Todas las decisiones que se toman bajo influencia ideológica, motivadas por sesgos políticos o parcialidad, dirigidas a obtener ganancias financieras inmediatas o a corto plazo, guiadas por la political correctness, manipulando datos estadísticos u opiniones científicas para llevar agua al propio molino, en un futuro lejano o cercano traerán graves consecuencias. Incluso las buenas intenciones, como las impulsadas ​​por la ecología, la lucha contra el cambio climático y la inspiración animalista, cuando se convierten en ideologías exclusivistas, son impredecibles en sus resultados.

La sociedad debe inspirarse en un conjunto de valores compartidos: los heredados del pasado, los experimentados como comunidad inclusiva en el presente, los que son tan fuertes para realmente poder allanar el camino del futuro.

Aquí está el resultado de una especie de adoración animalista. El efecto de Covid19 y el bloqueo ha tenido consecuencias nefastas en las personas, llevándolas a la depresión, la angustia, la ira y la miseria. En Lopburi, una ciudad de Tailandia, fueron los monos los que se volvieron locos. "La ciudad es famosa por el Monkey Buffet Festival, un evento que atrae a miles de turistas". Para los pequeños macacos se preparaban gigantescos banquetes con frutas, manjares, dulces, galletas y sobre todo comida chatarra ofrecida por los restaurantes locales de comida rápida. El festival produjo dos efectos. “Los turistas llegaban a Lopburi todo el año para ver y alimentar a los monos. Los macacos se han vuelto adictos a la comida industrial y su alto contenido de azúcar, y de buscar comida en la selva, como naturaleza manda, no lo piensan en absoluto”. Con el Covid y el encierro, los turistas han desaparecido, mientras que los monos se han duplicado en el último año. Resultado. Los monos se han apoderado de la ciudad y la ciudad se ha convertido en un campo de batalla de pandillas de monos. Los monos hambrientos, más de 6.000 según la Policía, se han vuelto cada vez más agresivos, se han atrincherado en las instalaciones de un cine abandonado, asaltan tiendas de alimentación, desatan sangrientas riñas que terminan en escenas caníbales y atacan cada vez más a los habitantes aterrorizados.

¿Y qué pasa con los prejuicios o los sesgos políticos? "No culpen solo al racismo. Durante el colapso financiero, Obama se puso del lado de los banqueros, no de las personas que perdieron sus hogares, haciendo posible la victoria de Trump", escribió el reportero afro Gary Younge en The Gardian hace tres años[i].

Daniel Wirls, en The Conversation, era el 13 de diciembre de 2017, recordaba: "El 21 de noviembre de 2013, el Senado, bajo control democrático, decidió con una votación de 52 a 48 que el 'voto sobre el cierre bajo la Regla XXII para todas las nominaciones menos que para la Corte Suprema de los Estados Unidos sean por mayoría de votos'. Estas pocas y quizás oscuras palabras encarnan el cambio más importante en las reglas del Senado - o, para ser exactos, de su interpretación - desde 1975. Tres años después, el 6 de abril de 2017, el Senado, bajo el control del Partido Republicano y con apoyo exclusivamente republicano, votó con el mismo margen para aplicar la misma interpretación a las nominaciones a la Corte Suprema". Un resultado tangible inmediato se convirtió pronto en una pesadilla para los demócratas.

"Han pasado 34 años desde que la República Popular de China introdujo la política del hijo único como medida de control de la natalidad". El gobierno chino la había aclamado como un gran éxito. Sin embargo, la ley ha provocado "una serie de problemas imprevistos, que van desde el infanticidio femenino generalizado hasta la escasez de personas"[ii]. Consecuencias. China deberá muy pronto enfrentar la falta de 300 millones de jóvenes en el mercado laboral, la carga de 400 millones de ancianos en la asistencia social, el desequilibrio entre 115 hombres y 100 mujeres que provoca malestar social, provoca el secuestro y la trata de mujeres y niñas en países vecinos para poder casarse.

"Que los hombres no aprendan mucho de las lecciones de la historia es la más importante de todas las lecciones de la historia" (Aldous Huxley), y vemos que la sociedad - o, más bien, la gente que presumen ser los dueños de la sociedad - continúan tomando decisiones sin pensar en el futuro.

“Los niños crecen cantando letras sucias, retorciéndose sexualmente mientras las pronuncian, expuestos a la inmundicia mucho antes de poder entenderla. Niños de tan solo 8 años experimentan regularmente la pornografía” (Outrage for the Children, de Michael Brown). “Los adultos sexualmente ilusionados animan a los niños a seguir su ejemplo. Someten a chicos a mutilaciones corporales irreversibles, castran a niños y practican mastectomías a las adolescentes, para hacerlos vivir una fantasía, una ficción. Hay más de seis mil diferencias físicas entre hombres y mujeres, y todo lo que la cirugía puede hacer es imitar cierta apariencia del sexo opuesto” (Sexual Insanity Begins With Language, de Anthony Esolen). Y nada se dice sobre lo que estos niños y niñas pensarán y sentirán en el futuro después de tales experiencias.

La manipulación de la información y de las estadísticas nos convierte en espectadores de teorías conspirativas. El virus Covid-19 es una masacre de la población humana buscada por las élites. Covid-19 fue diseñado para matar a los mayores y ahorrar dinero. Los extraterrestres o los chinos han creado el virus. Obligarán a todos a vacunarse para esterilizarnos o etiquetarnos. Todo ha sido orquestado para instaurar el Nuevo Orden Mundial. Madre naturaleza está ahí para vengarse.

Madre naturaleza no es ni amiga ni enemiga si vivimos en equilibrio con el planeta. Sin embargo, como dice el dicho, Dios siempre perdona, la vida lo hace raras veces y a un alto precio.

También está la teoría de la conspiración política: tratan de derribar a Trump; liberaron el Covid-19 para causar muertes y hacerle perder las elecciones. Incluso las matemáticas se vuelven sesgadas: sin comparar las cifras de muertes con las de la población, toda la información es falsa.

Aquí la prueba. Bélgica, con solo 9.996 muertos, cuenta con 875,15 muertes por millón de habitantes y es el país más afectado, seguido de Perú con 27.813 muertos y 869,45 muertes por un millón. Reino Unido, 41.433 muertos, 623,16 por un millón; España 28.872 muertos, 617,93 por un millón; Italia 35.441 muertos, 586,47 por un millón; Chile 10.916 muertos, 582, por un millón; Suecia 5.813 muertos, 570,84 por un millón; Brasil 115.309 muertos, 550,48 por un millón; Estados Unidos 176.869 muertos, 540,61 por un millón; México 60.800 muertos, 481,81 por un millón; Panamá 1.906 muertos, 456,32 por un millón; Francia 30.411 muertos, 453,98 por un millón. Por tanto, Estados Unidos ocupa el 9° lugar, lejos de Bélgica en el número de muertes por Covid-19.

Lo que hoy parece tener sentido podría manifestarse luego como una locura.

Actuar al margen o contra la realidad conduce a la política camaleónica que hoy parece dominar la vida social. El transformismo camaleónico (soy como tú me quieres) está brillantemente narrado en una película de Woody Allen titulada Zelig. El personaje principal se transforma dependiendo de quién encuentre, para que la gente no lo vea diferente y lo acepte. Roberto Gervaso diría que la persona imbuida de ideología es una oveja, que para sentirse león se convierte en camaleón. Pero, cuando el camaleón está en el poder, cambia de color según el entorno (Stanisław Jerzy Lec).

Las personas están en uno de estos tres grupos: los pocos que hacen cosas, los que ven lo que sucede y la gran mayoría que no tiene ni idea de lo que está sucediendo. La persona o es una creadora de hechos o una criatura de las circunstancias. O le da color a su entorno o, como un camaleón, toma el color del entorno (Myles Munroe).

Sin embargo, en un futuro cercano o lejano, lo que alguna vez pareció razonable resulta ser una auténtica locura.