Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación

Una religiosa se enfrenta a grandes multinacionales

Catholique Carême 26.03.2019 Raphael Zbinden Traducido por: Jpic-jp.org

La hermana Nathalie Kangaji nunca ha podido aceptar la injusticia. Desde hace diez años lucha como coordinadora del Centro de asistencia jurídica y judicial (CAJJ) a Kolwezi, en el sur de la República Democrática del Congo (RDC), por los derechos de los pobres, contra las multinacionales, entre ellas la suiza Glencore, muy activa en esta región rica en minerales preciosos.

Es difícil imaginar que la hermana Nathalie, una mujercita discreta y bastante tímida, esté haciendo frente a las grandes compañías mineras. Sin embargo, se siente que ella es una de esas personas cuya fe puede mover montañas. Y las pequeñas victorias que registra le dan la fuerza para continuar su lucha.

Nacida en una modesta familia de Likasi, a 200 km al sureste de Kolwezi, Nathalie entró en la Congregación de Nuestra Señora de San Agustín en 1990, a la edad de 19 años. "Siempre me ha indignado la miseria que veía a mi alrededor - dice -. La fe me ha dado la fuerza para comprometerme en mejorar la suerte de mis hermanos y hermanas".

La hermana Nathalie comienza su trabajo a favor de los prisioneros en la Comisión de Justicia y Paz local. "Pero no constataba ningún efecto concreto. Quería llegar a la raíz de los problemas, especialmente porque la gente pobre está demasiado desinformada para poder defender sus derechos adecuadamente". Por eso en 2008, funda el Centro de asistencia jurídica y judicial (CAJJ), con un grupo de amigos y gracias a la ayuda de Action de Carême (AdC) - Acción de Cuaresma - y Pain  (PPP) - Pan para el prójimo -.

Desde su creación, el centro se ha ido desarrollado y nunca le ha faltado  trabajo. Además de los casos legales corrientes, los 10 o más empleados se ocupan de las quejas de las comunidades afectadas por el auge de las actividades mineras en torno a Kolwezi. La ciudad es de hecho el epicentro de una intensa actividad de extracción de cobre y cobalto, este último esencial para la industria digital moderna. Las tierras alrededor de Kolwezi contendrían casi el 60% de las reservas mundiales de este metal. Una riqueza inestimable que en nada beneficia a los habitantes.

Los dos sitios más rentables en el área son operados por Kamoto Copper Company (KCC), una subsidiaria de la multinacional suiza Glencore, con sede en el cantón de Zug. Estas empresas han realizado algunas obras a favor de la población en los últimos años. Pero según la hermana Nathalie, las daños causados por las actividades extractivas son mucho mayores que los beneficios. Sobre todo por lo que va de la contaminación del agua, el aire y el suelo, así como a las reubicaciones de la gente.

Los miles de camiones que diariamente transportan los minerales a los puertos en la costa este de África causan problemas significativos. Las nubes de polvo levantadas contaminan enormemente el aire y los pobres dispensarios de la región no logran hacer frente a las muchas enfermedades respiratorias que de esto resultan. Los flujos de lodo y productos químicos de las minas también han contaminado los arroyos y los cultivos adyacentes a los sitios. Muchos habitantes han sido, por ende, despojados de sus recursos económicos y alimentarios.

El CAJJ ha ayudado, en modo especial, a los aldeanos de Moloka, un pueblo que colinda con una de las minas de KCC. Desde julio de 2013 hasta septiembre de 2014, se propagaron derrames tóxicos en los campos de 26 familias campesinas. KCC y Glencore al comienzo se negaron a reconocer sus responsabilidades. Gracias a la presión ejercida por el CAJJ, y también en Suiza por AdC y PPP, la multinacional accedió a pagar a las familias una indemnización de decenas de de miles de dólares.

"La justicia local a menudo no es muy efectiva, reconoce la hermana Nathalie. Hay demasiada corrupción en medio de las autoridades. Y no se atreven a oponerse a las multinacionales. Lo que hace que las cosas se muevan son las presiones en Occidente sobre las empresas. Estas valoran mucho su imagen ante el público, y cuando esta está amenazada, actúan".

El sistema legal congoleño debería defender la justicia. Pero, según la hermana Nathalie, falta la voluntad política. Y el cambio en el poder, con la elección de Felix Tshisekedi en enero de 2019, no da mucha esperanza. "El nuevo presidente tendrá poco espacio de maniobra; por empezar, los resultados de las elecciones son dudosos, como han dicho los observadores de la Iglesia Católica. Además él no tiene una mayoría en el Parlamento y aún no ha podido formar su gobierno. Cualquiera que sea el caso, no tendrá las manos libres para llevar a cabo las reformas que serían necesarias".

Ante la incompetencia de las autoridades públicas, la Iglesia católica es un actor social importante en gran parte de la República Democrática del Congo, afirma la hermana Nathalie.

Además de la gestión de escuelas, hospitales y servicios sociales, la Iglesia está comprometida en mejorar el estado de derecho y la democracia: "La Iglesia Católica tiene un gran papel profético en la sociedad: denunciar el mal y anunciar la verdad". La hermana menciona también la importancia de la ayuda internacional para el desarrollo de su país. En particular para asegurar que la población se beneficie más de su inmensa riqueza natural. Con este fin, destaca la importancia de la campaña para multinacionales responsables, patrocinadas especialmente por AdC y PPP: esta sería la única forma de exigir a las empresas con sede en Suiza, como Glencore, que respeten de lleno los derechos humanos y las normas ambientales también en el extranjero.

Deje un comentario