Sin embargo, plagado por una guerra civil desesperada desde que se independizó de Sudán en el 2011, este es solo el menor de los muchos traumas que afligen al país más joven del mundo.

El propio experto de los obispos católicos en Sudán, el obispo auxiliar de Birmingham, William Kenney, describió cómo la violación se usa como arma de guerra, cómo los enfrentamientos y asesinatos son incesantes. Algunas de las peleas se deben a los considerables recursos de petróleo del país, otras son a causa de los jefes militares que luchan entre sí. Otras se dan por personas a las que les gusta la violencia.

Declaró: “Estuve en Sudan del Sur en octubre del año pasado. Los efectos de la guerra civil y la hambruna se notan en todas partes. Miles de personas están desplazadas y el país se enfrenta al hambre verdadero ya sea porque los cultivos no han sido plantados o porque han sido destruidos por la guerra. La guerra es un fenómeno complicado con muchos diferentes actores quienes cambian de alianza a ritmo acelerado. Al parecer, en el país abundan las armas pequeñas y en algunas áreas la violación se usa como un arma en contra de la población civil. De cierta forma, vemos a un país que fracasó o que está fracasando. Esto es lamentable ya que tiene tanto que podría llegar a ser uno de los países principales de África”. 

"En nuestra conferencia de Obispos se ha tratado de dar apoyo moral a los Obispos de Sudán del Sur, y, probablemente, la mejor esperanza de crear paz o estabilidad en este momento recae sobre las iglesias del país de las cuales la Iglesia Católica es la más grande. Han habido numerosos acuerdos de paz entre las principales partes en conflicto y todos se han desentrañado rápidamente. En este momento no parece haber ninguna voluntad de crear paz entre los que dirigen la guerra. Las fuerzas que impulsan la violencia son las del petróleo, la tierra como también la sed de poder, la cual se combina con el tribalismo”.

"No parece importarle mucho al resto del mundo. Hubo cierto interés cuando la ONU declaró una hambruna en el país pero en general ha sido casi imposible llamar la atención de los periodistas. Incluso parece tener menos importancia para nuestros políticos y quizás lo que deberíamos hacer en esta situación es buscar maneras de llamar su atención. Al mismo tiempo, necesitamos orar. "Las situaciones que parecen ser desalentadoras, siempre están pidiendo justicia a Dios, y necesitamos hacer ese llamado a nuestro Padre en el cielo". Después de que el arzobispo de Canterbury apoyara el llamado del Papa Francisco, a un día de ayuno y oración por la gente de Sudán del Sur y de la República  Democrática del Congo, El obispo Poggo también habló (véase vaticannews.va). El Papa Francisco invito en especifico a los hermanos y hermanas no católicos a unirse a él.

El arzobispo Welby dijo: "Apoyo este llamado y los invito e invito a las personas de todo el mundo a unirse a nosotros en oración para que estas poblaciones que sufren conozcan la paz. En mis visitas a ambos países en los últimos años, ha sido imposible describir el nivel de destrucción tan abrumante. Estos conflictos están causando terribles pérdidas de vida.. Un gran número de personas se ha visto obligada a huir de sus hogares, lo cual está destruyendo familias y comunidades. Hay más de un millón de nuevos desplazados internos. El hambre está causando gran sufrimiento y peligro. En Sudán del Sur, hasta 6 millones de personas se enfrentan al hambre. La violencia sexual y la humillación se cometen en una magnitud atroz en ambos países.

"En mi última visita, escuché a un líder político contarme sobre el sufrimiento y la masacre de su gente. En Uganda, visité un campo de refugiados lleno de niños de Sudán del Sur cuyas familias huyeron de sus hogares para escapar la muerte. Estamos llamados a orar fervientemente por los millones de personas que simplemente no pueden soportar más esta guerra".

El arzobispo Welby y el papa Francisco esperaban hacer una visita conjunta a Sudán del Sur el octubre pasado, pero se postergó indefinidamente debido a que las condiciones en el país se deterioraron aún más. El obispo Kenney dijo: "Mi experiencia es que este es un país en estado de guerra civil. Estamos muy cerca a un estado fallido. En cualquier parte del país el orden publico es mínimo".

El ha ido allá seis veces, y tres veces a Sudán, en representación de la conferencia de obispos. "El Vaticano reconoce a ambos países. Todavía hay una sola conferencia de obispos para Sudán del Sur y Sudán. Solo hay dos diócesis en Sudán y tres obispos, incluyendo a un auxiliar. Uno de los problemas en Sudán del Sur es el gran número de sedes vacantes o de obispos en espera de retirarse".

El país es rico en recursos naturales, pero, por el contrario, las ha aprovechado muy poco. El obispo Kenney dijo que en parte el conflicto está relacionado con el tribalismo: los señores de la guerra que luchan por el dominio, los políticos que pelean contra otros, y los que simplemente les gusta la violencia. “Así que existe una situación muy compleja. Debemos orar”. Y continua diciendo, “Pero podemos hacer mas. Tenemos que orar porque estamos en una de esas situaciones donde no hay una solución obvia y eso siempre es una señal de que el Señor quiere que nos fortalezcamos en él.”

Otra medida positiva que las personas en el Reino Unido pueden llevar a cabo es la de apoyar a CAFOD (por sus siglas en inglés “Catholic Institute for Overseas Development”), un instituto católico de desarrollo internacional. “Están haciendo buenas obras allí. Es una situación muy peligrosa para sus empleados. Ellos necesitan nuestro apoyo".

Las personas también pueden escribir o ir a ver a los miembros del parlamento para tratar de crear conciencia, “no es el único conflicto, pero si uno de los más olvidados. No es un país con el que las personas están muy relacionadas. Necesitamos presionar a la Oficina de Relaciones Exteriores y a los miembros del parlamento. ¿Por qué se queda en olvido este conflicto? La gente común es la que realmente sufre. Hay una guerra civil muy desagradable. Es uno de los lugares en donde la violación se utiliza como arma. La Iglesia sigue siendo muy confiable y, por lo tanto, la gente me dirá lo que pasa, aunque saben que no podemos hacer nada al respecto”.