Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación

Los pobres entre los Mayas, se vuelven Parábola

Newark 25.11.2014 Juan Pablo Pezzi, Mccj Estoy visitando Tikal, el centro de la cultura y del imperio maya y una pregunta sale sin reflexionar, ¿Por qué desaparecieron los mayas? Me doy cuenta en seguida que son palabras banales hijas de la pereza intelectual.

La pregunta debe haberla escuchado un montón de veces porque nuestro joven guía de turistas no reacciona en seguida. Yo mismo sé que es solo una afirmación repetida, arrastrada por prejuicios y que solo quiere ser una provocación. Sé muy bien que los mayas no desaparecieron. He venido a Guatemala para unos seminarios, uno de ellos justamente con los maya Q’eqchi’. Ya he encontrado también maya Quiché y maya Mopan. Son 22 los distintos grupos mayas con lo cual se constituyen en el grupo humano mayoritario de la población guatemalteca frente a los llamados "castellanos" -por su habla española- y a los Garífunas, grupo negro de origen algo misterioso.    

“Los mayas no han desaparecido, lo que ha desaparecido es la cultura maya”, me sugiere el amigo que me acompaña en la excursión.  Mi formación de antropología se rebela: una cultura tampoco desaparece, se transforma. La experiencia de los seminarios y las visitas a las comunidades Q’eqchi’ me lo están demostrando. “Sí –aclara el guía saliendo por fin del silencio-,  mayas y cultura maya siguen, lo que ha desaparecido es la ciudad de Tikal y su poder económico y religioso”.

Consciente de ser un maya en el rol de guía turístico frente a dos extranjeros nos lleva por un recorte de camino al Templo n. 3. “Su número engaña. Los templos y las pirámides son numerados según el orden de su ‘descubrimiento’ en su sentido etimológico. Históricamente el Templo n. 3 es el ultimo construido por los mayas. Cerca de él hay un altar que según los estudiosos ofrece la clave de la supuesta desaparición de los mayas. Miren…”, y con gestos claros nos guía en la lectura del bajorrelieve que adorna el altar n.6.

La imagen para él habla claro, no tanto para mí a ser sincero. Nos asegura que según los últimos estudios la desaparición de la ciudad imperial y sacerdotal Tikal no tuvo nada de misterioso. “El primer núcleo de sacerdotes y jefes mayas llegaron aquí, como siempre hacen todos los pueblos, en busca del lugar idóneo para su vida pero también ideal para sus estudios de astronomía. El lugar les pareció el non plus ultra: selva, montes, vegetación densa, clima amable…”. Mi pensamiento corre a un sacerdote amigo: 'Cuando vuelvo cansado de las visitas a las comunidades Q’eqchi’ me paro a un recodo del camino: me encanta contemplar estos montes en forma de pirámide, inspirar la energía que brota de esta vegetación verde esmeralda, dejar la imaginación correr por estos valles tranquilos, seguir el curso de los ríos y perderme con el pensamiento en el agua del Océano Atlántico'. Y me siento revitalizado'.

“Se instalaron -sigue contando el guía- y talaron arboles para construir el primer templo a los dioses. Todas las pirámides y templos y altares están hechos por materiales sacados del mismo suelo. Al mismo tiempo cortaban arboles y lograban espacio para el cultivo de su producto básico y cultual, el maíz.  Tuvieron éxito, y la ciudad fue creciendo, se les agregaron familias sacerdotales, campesinos que aceptaros ser sus servidores, nobles; en agradecimiento a los dioses construyeron otros templos y para asegurar comida a la gente, siempre más numerosa, talaron arboles y arboles hasta que la ciudad alcanzó su cumbre. En el periodo denominado clásico, Tikal tenía 150.000 habitantes. Los templos, las pirámides, los altares se contaban por decenas, por centenares. Miren…” y nos demuestra como el sin números de montes que pueblan la selva son en realidad pirámides y templos que todavía no han sido “descubiertos”, es decir que todavía no se ha limpiado de la vegetación que mil años de abandono han permitido que los cubriera. Un pedazo de muro se asoma por ahí entre los arbustos y el pasto.  

Hacia el Siglo IX de la era cristiana, en su cumbre de esplendor y poder, Tikal experimentó el declive: por kilometro y kilometro la selva iba desapareciendo, las lluvias disminuían mientras la población no dejaba de crecer. Los sacerdotes cortaban arboles para construir templos e invocar la lluvia de sus dioses, y los campesinos los cortaban para cultivar maíz: este ciclo letal condujo a una sequia prolongada, al parecer de unos 30 años. Nobles y ricos abandonaron muy pronto la ciudad buscando lugares menos inhóspitos acompañados por sus siervos. Los sacerdotes agotaron sus últimos esfuerzos para obtener la lluvia  construyendo el último templo.  No llovió, y ellos también abandonaron el lugar. Los campesinos desesperados se rebelaron; el guía vuelve a la imagen en bajorrelieve: “Aquí se ve como unos de ellos le están cortando la cabeza al dios de la lluvia”.  Y ellos también por grupos se fueron: la selva volvió a retomar posesión de cuanto el hombre le había quitado; pasaron los siglos y el recuerdo de los lustros del imperio mayas del Tikal fue absorbido por el olvido y la selva. A no ser por las imágenes satelitales quien sabe cuando éste lugar sagrado hubiese vuelto a la historia de la humanidad.

Con sus últimas riquezas, sus utensilios, sus familias y sus siervos los sacerdotes se llevaron también sus conocimientos. Fuera de Tikal absorbidos por el trajín de reconstruir sus vidas, los sacerdotes dejaron sus cómputos astrológicos, y sus calendarios se quedaron truncados al año 2012 o según otros descubrimiento al 2032. El Peten, el actual departamento donde se encuentra ubicado el Tikal quedó casi deshabitado, de no ser que por los pocos maya Mopan que se quedaron.

Hace unos 30 años el gobierno de turno impulsó la gente a ocuparlo de nuevo y aquí volvieron los mayas Q’eqchi’. "Eran los antiguos siervos de la gleba, los pobres de entonces: se fueron como esclavos y, como en una alegórica venganza, han vuelto como dueños, por grupos enteros de familias, para ocupar las tierras que fueron de sus señores los sacerdotes y nobles mayas. La naturaleza, la madre tierra desafiada y destruida, también tomó su venganza: “expulsó” una cultura suicida y se reconstituyó.

El ciclo repetitivo por años, no refleja acaso el ciclo que experimentan los pueblos y las civilizaciones?  El rico se va con las manos vacías mientras los pobres se vuelven los herederos, el que destruye ve la vida volverse en contra hasta que aprende convivir con la naturaleza y a practicar la justicia. 

Deje un comentario