La exhortación apostólica postsinodal, Querida Amazonía, no aceptó ni respaldó la propuesta del sínodo amazónico de 2019 de que los viri probati -hombres casados ​​y capaces- sean ordenados sacerdotes para esa región. Así, hasta que el "camino sinodal" de la Iglesia alemana proponga otra solución de este estilo (lo que parece haber sucedido), se ha creado un período de pausa durante el cual hay lugar en la Iglesia para una serena reflexión sobre el sacerdocio y el celibato en el mundo. Esperemos que los fieles cristianos, en el curso de estas conversaciones, lleguen a reflexionar sobre varios puntos útiles.

El primero se refiere al celibato y al Reino

Los cristianos vivimos o deberíamos vivir en una especie de "huso horario" específico porque el Reino de Dios ya está entre nosotros, por la misma declaración del Señor como afirman los Evangelios. Diversas vocaciones en la Iglesia dan testimonio radical de esta verdad y la recuerdan a todos, por ejemplo, lo hacen las vocaciones que viven los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia de manera consagrada. Así debería ser para el celibato sacerdotal.

Se dijo abiertamente durante el sínodo de la Amazonía, y con frecuencia se rumorea en otros contextos, que el celibato no tiene sentido para mucha gente, lo cual es bastante cierto si estas personas viven en sociedades paganas en donde no han escuchado el evangelio o en sociedades pos cristianas que han abandonado el evangelio y no han sido re-evangelizadas. El celibato, don total de sí mismo a Dios, sólo tiene sentido en el contexto del Reino. Entonces, si el celibato no tiene sentido en la Amazonía, en Düsseldorf o en Hamburgo, probablemente tenga algo que ver con la falta del anuncio evangélico acerca de la venida del Reino de Dios en estos tres lugares. Lo cual quiere decir que, los fracasos del Catholic Lite y Catholic Zero no se resolverán con un Catholic Lite aún más ligero o un Catholic Zero bajo cero.

El segundo punto a considerar sobre el celibato es una reforma más amplia del sacerdocio.

Las brutales críticas al Papa Emérito Benedicto y al Cardenal Robert Sarah por su libro From the Depth of Our Hearts eclipsaron uno de los puntos cruciales que estos dos prominentes clérigos estaban tratando de examinar, es decir, que el sacerdocio está en crisis en todo el mundo porque con demasiada frecuencia se reduce a un conjunto de funciones, en lugar de ser entendido y vivido como una única configuración vocacional a Jesucristo, el eterno Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza. .

Hubo indicios de esta funcionalidad, es decir, un pensamiento en el sínodo amazónico, donde algunos obispos parecían imaginar a los viri probati ordenados como una especie de variante católica del chamán local: un señor que hace cosas mágicas en el mundo de los espíritus.

La demolición del sacerdocio, la reducción del ministerio sacerdotal a lo que algunos llamaron "artesanía sacerdotal" en la década de 1970, es un problema en toda la Iglesia universal, es un problema en los seminarios que son campos de entrenamiento para un sistema de castas clericales, es un problema donde se piensa que el sacerdocio es un eslabón en la escala social en los países más pobres, y puede ser un problema en ambientes pastorales donde el sacerdote está tan abrumado por las muchas cosas que tiene que hacer que se siente tentado a olvidarse de lo que es: un ícono del sacerdocio de Jesucristo.

Entonces, cualquier discusión seria sobre la reforma del sacerdocio debe comenzar con una inmersión profunda en la teología del Orden en la Iglesia, en lugar de debates sobre cómo "hacer que las cosas funcionen mejor". Estos debates son importantes, pero son secundarios a la auténtica reforma católica del ministerio sacerdotal.

Luego está el tema del celibato en referencia al abuso sexual del clero.

Se ha dicho muchas veces, pero obviamente hay que repetirlo: Un clérigo casado no es la respuesta ganadora al abuso sexual del clero porque el matrimonio no es un programa de prevención del crimen. Esta es una verdad sociológica obvia, ya que la mayoría de los abusos sexuales ocurren dentro de entornos familiares y las denominaciones con un clero casado tienen sus propios problemas serios de abuso sexual y mala conducta del clero. En un contexto católico, también debería ser una verdad teológica obvia, dada la visión católica de la sacramentalidad del matrimonio. Por lo tanto, ayudaría a facilitar una conversación real sobre la reforma del sacerdocio en la Iglesia Católica si la idea absurda de que abandonar el celibato resolvería la crisis de los abusos sexuales por parte del clero se eliminara definitivamente de la agenda.

La reforma del sacerdocio, que incluye una profundización del compromiso de la Iglesia con el valor del celibato como testimonio radical del Reino, comienza, como toda auténtica reforma católica, con una conversión más profunda a Jesucristo y al Evangelio.

En definitiva, mantener el celibato como valor no significa mantener también el poder sagrado del sacerdocio, que muchas veces se ve ligado a la santidad del celibato.

George Weigel es miembro del Ethics and Public

Policy Center de Washington, DC, donde ocupa la Cátedra William E. Simon de Estudios Católicos.

Ver, Beyond Amazonia