, vinculante del cuervo. En el dialecto romano se dice justo así: "o t'elevi, o te levi", o te elevas o te vas.

Un libro del padre Antonio Spadaro se titula "Svolta di respiro" ("Vuelta de respiración") y hace notar cómo cada hombre "inhala" el mundo que le rodea y luego lo "exhala", reelaborándolo en visiones, imágenes, elecciones, comprensiones de la vida, pero también en tensiones, frustraciones, heridas.

Los dos movimientos, inhalar y exhalar, muestran cómo la vida es un entretejido de cosas que van y no van, de alegrías y espinas, de victorias y fracasos, de personas que te comprenden y aprecian y de otras dañinas que te juzgan y hieren. Pero hay una tercera dinámica, además de inhalar y exhalar, que es la de Dios, la del águila: la de "inspirarse", la de dejarse envolver por el cielo: inspirarse pide alzar el vuelo, pide un nivel muy alto en el que, sin embargo, alguien siente que le falta el aliento y se rinde: ¡mejor así!

Es precisamente la diferencia entre los que aceptan ser cuervos y los que quieren ser águilas.

El cuervo se levanta con la luna torcida: el águila inspirada se levanta con el sol en la cara.

El cuervo empieza señalando lo que falta: el águila inspirada indicando lo que hay.

El cuervo negro se detiene a describir la oscuridad: el águila comienza encendiendo la luz.

El cuervo negro atrapa una ostra y teme una hepatitis viral: el águila inspirada busca la perla y aunque no haya perla se goza del molusco.

El cuervo negro se olvida de reír: el águila inspirada se ríe para olvidar.

El cuervo negro se queja porque las rosas tienen espinas: el águila inspirada se alegra porque las espinas tienen rosas.  

El cuervo negro al llegar la noche dice, "ahora está oscureciendo": el águila inspirada dice, "ahora se empieza a ver las estrellas".

Es cierto: "Tus palabras se convierten en tus actos, tus actos se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino".

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Los comentarios de nuestros lectores (1)

Paul Attard 02.10.2023 Que buen cuento. Y con verdad. Siempre intento yo ser el águila! Pero a veces no alcanzo a la meta. “Yo conduzco bien, pero los demás no saben conducir!” “Mira ese tonto”. Tengo que ser mas humilde todavia. Ander nos puede enseñar! Hemos llegado ayer en el mar Cantábrico, que a veces no es fiable. Pero todo bien. Y he contado 5 coches Aston Martin, y un Ferrari. Sabina dice “estos coches son para egoístas. Solo cabe 2 personas”! Si, pero para 24 horas yo cambiaria el nuestro para uno estos! Cuando me levante a las 7 para ver el amenazar, y el mar, hay que creer en Dios, el que ha hecho las aguas, llenándolas con peces, las nubes, y el sol. Como pueda no creer?