Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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Tenemos que deconstruir el pensamiento erróneo sobre la colonización

La Libre 19.04.2023 Emmanuel Tshimanga Traducido por: Jpic-jp.org

La descolonización consiste fundamentalmente en cuestionar y deconstruir nuestros pensamientos, razonamientos e imaginaciones para superar los cimientos de la injusticia y la desigualdad. He aquí un ejemplo de esta deconstrucción.

 

"Desde hace varios meses, Bélgica se ve sacudida por el término ‘descolonización’. Lo vemos tanto en el debate público como en las discusiones entre amigos y familiares: esta cuestión se está convirtiendo en un tema candente en nuestra sociedad”.

La Comisión de Justicia y Paz, que trabaja en cuestiones de reconciliación y memoria, ha identificado la descolonización como un trabajo de memoria centrado en la cuestión colonial. Uno de los objetivos de la descolonización es cuestionar las relaciones mutuas entre los seres humanos en todos los ámbitos y sectores. La descolonización pretende poner de manifiesto las injusticias y desigualdades que se han perpetuado durante años contra las poblaciones colonizadas, con vistas a ponerles fin. Cuestionar y reevaluar las construcciones sociales con las que todos hemos crecido, pero que son fundamentalmente desequilibradas y mantienen representaciones que encierran a ciertos seres humanos en una posición de alteridad subordinada. Esta reevaluación requiere que todos nos cuestionemos a nosotros mismos o, en otras palabras, que deconstruyamos nuestro pensamiento y razonamiento.

Este análisis intentará ejemplificar este enfoque deconstruyendo tres argumentos clave que pueden desplegarse o incluso pensarse cuando se evocan los fundamentos destructivos de la colonización o cuando se critica duramente la colonización.

Muchos antiguos colonizadores tenían buenas intenciones

Los distintos países colonizadores de los siglos XIX y XX justificaron sus proyectos coloniales de forma diferente en función de su contexto, pero una constante persistió en las justificaciones: "el deseo de elevar a los pueblos colonizados al nivel de civilización necesario" (la volonté d’élever les peuples colonisés au niveau nécessaire de civilisation), sabiendo que el nivel de esta civilización correspondía al modelo de las sociedades europeas occidentales: educación, sanidad, desarrollo urbano, etc. Basándose en este principio, los países europeos se veían a sí mismos como dedicados a mostrar el camino a los demás pueblos del mundo, "para que tendieran a ser como ellos, voluntariamente o por la fuerza" (pour que ceux-ci tendent à devenir comme eux, de gré ou de force. « La colonisation belge en Afrique centrale », BELvue, 2020, p. 8).

Esta justificación de las potencias coloniales se conoce como misión civilizadora. Muchos ciudadanos de países europeos, entre ellos belgas, partieron alrededor del mundo para participar en la conquista y la empresa colonial, convencidos de la validez de sus acciones. Sin embargo, Jan Vansina, profesor emérito belga, historiador y antropólogo de África, afirma que, en esta misión, "la violencia era la norma. El Estado independiente del Congo significaba saqueo, pillaje, dominación y opresión de los nativos". Está claro que muchos de los que participaron en la empresa colonial tenían buenas intenciones y se movían por buenos motivos, pero a pesar de ello, podemos afirmar, gracias a un análisis objetivo y a una cierta retrospectiva, que contribuyeron consciente o inconscientemente a un sistema atroz. Así es como el escritor y activista internacional belga Ludo De Witte sostiene que "la misión civilizadora, independientemente de las buenas intenciones de ciertos individuos, a menudo no era más que una justificación, a veces un subproducto feliz" (Impérialisme nouveau, colonialisme ancien, négationnisme renaissant. Les Cahiers Marxistes. Vol.23, 2007, pp. 143-144).

Era otra época, no podemos juzgarlos con los valores de hoy.

Este argumento se utiliza a menudo para absolver al periodo colonial de los muchos males que causó. Con este argumento, hay que entender que la acción histórica debe situarse en su tiempo y en su contexto (comprender el contexto moral de la época en que tuvo lugar) para poder ser comprendida correctamente. Muy a menudo, quienes presentan este tipo de argumento parecen querer legitimar la violencia de aquella época oscura afirmando que "la política y la violencia coloniales se ajustaban a las normas políticas, éticas y jurídicas vigentes en aquel momento"*. He aquí dos limitaciones de este argumento:

1)-. "Ignora las críticas que ya se hacían al proyecto colonial durante el periodo colonial". Ya entonces se oían en Bélgica y en el resto del mundo muchas voces contrarias al proyecto colonial en la época del Congo Belga o del EIC. Podemos mencionar algunos nombres belgas entre muchos otros, como el jesuita Arthur Vermeersch, el socialista Emile Vandervelde y el diputado liberal francófono Georges Lorand, así como algunos nombres internacionales como Albert Einstein y los congoleños Paul Panda Farnana y Jawharlal Nahru. Esto demuestra claramente que "la política colonial no se consideraba en absoluto universalmente legítima desde un punto de vista político y ético".

2)-. Consagra "una visión eurocéntrica y colonial de la historia". Muy a menudo, los partidarios de este argumento invocan también el sistema jurídico internacional que, en su momento, no condenó el colonialismo. Sin embargo, está claro que "ese sistema jurídico internacional era un reflejo y un pilar de las relaciones de poder imperiales que prevalecían en la época y, en este marco, los pueblos colonizados no tenían derecho a la palabra". Podemos referirnos entonces a los diversos tipos de resistencia fuera del sistema jurídico que los pueblos colonizados han intentado emplear, como las revueltas y otras formas de oposición en el Congo, Ruanda, Burundi y muchos otros territorios. Esto demuestra claramente que el colonialismo como sistema siempre ha sido contestado.

¿Qué hay de los aspectos positivos de la colonización?

El enfoque tipo balance es aquel en el que "los supuestos beneficios del colonialismo se sopesan frente a sus supuestas consecuencias negativas. Este enfoque se promueve a menudo como una forma de abordar el colonialismo de una manera más matizada".

Sin embargo, según las profesoras Gillian Mathys y Sarah Van Beurden, este enfoque es una forma improductiva de pensar sobre el colonialismo y es metodológicamente problemático. Argumentan que "el enfoque tipo balance se basa en el supuesto de que el 'progreso' sólo fue posible gracias a la colonización. Por lo tanto, se basa en una imagen muy negativa -racista- de África y en la superioridad de Europa. También suele dar a entender que las consecuencias negativas -en particular la violencia- se habrían producido de todos modos, incluso sin colonización, y que incluso fueron mitigadas por la colonización". Este enfoque tiene cuatro limitaciones:

- Una tergiversación del colonialismo

Mathys y Van Beurden demuestran que "los supuestos beneficios del colonialismo, por ejemplo, se distribuyeron de forma muy desigual y no se desarrollaron estructuralmente en absoluto. A menudo eran (a veces involuntariamente) subproductos de políticas coloniales destinadas a proteger los intereses de la metrópoli y no el resultado de acciones altruistas". Por ejemplo, la construcción de la red de carreteras o la asistencia sanitaria; en el primer caso, las carreteras se construyeron principalmente para los intereses económicos de los belgas y no para los de los nativos, que tuvieron que trabajar para construirlas; en el segundo, recuerdan que "las intervenciones médicas fueron muy específicas y a menudo se llevaron a cabo más con vistas a mantener una población productiva que a garantizar el bienestar de los congoleños".

- Aspectos negativos como excepciones

Sin embargo, como sostienen los investigadores mencionados, estos aspectos negativos eran mucho más estructurales de lo que sugiere el enfoque tipo balance, porque este enfoque minimiza las atrocidades cometidas durante este periodo.

- Demasiado énfasis en lo mensurable

El enfoque del tipo balance presta demasiada atención a los aspectos mensurables de la colonización, es decir, los aspectos económicos y financieros, y "descuida sus repercusiones culturales, sociales y psicológicas -que son más difíciles de sopesar-, lo que equivale a un reduccionismo".

- Olvida los elementos posteriores a la independencia

El enfoque tipo balance también "limita las consecuencias del colonialismo al periodo colonial. Sin embargo, el 'balance' no termina en 1960 [con la independencia de Congo, por ejemplo]. La supuesta ‘paz’ del periodo colonial se contrapone a menudo al ‘caos’ que le siguió, sin tener en cuenta las intervenciones belgas que socavaron esta estabilidad, y sin examinar las dinámicas que estuvieron en juego durante el periodo colonial y contribuyeron a la aparición del ‘caos’ tras la independencia".

Para concluir, nos gustaría dejar claro que al subrayar que los legados del colonialismo han hipotecado el futuro del Congo, Ruanda y Burundi, no pretendemos negar la responsabilidad de los dirigentes africanos poscoloniales, sino más bien matizar lo que se dice en el debate público, que tiende a ‘patologizar’ o [a reducir] a los Estados africanos a Estados ‘fallidos’ sin tener en cuenta el periodo colonial y las relaciones neocoloniales que de él se derivaron".

En segundo lugar, este análisis no pretende hacer sentir culpable a nadie, sino más bien animarnos a que nos atrevemos a reflexionar, a cuestionar o, dicho de otro modo, a descolonizar. En efecto, podemos comprobar que este cuestionamiento nos lleva a menudo a deconstruir nuestros razonamientos falaces, como los argumentos mencionados. Pero esto no es más que el principio, y se nos insta a todos a proseguir la labor de descolonización leyendo a autores como Frantz Fanon, Mireille-Tsheusi Robert y Jérémie Piolat, analizando también las numerosas fuentes mediáticas sobre el tema y debatiendo la cuestión con amigos y familiares. Este trabajo requiere mucha paciencia y humildad, pero es increíblemente rico por ser eminentemente constitutivo de la convivencia a la que aspiramos.

Véase, Il faut déconstruire les raisonnements erronés au sujet de la colonisation

*Todas las citas siguientes están tomadas de "Commission Spéciale chargée d'examiner l'État Indépendant du Congo et le passé colonial de la Belgique au Congo, au Rwanda et au Burundi, ses conséquences et les suites qu'il convient d'y réserver. 2021. Informe de los expertos", p. 21-26.

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Los comentarios de nuestros lectores (3)

Paul Attard 24.08.2023 As for the subject of colonialism, it happened. It is history. Good and bad things were done. Especially in the Congo. Some people today might want Europe to pay money as compensation. I disagree. Some might argue today that even the “white fathers” or Comboni missionaries were a form of colonialisation. I would disagree. How many African states today are without their serious problems? Very few. Today we have Niger. More military men wanting power. The Sahel much the same. Even Tunisia, where so many migrant boats leave from for their new life in Europe. And Sisi of Egypt. Wanting to build a new capital. Perhaps he’ll call it Sisiville. Nothing changes. Except people like missionaries who give up their lives here in order to improve the lives of those poor Africans.
Dario 02.09.2023 I think that the colonialism went, built ,exploit , destroy and left..yet still wants to control..yes somehow gave their own imprint of languages study etc.. History is history and should be kept that way..compensation is tricky ..because corruption is compensating few people..so this young generation this so called progressive should really look carefully using spirit not stupidity..
Margaret Henderson 26.09.2023 Whenever I read your newsletter, I’m always especially interested in learning more about the Congo partly because you are there and also because I am generally so concerned about its many problems, having spent a little bit of time there and having met so many Congolese asylum seekers here. Africa as a whole I feel in on with and very much want to keep up to date with, so the article on the Sahel was very timely, when the former French colonies are so much in the news. Of course I agree with Paul Attard’s comment, that whatever might be written about the motivation of some colonialists, most priests there gave a huge part of their lives to help Africans in every way they could.