Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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Abogando por ganancias inteligentes, sostenibles, éticas

Newark 09.09.2019 Jpic-jp.org Traducido por: Jpic-jp.org

No existe una abogacía consistente y exitosa, si no está fundamentada en una fuerte credibilidad. La credibilidad es la calidad o el poder de inspirar confianza; puede referirse a una persona, una corporación, una actividad o un informe.

La credibilidad otorga legitimidad para hablar o actuar en nombre de o para apoyar un plan, una idea, un proyecto o incluso una acción política, social o económica. Implica que el promotor de la abogacía sea una persona o una organización conocida y respetada por los responsables políticos y las partes interesadas o involucradas en el tema, tenga una información relevante y experiencia en el asunto. De esta manera, el promotor de la abogacía es percibido como objetivo y confiable, y no sesgado política o económicamente.

¿Es creíble el CEO de casi 200 empresas estadounidenses cuando afirma que "se están comprometiendo a alejarse de la idea de que el objetivo principal de una empresa es maximizar la ganancia de los accionistas, marcando una ruptura con una convicción de larga data", que el grupo estuvo promoviendo, es decir "que el objetivo principal de las empresas es recompensar a los accionistas?"

Ahora se comprometen a "poner en primer plano a los clientes, a invertir en los empleados en maneras que van más allá de la sola compensación financiera incluyendo capacitación y formación para garantizar que sus habilidades se mantengan actualizadas, y a abrazar la diversidad y la inclusión, la dignidad y el respeto" y de hacerlo “de manera justa y ética en toda su cadena de suministro, apoyando a las comunidades en las que operan".

¿Son estas palabras de una abogacía creíble para una responsabilidad social y un compromiso con los derechos humanos de una corporación? El futuro tiene la última palabra, pero, ¿gozan estas afirmaciones de suficiente transparencia y legitimidad?

La credibilidad requiere integridad en el comportamiento personal o corporativo, y experiencia profesional.

La integridad personal se muestra en una forma de vida coherente con los valores de la abogacía promovida y en la transparencia de todos los intereses que están involucrados en esa acción específica de abogacía. Si se demuestra que los más altos responsables de UNRWA son culpables de "conducta sexual inapropiada, nepotismo, represalias, discriminación y otros abusos de autoridad, para beneficio personal, para suprimir la disidencia legítima y para lograr sus objetivos personales", ¿no sufrirá todo el sistema de apoyo y defensa de los refugiados palestinos un contra golpe desastroso? (Ver, UNRWA Faces Donor Backlash Amidst Charges of Sexual Misconduct & Nepotism).

Se debe partir del hecho que ninguna acción de abogacía está lejos o libre de algún interés, sea eso financiero o material, ideológico o religioso, humanístico o psicológico. La ola de críticas que sumergen a las ONG proviene específicamente de esta última falta de transparencia. Todas las ONG tienen su propio propósito, sus fuentes de dinero, sus contratos y contactos que involucran muchos intereses. La incapacidad de ponerlos abierta y claramente sobre la mesa disminuye su credibilidad.

Ninguna corporación es creíble cuando profesa solo objetivos humanitarios, pero lo puede ser cuando cuestiona "el papel que juegan las empresas en la economía global" y pide "terminar con políticas divisivas que no abordan una variedad de problemas desde la desigualdad de ingresos a temas raciales y de género, a salarios estancados, a falta de igualdad de oportunidades, a la inmigración y atención médica". Establecer explícitamente el propósito de "generar ganancia a largo plazo para los accionistas, quienes proporcionan el capital que las empresas necesitan para invertir y crecer", porque "cada uno de los inversores ​​es esencial", abre al contrario el camino a la credibilidad.

Y las empresas son fidedignas si profesan buscar y seguir obteniendo ganancias usando formas más éticas e inteligentes, prefiriendo "emplear el capital para crecer y no para recomprar acciones", porque "invertir para el futuro debería ser lo primero". Ganancia, sí, pero inteligente y sostenible. Como dice el presidente ejecutivo de JP Morgan, Jamie Dimon, "es fácil aumentar las ganancias en un trimestre haciendo cosas estúpidas que ayudan a corto plazo pero que son malas a largo plazo". Invertir para el futuro "puede crear un clima dentro de una empresa, ya que los empleados leales y bien intencionados hacen lo que pueden para ayudar a una empresa a alcanzar su objetivo de ganancias". Credibilidad, legitimidad y transparencia abogan entonces por ganancias inteligentes, sostenibles y éticas.

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