El Día Universal del Niño se estableció en 1954 y se celebra cada año el 20 de noviembre para promover el respeto y los derechos de los niños. El 16 de junio de 1991, la Organización para la Unidad Africana instauró el Día Universal del Niño Africano, que se celebra en esta fecha cada año en recuerdo del 16 de junio de 1976, cuando miles de estudiantes sudafricanos manifestaron en Soweto para exigir una educación de calidad y cientos de niños murieron y resultaron heridos por el régimen de apartheid vigente.
En todo el continente africano hay conflictos que causan estragos. Como en todas las guerras, los más afectados son las mujeres y los niños. La situación de los niños en la República Democrática del Congo (RDC) es preocupante desde hace mucho tiempo. En 2017, la RDC ocupaba el puesto 176 de 188 países en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y este subdesarrollo generalizado en la RDC afecta en modo especial a los niños que a menudo son huérfanos, desplazados o trabajan en las minas.
Una situación cada vez más grave
En diciembre de 2017, en la RDC había 4,49 millones de personas desplazadas por la guerra, entre ellas 2,7 millones de niños. En ese momento, se estimaba que había 13,1 millones de personas que necesitaban asistencia humanitaria, incluidos 7,9 millones de niños.
Los derechos humanos de los niños congoleños se violan con mucha frecuencia, a pesar de las medidas existentes. La Constitución congoleña prohíbe los matrimonios forzados, garantiza el derecho a la educación sin discriminación, el derecho a la salud, etc. Aunque estos derechos estén protegidos legalmente, la situación actual en la RDC hace que se violen con frecuencia. El Consejo de seguridad de la ONU ha documentado al menos "11.542 violaciones graves cometidas contra niños por más de 40 partes en conflicto, lo que supone un aumento del 60% en comparación con el periodo anterior (2010-2013)".
La ONU no especificó el tipo de violaciones cometidas, pero estas se dan por varias razones. El factor más importante es la precariedad, seguido por el estado de guerra generalizado y la presencia de grupos armados extranjeros, como las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) en Kivu Norte, lo que significa que los conflictos armados siguen cobrándose víctimas.
La situación de la educación no es mucho mejor: el 28,9% de los niños de 5 a 17 años no están escolarizados. De ellos, el 52,7% son niñas. Las niñas y las mujeres son las más afectadas por las guerras y los conflictos interétnicos. Según Amnistía Internacional, la violación de niñas de 10 años o menos es habitual en la RDC, lo que contribuye a la propagación de enfermedades de transmisión sexual. Según UNICEF, en 2012 había aproximadamente 88.000 niños que vivían con el VIH/sida.
La guerra civil congoleña terminó en 2003. Sin embargo, algunas zonas de la RDC, como la provincia de Katanga o el Kasai, siguen con conflictos. Según UNICEF, en 2018, entre 5.000 y 10.000 niños servían en las milicias del Kasai. En las provincias de Tanganica y Kivu del Sur, habría unos 3.000 niños reclutados por las milicias.
Sin embargo, el Consejo de seguridad de la ONU ha informado de una disminución en el número de niños soldados: un total de 7.736 niños (7.125 niños y 611 niñas) han abandonado los grupos armados, y se estima que el número de niños reclutados por grupos armados a nivel nacional ha disminuido de 2.085 en 2014 a 1.049 en 2017.
Es en las minas donde los niños congoleños se ven obligados a trabajar con más frecuencia. En todas partes, el trabajo en las minas sigue siendo muy duro y peligroso incluso hoy en día. Pero en la RDC, este trabajo es terriblemente peligroso, porque las condiciones son malas, el trabajo dura muchas horas y los niños son empleados para extraer wolframio, estaño y tantalio, todos ellos esenciales en la fabricación de teléfonos móviles, sputniks y consolas de música y todos son muy contaminantes. Amnistía Internacional ha revelado que marcas como Renault, Microsoft, Lenovo y BMW se abastecen de cobalto en la RDC, contribuyendo a perpetuar el trabajo infantil.
¿Hay esperanza en el horizonte?
En 2017, el gobierno congoleño adoptó un plan de acción, con el objetivo de erradicar el trabajo infantil para 2025. Sin embargo, el gobierno congoleño ya había presentado un plan de acción similar en 2011 que nunca llegó a aplicarse.
La explotación del trabajo infantil no es un fenómeno exclusivo de la RDC, sino que está extendido por toda el África subsahariana. En todo el mundo son alrededor 158 millones los niños de entre 5 y 14 años que se ven obligados a trabajar contra su voluntad; de ellos, casi 69 millones se encuentran en el África subsahariana.
En los últimos años, es verdad, se han logrado avances significativos. La mortalidad infantil al nacer ha descendido de 184 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 1990 a 94 en 2016, un descenso del 49%. Sin embargo, la tasa de mortalidad de menores de cinco años está aumentando, de 280.000 muertes en 1990 a 304.000 en 2016. Cuando un niño muere, el 98% lo hace antes de los cinco años. Hay varias razones que explican una tasa de mortalidad infantil tan elevada, a pesar de los progresos realizados: la desnutrición, la falta de acceso a agua de calidad, las enfermedades infecciosas que podrían prevenirse con una vacuna y los numerosos conflictos que obligan a los niños a trabajar en las minas para extraer los minerales necesarios para el funcionamiento de las consolas, los sputniks y los "smartphones": todos instrumentos cubiertos de la sangre de los que mueren en estas minas.
No es nada fácil ser niño en la RDC.
Ver: Les enfants en RDC sont en état de détresse perpétuelle
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