Si bien el miedo es una actitud normal frente a un peligro real, "de todas las mentiras del mundo, las peores son a veces nuestros propios miedos" (Rudyard Kipling). “Demasiadas personas piensan en términos de seguridad en lugar de oportunidad. Parecen tener más miedo a la vida que a la muerte” (James F. Byrnes).

Al comienzo de un nuevo año, erradicar de nuestra vida todo miedo engañoso, sería la mejor forma de allanar un camino de paz y una forma inteligente de vivir con los demás, porque "El miedo es la principal fuente de superstición, y una de las principales fuentes de crueldad. Saber dominar el miedo es el comienzo de la sabiduría” (Bertrand Russell).

Además, hoy en día el miedo es "promovido como estrategia política", dice Jim Wallis en un artículo. "Los líderes políticos están usando el miedo para mantener el poder, volviendo a las personas unas contra otras, inspirando discriminación e incluso incitando a la violencia". Este miedo en algunas comunidades llega a impregnarlo todo, como en ciertas partes de los Estados Unidos donde "los padres de los niños de color tienen miedo cada vez que sus hijos salen de la casa", y muchos en la comunidad latina "todos los días, viven con el miedo de que ICE separe a sus familias" (ICE, Immigration and Customs Enforcement, La policía migratoria).

Para todo el género humano, el cambio climático es hoy en día una amenaza existencial y, con ello, los incendios forestales en California y en los bosques amazónicos y congoleños crean miedos específicos. "Otro problema, dice Wallis, es la forma en que nuestro consumo de los medios de comunicación nos viene empujando a vivir con ese espíritu del miedo y, de alguna manera, casi buscarlo".

Todos sentimos las tensiones causadas por el terrorismo, la violencia en las ciudades, los conflictos raciales y la difícil situación de millones de refugiados. Lo que sucedió en Londres, lo que está sucediendo en Chile y Venezuela, y en algunos otros lugares, la pobreza que se extiende incluso a través de los países más ricos nos dice de la mucha inseguridad que está penetrando mentes y corazones. Los políticos saben cabalgar cualquier miedo y, por lo tanto, vivir "en el espíritu del miedo, pueden deshumanizarnos, hacernos más fácil en deshumanizar a los demás y conducirnos al odio y la violencia".

Wallis sostiene que responder a la "estrategia política global para hacer que las personas tengan miedo de aquellos que son diferentes a ellos" es "una batalla espiritual. Todos tenemos mucho trabajo por hacer para quitar las vigas de nuestros propios ojos y asegurarnos de que no estamos actuando con el espíritu del miedo, ni seguimos actitudes que nos llevan a ese miedo".

"¿Qué se necesita para enfrentar y superar los temores omnipresentes y a menudo justificables?" pregunta Wallis. Si bien puede haber muchas cosas que nos preocupan, e incluso nos provocan miedo, no dejemos que este miedo ahogue en nosotros la esperanza. Para aquellos que creen, "Jesús dice una y otra vez: No tengan miedo". Citando a Paul en su segunda carta a Timothy: "Porque Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y autodominio". El miedo puede crear una "amnesia espiritual" que nos lleva a "olvidar que Dios existe y su promesa de estar siempre con nosotros ", dice Wallis y continúa: "Nos da amnesia espiritual y nos hace olvidar de que Dios está siempre aquí para nosotros, esto es lo que el miedo hace".

Sin embargo, para cualquiera, la esperanza es un componente esencial de la vida. “¿No es el momento de la duda más profunda él que da lugar a nuevas certezas? Quizás la desesperanza es la tierra que alimenta la esperanza humana; quizás uno nunca podría encontrar sentido en la vida sin experimentar primero su absurdo” (Vaclav Havel). "Puede que no siempre tengas una vida cómoda y no siempre puedas de una vez resolver todos los problemas del mundo, pero nunca subestimes la importancia de lo que puedes hacer porque la historia nos ha demostrado que el coraje es contagioso y la esperanza puede tener su existencia propia” (Michelle Obama).