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El desafío de las fake news o noticias falsas

Newark 27.04.2019 Gian Paolo Pezzi, mcj Traducido por: Jpic-jp.org

Las fake news, las falsas noticias son hoy uno de los temas sociopolíticos más debatidos con procesos legales y de mediáticos contra sitios web, periodistas, profesionales de la comunicación y plataformas de información que publican deliberadamente o no información falsa y engañosa.

Desde el Internet, estas noticias falsas a menudo se propagan y son compartidas en las redes sociales aumentando, por ende, su impacto en la sociedad. Como resultado, la gente se vuelve cada vez más cautelosa. En los Estados Unidos, más de una cuarta parte de los entrevistados por Statista - un sitio web que ofrece, contra pagos, entrevistas, análisis y acceso a más de un millón de datos y estadísticas sobre Fake News -, afirma de confiar raras veces en las noticias que circulan en la prensa, en internet, en las redes sociales.

El periodismo era considerado el Cuarto Poder, el perro guardián de la élite que al informarle protegía a la gente garantizándoles la verdad. Hoy en día, cuando esa información surge de todas partes y del público él mismo, ¿existe todavía este rol defensivo?

Los periodistas que arriesgan y pagan con sus vidas para llevar a todos la información importante para la vida pública aumentan año tras año. En la pantalla grande está Matar al mensajero  (Kill the Messenger), una película basada en la historia real del periodista Gary Webb. A mediados de la década de 1990, Webb reveló el papel de la CIA en armar a los contras nicaragüenses e importar cocaína a California. Recibió una enorme presión, eligió sin embargo continuar su denuncia, se convirtió en víctima de feroces calumnias alimentadas por la CIA, se vio obligado a defender su integridad, su familia, su vida, hasta el suicidio. Serena Shim, una periodista estadounidense de origen libanés, descubrió que los yihadistas de ISIS eran traficados de contrabando entre Turquía y Siria en vehículos de la ayuda humanitaria. Unos días después, en un accidente de carro murió aplastada por un vehículo pesado que nunca fue identificado.

El periodismo actual, sin embargo, parece ser bien un apoyo de la clase dominante que un observador objetivo. Un periodista italiano, Filippo Facci, habla sobre la crisis del periodismo tradicional debido a su modelo de negocio obsoleto, a la invasión de las redes sociales y del Citizen Journalism, y a la necesidad de combinar información con espectáculo para atraer audiencias. Y concluye que no hay nadie que hoy pueda llamarse a sí mismo 'periodista', ni siquiera los reporteros, porque ellos también tienen que cocinar un contenido que pueda entretener, incluso más que informar (Il Giornalista Non Esiste Più). El resultado es una regresión que humilla la función del periodismo, a menudo reducida a un "canal de distribución para el chisme no verificado y para la propaganda política o comercial". La manipulación de la realidad lleva a dar "licencia de autenticidad a cualquier reconstrucción o interpretación de los hechos" (L'appello al "journalism pride"). La crisis económica, una caída en los salarios y de los ingresos de los medios de comunicación hace que el Churnalisam substituya al periodismo de investigación, y que periodistas y reporteros solo repliquen los comunicados de prensa, en lugar de hacer investigaciones, análisis y críticas para ofrecer a los lectores luz sobre los hechos de actualidad.

En este ambiente informativo desalentador, el compromiso para "un mundo mejor", la denuncia de que "Nuestra casa está en llamas", el llamado a "construir puentes y no muros"  al tiempo que involucran los movimientos sociales, los jóvenes del mundo y las autoridades religiosas arriesgan de quedarse más en dar espectáculo que en ser fuerza de cambio. Detrás de cada cambio histórico significativo siempre hubo una página escrita. La importancia y la misión de la información es entonces enorme hoy como siempre. La gente quiere saber y lo quiere de forma rápida, sencilla y clara; quiere ser informada, no que se le tome el pelo. Quienes leen los periódicos, escuchan la radio, ven la televisión son personas inteligentes que buscan el cambio y desean participar en él, tienen sed de libertad y verdad y quieren estar debidamente informados y respetados en su libertad personal de juicio.

La verdad nos hará libres (Vea Jn 8, 32). Si queremos paz y libertad, ¿por qué temerle a la verdad?

¿Por qué en Italia la izquierda evita de llamar terrorismo islámico a las brutales masacres en las iglesias cristianas de Sri Lanka? ¿Por qué un Obama y una Clinton en los Estados Unidos son incapaces de llamar cristianos a las víctimas de estas masacres hasta acuñar el neologismo los feligreses de la Pascua, término de toda manera incomprensible para cuantos no son de cultura cristiana?

Libertad y responsabilidad, respeto y claridad van de la mano para descubrir y comprender la vida y la realidad en la belleza y complejidad irreductible de la vida cotidiana (L'appello al "journalism pride"). La Pascua nos devuelve a un choque lejano entre Noticia y Fake News. ¿Cristo resucitó porque su tumba estaba vacía y sus discípulos decían que lo habían visto vivo? Más allá de la fe y la evaluación histórica de cada uno, está claro que solo la negativa preconcebida de dar espacio a una realidad que sacudía su ideología podría haber sugerido que fuera aceptable la alternativa de guardias que vieron robar un cadáver mientras dormían.

El crítico literario Umberto Eco en su ensayo Lupus in fabula, arriesga una tesis: el que toma en sus manos un libro no lo lee sino que lo reescribe. Categorías mentales, educación, imaginación, experiencia hacen que el lector reescriba inconscientemente el texto que presume estar simplemente leyendo. La proliferación de noticias falsas quizás sea un síntoma de una sociedad que se debate cada vez más entre la paranoia y la esquizofrenia: incapaz de leer la realidad para entenderla, la reconstruye de acuerdo con su ideología política, económica y religiosa por instinto de autodefensa, por miedos inconscientes, por sed de poder, siempre para defender e imponer un proyecto de vida.

Las elecciones políticas que en estos últimos meses se están llevando a cabo en muchos países africanos, asiáticos y europeos, las propias elecciones de la Comunidad Europea requieren una seria reflexión sobre este tema y lo convierte en un banco de pruebas y un desafío.

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