Querido Santo Padre Francisco,

La paz de Dios y la armonía del universo le acompañen siempre.

Desde las tierras de Perú le escribimos, laicos(as) y religiosos(as) de varias regiones del país, urbanas y rurales. Durante este mes de marzo, acompañados por el p. Juan Goicochea y el p. Gian Paolo Pezzi de los Misioneros Combonianos, realizamos cuatro seminarios sobre “el acaparamiento de tierras” que está aconteciendo en muchas partes del mundo, perpetrado por varias entidades, pero sobretodo por compañías transnacionales y gobiernos extranjeros. Estos seminarios se ofrecieron en Chincha en las afuera de Lima, en San Ramón en la selva peruana, en Tambogrande en la zona de Piura y en Bambamarca en la provincia de Cajamarca que experimenta en este momento sangrientos conflictos por los asuntos de tierra causados por la extracción minera.

Profundamente preocupados por la amenaza que el acaparamiento de tierras representa y convencidos de la importancia del trabajo para prevenirlo y contrarrestarlo, le escribimos hoy Papa Francisco, como miembros del cuerpo universal de la Iglesia que todos formamos juntos y como hermanos en la fe que buscan caminar en los pasos de Jesús. 

En los cuatro seminarios, hemos participados en total un centenar de laicos, religiosas  y religiosos, algunos ya involucrados directamente en el trabajo con las comunidades afectadas por el acaparamiento de tierras en Perú. Entre los laicos habían miembros de varias iniciativas de la sociedad civil, animadores pastorales y de las comunidades locales de fe, religiosos en formación, sacerdotes y religiosas, líderes de pueblos indígenas, representantes de las organizaciones campesinas,  docentes de colegios y de universidades, alcaldes, entre otros. Al terminar estos días de formación, nos expresamos disponibles a transferir los conocimientos adquiridos en nuestras mismas comunidades de base, parroquias y organizaciones, comprometiéndonos, pues, a volvernos "multiplicadores".

En Chincha, lo más impactante fue darnos cuenta que este fenómeno del acaparamiento de tierras ya se está dando; y esto mientras los campesinos desconocen sus derechos. Las leyes son ambiguas y las autoridades indiferentes.

En san Ramón, departamento de Junín, nos tocó el corazón oír como un grito urgente y profundo de la tierra que nos decía: ¡rescátame para la vida futura y para las generaciones  venideras! La tierra es un don de Dios y es voluntad de Dios que siga siendo la casa de todos.

En Tambogrande, departamento de Piura, las empresas extranjeras aprovechan su alta capacidad financiera para convertirse en los principales usuarios de los recursos preexistentes en el distrito. Es  preocupante que en nuestro entorno existan  dueños de grandes concentraciones de bosques y desiertos que transforman grandes extensiones de terrenos agrícolas en extensos monocultivos destinados a la exportación. Esta situación rompe con el equilibrio ecológico y priva a la tierra de su principal función: proveer de alimentos a la comunidad piurana y en especial a la tambograndina. Por ahora, los campesinos siguen en sus tierras, pero sospechamos que en cualquier momento puedan ser desalojados. ¡Sin alimentos, sin tierra, sin ecología y sin agua NO HAY VIDA!

En Bambamarca -Cajamarca, Provincia de Hualgayoc– se dió el último de estos seminarios. En esta región se encuentra ubicado el Mega proyecto de Conga, de la empresa Yanacocha, el mismo que viene ocasionando conflictos sangrientos entre campesinos y compañías mineras y ocasiona tensiones en la misma Iglesia. El Mega proyecto Conga, atenta contra la vida y el medio ambiente de tres provincias, y pone en riesgo la existencia de  más de 20 lagunas, 700 manantiales, 203 Has de bofedales, 5 micro cuencas, 120 sistemas de agua potable, 60 canales de riego y toda la diversidad biológica de la región, dejando sin agua a más de 1 millón y medio de cajamarquinos. 

En el último día de estos seminarios, se nos dio a conocer los numerosos documentos de análisis que ya han sido realizado alrededor del fenómeno del acaparamiento de tierra, de los esfuerzos realizados para contrarrestarlo de parte de muchas organizaciones no gubernamentales (ONG), de las leyes a veces muy bien hechas y respetuosas de todas las partes y de todos los intereses involucrados, de las acciones de autodefensa del territorio y de los derechos de campesinos y pueblos indígenas: y sin embargo, el fenómeno continua y se expande como seguramente Ud. y muchos miembros de los Consejos pertinentes que le rodean bien conocen. Nos parece que esta situación es debida al hecho que no hay ni coordinación entre todos estos esfuerzos ni la voz con “autoridad moral” que tome la iniciativa de estudiar, promover, patrocinar una estrategia global que reúna todos los esfuerzos en un plan de acción. Sentimos que esta cuestión es urgente y nos hemos preguntado y nos atrevemos a pedirle a Ud., Papa Francisco, de tomar la iniciativa de diseñar esta estrategia y llamar a la colaboración a todas las entidades involucradas.

El acaparamiento de tierra no solo pone en peligro los esfuerzos que miran a disminuir la pobreza en el mundo, a asegurar un justo acceso al agua, a los alimentos y viviendas, a controlar el abuso de organismos genéticamente modificados (OGM), a reglamentar la destructiva industria extractiva y proteger los derechos humanos de los campesinos y de los Pueblos indígenas, solo para citar unos aspectos del problema; el acaparamiento de tierra está poniendo también a riesgo la convivencia en muchas regiones, las relaciones correctas entre países, y la Paz del mundo.

También el acaparamiento de tierras representa una amenaza para los hijos e hijas de nuestras comunidades y todas las generaciones que aun tienen que nacer. En realidad el acaparamiento de tierras está poco a poco ya llevando a un genocidio cultural de pueblos indígenas cuyas costumbres e incluso espiritualidad milenarias ya están siendo impactadas. Contrarrestar este acaparamiento o robo de tierras es un imperativo urgente para el siglo en que vivimos; si continua  con el ritmo y tamaño actuales ¡ya no habrá tierras libres, incontaminadas, fértiles y accesibles para aquellos hermanos y hermanas que aun tienen que nacer!

Santo Padre, en nuestras vidas diarias y en nuestras comunidades locales somos testigos cada día de la marginalización, injusticia social, abusos e incluso del olvido que padecen muchos de nuestros hermanos y hermanas a causa de las acciones destructivas y del tentativo de algunos de perpetuar una hegemonía de poder y uso de los recursos naturales que solo beneficia a unos pocos. Es en estas periferias existenciales y muy concretas, que nosotros continuamos nuestro camino de vida, de evangelización y de acompañamiento en la luz de testimonio que nos dejó Jesús, el Príncipe de la Paz. 

Le rogamos, Papa Francisco, Padre y hermano nuestro, que escuche nuestro testimonio y grito de socorro hacia la protección de nuestra Tierra y de todos sus hijos e hijas: le rogamos pues tomar en cuenta nuestra ambiciosa propuesta de tomar la iniciativa de estudiar, promover y patrocinar una estrategia global que reúna todos los esfuerzos en un plan de acción y llame a colaborar a todas las entidades involucradas.

Con la esperanza de contar con su apoyo y bendición, le agradecemos su atención  y pedimos al Espíritu Santo, lo siga iluminando con sabiduría y fortaleza para seguir ayudándonos a todos los cristianos a orientarnos más en Cristo. Estamos felices de tener un Papa como Ud.

Atentamente,

A nombre de los participantes y organizadores firman: Lucero Schmid, coordinadora del equipo de JPIC, Janet Calancha Ayala, equipo de JPIC, Asmeret Aregay Abreha, misionera comboniana, Juan Goicochea, mccj Coordinador de JPIC – Perú, Juan Pablo Pezzi, mccj JPIC (VIVAT International) - Estados Unidos

Lima 31 de marzo de 2014