Estamos en Pikine, en las afueras de Dakar, Senegal. El que cuenta la historia es el padre Armel Duteil, un misionero spiritano de 80 años. Francés de origen, ha pasado gran parte de su vida en África: República Democrática del Congo, Costa de Marfil y finalmente Senegal. Muchos misioneros no creen que la solución a la pobreza de África sea la emigración. Las soluciones pueden encontrarse allí. Con la imaginación, la buena voluntad y la colaboración de todos, no siempre es necesario huir en busca de una vida pacífica, feliz y digna.
Cuando llegué a Pikine, había tres problemas. Para la mayoría de la gente, la Caritas era una organización para distribuir dinero, alimentos, ropa o medicinas. El propósito de Caritas, para ellos, era ayudar a los cristianos. La parroquia, los miembros de Caritas, y los cristianos en general, estaban centrados en sí mismos y poco involucrados en los barrios y la sociedad civil.
Nuestro primer paso fue hacer comprender a la gente que Caritas no era la ayuda de la Iglesia para los cristianos, sino la ayuda de los cristianos para todas las personas y familias necesitadas, tanto cristianas como musulmanas. La segunda, fue dejar de contar con donaciones del exterior, que generan dependencia, mendicidad y llevan a la gente a buscar soluciones a problemas fuera del país. Confiar primero en nuestras propias fortalezas y buscar actuar por nuestra cuenta con nuestros pequeños medios y proyectos, fue el tercer paso.
Por tanto, era necesario revisar la composición de Caritas y pasar de un pequeño equipo de personas generosas que se encuentran entre sí, sin impacto en la vida de la parroquia y la vida cristiana, a las CEB, las comunidades cristianas de base. Cada CEB eligió entonces a un delegado su representante en la Caritas parroquial, y esto lo hicieron también los distintos grupos y movimientos parroquiales (scouts, coros, servidores y lectores de misa, mujeres católicas, grupos de jóvenes, etc.).
En la reunión de la Caritas parroquial, los delegados traen los problemas de la base y los casos concretos que deben ser considerados. Por otra parte, ellos llevan a sus grupos, la reflexión y las propuestas de acción de Caritas, para ponerlas en práctica.
La parroquia recibe una cantidad de solicitudes para ayuda de todo tipo: comida, ropa, medicinas, vivienda, trabajo, etc. Se las transmiten ahora a las CEB donde se sabe si las personas tienen necesidades reales o no y donde saben qué hacer para ofrecer una ayuda eficaz. Si alguna vez las necesidades son demasiado grandes, por ejemplo, para una operación que es costosa, la parroquia colabora o las remite a la Caritas diocesana. De todos modos, la CEB debe primero hacer algo: es así que los cristianos aprenden a apoyarse y ayudarse unos a otros en su vecindario.
A este fin, cada CEB ha puesto en marcha un pequeño proyecto comunitario, aunque sea sencillo, como cultivar una huerta, criar gallinas, cabras o patos, todo lo que es posible en un patio o en una terraza dentro de la ciudad. Si son proyectos de producción - ganadería, jardinería, manualidades, etc. - la parroquia los apoya. Solo lo hace para pequeños negocios si es para ayudar a grupos de mujeres pobres o de viudas. La parroquia también trata de encontrar trabajo para los necesitados o de proporcionarles los medios para que con su trabajo logren ganarse la vida.
Junto con el apoyo material, Caritas proporciona apoyo moral. Es así que ha ayudado a las viudas, por ejemplo, a reunirse para conocerse, aconsejarse y apoyarse. Caritas las ayudó a iniciar unas actividades y lanzó la reflexión, a nivel parroquial, sobre las costumbres que atañen a las viudas. En la mayoría de nuestros grupos étnicos, aunque sea de diferentes formas, las viudas sufren injusticias: a menudo son abandonadas, frecuentemente expulsadas de la casa de sus maridos con sus hijos, a veces sujetas a numerosas interdicciones.
Estas experiencias han empujado a la parroquia a trabajar a nivel de la formación. Para que la gente entienda primero que tenemos que ayudar a todos, porque Jesucristo dijo: son ustedes la sal de la tierra (no solo de la parroquia), son ustedes la luz del mundo (no solo de la Iglesia), son ustedes la levadura de la masa, por tanto del barrio y de la sociedad y no solo de la parroquia.
A este nivel, Caritas trabaja en conjunto con las comisiones de Justicia y Paz y de la Formación ecológica, e impulsa también acciones concretas como limpiar el barrio, plantar un árbol en su propio patio, tener tarros para la basura y lavarlos cuando se vacían, no tirar agua sucia a la calle y basura en las cunetas, lo que las obstruye y provoca inundaciones en época de lluvias.
Este trabajo ha llegado a involucrar a la Coordinación Pastoral Juvenil de la Parroquia, a la asociación SOPPI JIKKO, que ayuda a las personas a salir de las drogas, y la formación cívica en la Descentralización que es la base de la acción parroquial en la sociedad civil y su colaboración con los municipios.
Para concluir, Caritas fomenta y apoya, con la asociación de mujeres católicas, la formación técnica en teñido y fabricación de jabón artesanal y, en conexión con el grupo Pencum Mariama, proyectos de costura y alimentación especialmente en la época de Fiestas religiosas y civiles.
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