El continente vive una paradoja económica: a pesar de necesitar recursos para el desarrollo, es acreedor neto de unos 400.000 millones de dólares frente al resto del mundo. El Banco Africano de Desarrollo revela cómo las multinacionales, la corrupción y los flujos ilícitos drenan cientos de miles de millones al año del continente, mientras que la ayuda internacional asciende a 190.700 millones. Entre multinacionales y corrupción, África pierde 587.000 millones de dólares al año
África vive una evidente paradoja económica: es el continente con mayor necesidad de recursos para su desarrollo y, al mismo tiempo, pierde anualmente más de 587.000 millones de dólares debido a la fuga de capitales. Esta denuncia surge del informe African Economic Outlook 2025 del Banco Africano de Desarrollo (AfDB), presentado estos días en Abiyán, Costa de Marfil.
El profesor Kevin Chika Urama, economista jefe y vicepresidente del Banco Africano de Desarrollo, presentó datos alarmantes basados en encuestas de 2022. La fuga de capitales se articula a través de diferentes canales, cada uno de los cuales representa una hemorragia para la economía continental.
Las multinacionales transfieren capitales de forma irregular
Las transferencias irregulares de beneficios por parte de las multinacionales constituyen la partida más significativa, con nada menos que 275.000 millones de dólares exportados ilegalmente cada año.
Le siguen los ingresos procedentes de la corrupción, que absorben 148.000 millones de dólares, mientras que los flujos financieros ilícitos —a menudo mediante la manipulación de los precios en las transacciones internacionales— le cuestan al continente 90.000 millones de dólares.
Otros 79.000 millones se pierden debido a la percepción inadecuada del riesgo por parte de los inversores internacionales.
El contraste con las entradas
Frente a estas pérdidas masivas, África solo recibe del extranjero 190.700 millones de dólares a través de inversiones extranjeras directas, deuda, remesas de la diáspora y ayuda oficial al desarrollo. El balance neto es implacable: el continente es un acreedor neto de unos 400.000 millones de dólares al año frente al resto del mundo.
El descenso de las fuentes externas
Como señala Urama, «en 2023, las fuentes externas de financiación, como la inversión extranjera directa, las remesas de la diáspora y la ayuda pública al desarrollo, han disminuido, con la excepción de las inversiones de cartera (compra de instrumentos financieros como acciones, bonos u otros valores negociados en bolsa, ndr)». Esta tendencia agrava aún más la situación de un continente que, por el contrario, debería atraer recursos masivos para financiar infraestructuras y desarrollo económico.
El papel de las multinacionales: un problema subestimado
A pesar de la evidencia de los datos, el papel de las multinacionales en la sustracción de recursos fiscales sigue recibiendo poca atención en los análisis oficiales. Organizaciones no gubernamentales como Tax Justice Network llevan décadas denunciando este fenómeno, señalando cómo el sistema financiero global facilita la reducción de las bases imponibles a través de su opacidad.
Las multinacionales que operan en África provocan la pérdida de cientos de miles de millones de dólares de ingresos imponibles, un fenómeno que va mucho más allá de la supuesta «escasa capacidad de las administraciones fiscales», a menudo citada en los informes oficiales como la principal causa de los modestos presupuestos públicos africanos.
Soluciones ineficaces
Los países africanos han intentado adoptar las soluciones propuestas por la OCDE, incluidos los requisitos de transparencia contable para las multinacionales y la introducción de un impuesto mínimo global.
Sin embargo, estas medidas han resultado ineficaces, incluso para los países del G20 que habían promovido su aplicación.
El profesor Urama propone, en cambio, un enfoque más incisivo, que incluye el refuerzo de las normas de transparencia en el sistema financiero a nivel nacional e internacional.
Perspectivas para 2025
Según los datos más recientes del Banco Africano de Desarrollo, se prevé que la economía africana crezca del 3,3 % en 2024 al 3,9 % en 2025, alcanzando el 4 % en 2026.
Sin embargo, este crecimiento sigue siendo insuficiente en relación con el potencial del continente.
El informe African Economic Outlook 2025 estima que, con «políticas adecuadas, África podría movilizar 1,43 billones de dólares adicionales en recursos nacionales mediante ganancias de eficiencia en los ingresos fiscales y no fiscales».
Las estimaciones más recientes sobre los flujos financieros ilícitos, publicadas por la Fundación Carnegie para la Paz Internacional en noviembre de 2024, confirman pérdidas anuales de 88.600 millones de dólares, lo que equivale al 3,7 % del PIB continental.
La necesidad imperiosa de un cambio
La situación descrita no solo representa una pérdida económica, sino una verdadera amenaza para la soberanía económica africana. Estos recursos podrían financiar el desarrollo de infraestructuras y bienestar social, reducir la dependencia de las importaciones, limitar la inflación ligada a factores externos, disminuir los costes de la deuda y reforzar la resiliencia ante el cambio climático.
La paradoja de un continente rico que sigue siendo pobre no es una fatalidad geográfica o cultural, sino el resultado de mecanismos financieros internacionales que deben reformarse urgentemente. Solo mediante una mayor transparencia, una regulación más eficaz de las multinacionales y una revisión de los parámetros de evaluación del riesgo, África podrá finalmente retener y utilizar sus riquezas para el desarrollo de sus pueblos.
Véase: Multinazionali e corruzione: come l’Africa perde 587 miliardi di dollari all’anno Foto. © The mail & guardian
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