Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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Allá las jóvenes de variadas tribus de Sudan del Sur viven en paz.

Servizio di Notizie Cattoliche (CNS) 15.06.2017 Paul Jeffrey Traducido por: Original & Jpic-jp.org

En un país lacerado por la guerra civil y las luchas tribales, una escuela secundaria para chicas ha sido abierto por las hermanas de Loreto. El lugar recoge jóvenes de la amplia gama de grupos étnicos presentes en el país para que estudien y aprendan a compartir juntas. Un espacio único donde estas jóvenes mujeres pueden soñar un futuro mejor y donde comienzan a adquirir las herramientas que les puedan ayudar a construirlo.

Según Nicky Hess, una voluntaria menonita Americana, este es un lugar muy especial en una tierra desgarrada por la guerra civil desde el 2013. “La escuela es un oasis en medio de un país oprimido por la guerra. Uno de los signos de trauma es la carencia de imaginación; uno se vuelve incapaz de soñar un futuro mejor o diferente. Estas jóvenes quieren ahora ser ingenieras, profesoras, doctoras y abogadas y ellas pueden aferrarse a esos sueños porque la escuela les provee de un ambiente que les permite soñar”. Nicky es una enfermera que ayuda en la pequeña clínica de la escuela. Para ella, la escuela ofrece a estas chicas un raro beneficio: la oportunidad de ser niñas. “Yo juego basquetbol con ellas, algo que la gente hace alrededor del mundo. Pero demasiados niños de este país son obligados a madurar antes de tiempo, tienen que tomar la responsabilidad de cuidar de sus hermanitos más pequeños. En cambio aquí, es muy agradable verlos jugar y divertirse naturalmente sin tener que preocuparse por otros todo el tiempo. Esto es parte de la infancia a la que todo niño tiene derecho”.

Cuando la escuela se abrió en el 2008 contaba con 35 estudiantes. La Hna. Orla Treacy, que estuvo dos años entre los Dinka aprendiendo su lengua, fue la primera rectora. Hoy la escuela alberga a 251 chicas provenientes de todo el Sudán del Sur, inscritas en los 4 grados secundarios. En un país donde la pertenencia tribal ha sido usada para encender conflictos violentos es alentador saber que dentro de esta escuela las chicas se enseñan unas a otras a bailar sus danzas tribales. Todas ellas se esfuerzan por hablar solamente inglés, lo cual las coloca en un mismo plano.

“Mientras sus tribus o clanes llevan adelante sus luchas, dentro de la escuela se vive un ambiente de paz y armonía”, dice Sor Treacy. Esta concordia se apoya en una estructura en la que las estudiantes de primer año son consideradas hijas, las del segundo madres, las del tercero abuelas y las del cuarto bis-abuelas. Hay 10 “familias” en la escuela, en cada una se mezclan chicas de varias tribus. “Así ellas aprenden a convivir con las demás, aprenden unas de otras y son introducidas en la forma de vida de la escuela. Las más antiguas aconsejan a las más jóvenes  sobre cómo afrontar los retos de la vida. Mi madre y mi familia fueron quienes me guiaron durante esos años de mi vida escolar y, de lo que les vi hacer, aprendí. Pero en nuestro caso aquí, muchas de estas jóvenes son las primeras en completar una instrucción secundaria, por tanto carecen de un modelo a seguir en sus familias. El sistema familiar que hemos implementado en esta escuela provee ese ambiente de aprendizaje del que carecerían si estuvieran en sus hogares” continúa Sor Treacy.

En un país donde se espera que las jóvenes mujeres traigan a la familia una dote, que puede consistir en varias docenas de cabezas de ganado, se puede entender la presión que existe sobre ellas para que se casen. “Cuando vamos de vacaciones, nuestros familiares nos insinúan que esperan con ansia que terminemos la escuela” dice Marta, la presidenta de los estudiantes. “Ellos solo quieren sus vacas. Nos dicen cosas como: ‘No sabes lo que sufrimos a causa de que tu estés en la escuela’. Otras veces nos dicen que somos "viejas" cuando somos apenas jovencitas. Sin embargo nosotros creemos que tendremos un mejor futuro si culminamos bien nuestra escuela”.

Athiei quiere ser contadora. “Quiero ayudar al gobierno y a nuestra gente a comprender la importancia de conocer cómo administrar bien los recursos financieros, porque aquí hay demasiada corrupción. Los responsables de la cosa pública a menudo prefieren dar trabajo a sus familiares en lugar de dárselo a gente capaz. Yo quiero continuar hacia la universidad, en Kenia, y luego regresaré aquí a servir a mi pueblo”, ella dice.

La escuela ha crecido y se ha adaptado continuamente en su misión en el transcurso de estos años. “El jefe local nos dijo al inicio que había necesidad de poner una escuela primaria y una clínica, pero entonces no teníamos la capacidad de hacerlo”,  recuerda la Hna. Treacy “y así mientras ayudábamos en la educación de chicas a nivel nacional, muchas jóvenes de las afueras de nuestra escuela no podían hacer ni siquiera su primaria. Lo mismo sucedía con los chicos varones, lo cual suscitaba tensiones con la comunidad que nos había donado la tierra, pues sus hijos e hijas no recibían esta oportunidad.”  

Cuando Sor Treacy reclutó a un maestro de Inglés para los trabajadores, este maestro pidió también iniciar un kindergarten para sus niños. Este abrió sus puertas en el 2010, con los niños estudiando bajo un árbol, mas en los años sucesivos se ha convertido en una escuela primaria completa con más de 600 niños en la sesión de la mañana. Un curso rápido para alrededor de 300 chicos y chicas de edad más madura tiene lugar en las tardes. Pero incluso eso no fue suficiente. “Cuando la escuela primaria inició, el jefe de la localidad comenzó también a exigir que se abriese una clínica. Le explicamos que la misión principal de nuestra congregación era la educación, pero entonces Dios nos bendijo con una hermana de Kenia que es enfermera. Y así empezamos la clínica” nos cuenta la Hna. Treacy, añadiendo que la clínica provee suplementos vitamínicos para los niños malnutridos y las madres lactantes de la zona.

Una necesidad aún más fuerte es la escuela para los jóvenes varones. “Tenemos 13 chicos que terminan su escuela primaria este año. La escuela más cercana para ellos dista unos 8 Km. En pocos años tendremos un promedio de 50-60 chicos terminando la primaria  cada año. El jefe de la localidad nos ha asignado unas tierras para la construcción de una escuela para varones y estamos trabajando duro para encontrar una congregación que pueda trabajar con ellos” dice la Hna. Treacy.

Abrir una escuela para jóvenes varones no va a ser una tarea fácil. El Sudan del Sur es un país en guerra. Muy a pesar, se tuvo que construir un muro a lo largo de todo el perímetro de la escuela, lo cual se ha logrado con la ayuda de las mujeres del lugar que hacen los ladrillos y los hombres que construyen el muro. Un tercio de los estudiantes no pueden regresar a sus hogares durante las vacaciones debido a que los conflictos armados continúan en sus respectivos pueblos o sus familias han sido desplazadas. Es muy difícil a veces conseguir suficientes alimentos para proveer a una gran escuela ya que los campesinos del lugar se han desplazado a lugares menos inseguros y los vehículos que transportan alimentos lo tienen que hacer resguardados por un convoy militar para evitar los asaltos de grupos armados. Los precios de los alimentos se han ido por las nubes. Sin embargo, una secundaria para varones encontraría menores resistencias culturales. “Cuando uno se compromete a educar a las mujeres en un contexto como este, todo lo que uno hace se mira como subversivo”, dice Sor Treacy. “Las jóvenes simplemente no logran educarse aquí. El 50% de las chicas se casa antes de los 18 años, y aquí estamos nosotras, golpeando a las puertas de las familias para que nos manden a sus hijas para que reciban una educación. Hay mucha gente que no mira con buenos ojos lo que estamos haciendo aquí”.   

Fuente: http://www.canaafrica.org/index.php?option=com_content&view=article&id=949:at-loreto-school-south-sudanese-girls-from-diverse-tribes-live-in-peace&catid=16:latestnews&Itemid=103&lang=en

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