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Diez maneras de combatir el odio

Newark 10.08.2018 Jpic-jp.org Traducido por: Jpic-jp.org

Estamos pasando por una temporada extraña: personas que presumen o que en realidad han sufrido violencia, que pensaron o han sido de verdad víctimas de abusos, cuyas ideas y conducta fueron rechazadas o condenadas por su sociedad, responden y reaccionan de la misma manera.

¿Es esta una nueva forma de imponer una era de pensamiento único? El pensamiento único (del francés pensée unique) describe, en un sentido algo negativo, la ausencia de diferenciación en el marco de las concepciones y de las ideas políticas, económicas y sociales (por su historia ver Pensamiento único).

El término pensamiento único hoy es también utilizado por grupos o individuos con ideas extremas, que llegan hasta elaborar teorías reales de conjura en los medios de comunicación políticos , con el objetivo de utilizar este concepto de forma victimista  para evitar un debate intelectual contra aquellos que piensan diferente; cayendo en la paradoja de crear y ponerse en defensa de un nuevo pensamiento único que tiene como objetivo contradecir el  pensamiento único de los demás (Ver www.ofce.sciences-po.fr).

En las actuales democracias, cada vez más ciudadanos libres se sienten atrapados en una especie de doctrina viscosa que insensiblemente envuelve todo razonamiento rebelde, lo inhibe, lo confunde, lo paraliza y lo reprime. Esta doctrina es el pensamiento único, el único autorizado por una policía de opinión invisible y omnipresente. Desde la caída del Muro de Berlín, el colapso de los regímenes comunistas y la desmoralización del socialismo, la arrogancia, la soberbia y la insolencia de este nuevo evangelio han alcanzado tal grado que uno puede, sin exagerar, clasificar esta furia ideológica del dogmatismo moderno (La pensée unique).

Uno de los fundamentos de este pensamiento único moderno es un renovado nacionalismo étnico. Este transmite odio no solo entre países sino también entre grupos, ya sean políticos, ideológicos, religiosos o irreligiosos, o sexistas.

El Southern Poverty Law Center (Centro Legal del Sur para la pobreza SPLC por sus siglas en inglés) ha reaccionado ante este "nacionalismo étnico malo y destructivo" que está avanzando tanto en muchos países como en muchas agrupaciones sociales y ha preparado una lista de sugerencias para combatir el odio que es la base de este nacionalismo. Aquí un resumen.

1-. Actuar. Hacer algo en contra del odio. La apatía es interpretada como aceptación por parte de los agresores y de los ciudadanos y, lo que es peor, de las víctimas. Los miembros de la comunidad deben tomar medidas, y el odio debe ser contrarrestado con actos de bondad. Tome el teléfono, llame a amigos y compañeros. Organice una reunión de barrio o comunidad. Hable en la iglesia. Firme una petición. Dirija una oración.

2-. Unir fuerzas. Se deben crear contacto y tener aliados en las iglesias, escuelas, clubes y otros grupos cívicos. Crear una coalición diversa de la del odio. Incluya a los niños, a los policías y a los medios de comunicación. Reúna ideas y haga que todos se involucren.

3-. Apoyar a las Víctimas. Las víctimas de crímenes de odio son especialmente vulnerables. Si es una víctima, informe de cada incidente y solicite ayuda. Si conoce una víctima de un crimen de odio en su comunidad, muestre apoyo. Hágale saber a la víctima que le importa. Rodearle con consuelo y protección. Investigue sus derechos legales.

4-. Hablar alto. El odio debe ser expuesto y denunciado. No debata con miembros de grupos de odio en foros organizados sobre conflictos. Mejor, hable de maneras que lleven a la unidad y desvíen la atención del odio. Puede difundir la tolerancia a través de las redes sociales y los sitios web, los boletines de la iglesia, los volantes puerta a puerta, las cartas al editor y los anuncios impresos. El odio se marchita bajo una luz fuerte.

5-. Educarse a uno mismo. Una campaña bien fundada mejora su efectividad. Determine si un grupo de odio está involucrado e investigue sus símbolos y agenda. Un crimen de odio debe cumplir con dos criterios: debe ocurrir, por ejemplo, una agresión física, una intimidación, un incendio premeditado o vandálico; y el crimen debe estar motivado, en todo o en parte, por los prejuicios. La parcialidad en el comportamiento, el discurso o la expresión puede ser motivada por prejuicios, pero no implica un acto delictivo. Ambos, odio y parcialidad, demandan una denuncia unánime e inquebrantable por parte de ciudadanos, grupos y comunidades enteras.

6-. Cree una alternativa. No asista a reuniones de odio. Busque otra forma de desahogar la ira, la frustración y el deseo de hacerle algo a las personas. Organice un encuentro o desfile de unidad para apartar la atención de los medios de comunicación del odio. Pero no deben ser confundidos

7-. Presione a los lideres. Los funcionarios electos y otros líderes de la comunidad pueden ser aliados importantes. Algunos, sin embargo, deben superar la renuencia -y otros, sus propios prejuicios- antes de que puedan tomar una posición.

8-. Manténgase comprometido. Promueva la aceptación y haga frente a los prejuicios antes de que ocurra otro crimen de odio. Expanda su zona de influencia llegando a personas ajenas a sus propios grupos. Por lo general, el odio no golpea a las comunidades desde lejos. A menudo comienza en casa. Organice vigilias, servicios interreligiosos y otras actividades para reunir a personas de diferentes razas, religiones y grupos étnicos.

9-. Enseñe la tolerancia. Muchas veces los prejuicios se aprenden temprano en la casa. Las escuelas pueden ofrecer espacios para enseñar la tolerancia y la aceptación del otro. Organice un día de la diversidad y de la inclusión. Acérquese a los jóvenes que puedan ser susceptibles de subir la propaganda y los prejuicios de un grupo de odio.

10-. Vaya a lo más hondo. Busque en su propio interior prejuicios y estereotipos. Comprométase a combatir el odio y la intolerancia en el hogar, en la escuela, en el lugar de trabajo y en las comunidades de fe. La aceptación, fundamentalmente, es una decisión personal. Proviene de una actitud que se puede aprender y abrazar y esta es la creencia de que cada voz importa, que todas las personas son valiosas, que nadie es "menos que".

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