El Papa Francisco convocó a un encuentro sobre la “Economía de Francisco” en 2019, cuando pidió a los economistas y a los jóvenes que dieran vida a la idea de un tipo de economía diferente. Propuso incluso la fecha y el lugar, Asís, marzo de 2020. El encuentro tuvo que ser pospuesto por la pandemia del coronavirus. Se celebró en directo streaming del 19 al 21 de noviembre, organizado desde Asís. En él participaron numerosas personalidades jóvenes del mundo económico, social y empresarial de todas partes con el objetivo de cambiar el sistema económico actual haciéndolo más inclusivo, fraterno y sostenible.

En la presentación del evento en la Sala de Prensa del Vaticano, la “Economía de Francesco” fue calificada como “una economía diferente, que ayuda a la gente a vivir y no mata, que incluye y no excluye, que humaniza más que deshumanizar, que lleva a cuidar de la creación y no a saquearla”.

La hermana Alessandra Smerilli, miembro del Comité Científico “Economía de Francesco”, durante la conferencia de prensa hizo una anotación interesante: la necesidad de posponer el evento “ha transformado el pre-evento original de dos días - para los que debían asistir - en 9 meses de confrontación, estudio en profundidad y propuestas”.

Ha sido creado un sitio web oficial The Economy of Francesco (La Economía de Francisco) presentado por las palabras del Papa: “Queridos jóvenes, los efectos de nuestras acciones y decisiones los afectan personalmente. Por tanto, no pueden quedarse afuera de los lugares que están configurando el presente y el futuro. O son parte de ellos o la historia pasará de lado”.

Escuchar la voz de los jóvenes y hacer un buen uso de su visión dentro de la comprensión general de la sociedad es imperdible si creemos que nadie se salva solo.

En su mensaje-video del 21 de noviembre de 2020 a los participantes en la reunión, el Papa Francisco afirmó: “La idea original era encontrarnos en Asís para inspirarnos en las huellas de San Francisco. Desde el Crucifijo de San Damián y desde otros rostros —como el del leproso— el Señor le salió al encuentro, lo convocó y lo envió con una misión; lo despojó de los ídolos que lo aislaban, de las perplejidades que lo paralizaban y encerraban en la habitual flojera del ‘siempre se hizo así’ —esta es una debilidad— o de la tristeza dulzona e insatisfecha de los que viven sólo para sí, para regalarle la capacidad de entonar un canto de alabanza, signo de alegría, libertad y entrega. Por eso para mí este encuentro virtual en Asís no es un punto de llegada, sino el puntapié inicial de un proceso que estamos invitados a vivir como vocación, como cultura y como pacto”.

Nueva linfa en la economía ética y nuevas ideas de las que inspirarse, esto es lo que el Papa espera de los jóvenes. Más de 2.000 jóvenes de 115 países de todo el mundo han participado en el evento que ofreció una oportunidad para un debate internacional sobre economía solidaria.

Al poner a las personas en su centro, la economía debe tener como objetivo permitir que cada ciudadano desarrolle su felicidad a través de válidas oportunidades de desarrollo personal. El desarrollo humano del individuo creará el crecimiento de toda la sociedad, como dijo el Papa Pablo VI en su encíclica Populorum Progressio - 26 de marzo de 1967 -: “El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre”. Por ende Pablo VI advertía: “Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera”. 

“Necesitamos un cambio, queremos un cambio, buscamos un cambio”, hace eco Papa Francisco. “El problema surge cuando nos damos cuenta de que para muchas de las dificultades que nos acucian no contamos con respuestas suficientes e inclusivas”. 

Y continúa: “Necesitamos liderazgos comunitarios e institucionales que puedan asumir los problemas sin quedar prisioneros de estos y de las propias insatisfacciones y así desafiar el sometimiento —tantas veces inconsciente— a ciertas lógicas (ideológicas) que terminan por justificar las injusticias y paralizar toda acción”.

Su mensaje termina con unas palabras de esperanza dirigida a los jóvenes del mundo: “La historia nos enseña que no hay sistemas ni crisis que hayan podido anular por completo la capacidad, el ingenio y la creatividad que Dios sigue alentando en los corazones. Con dedicación y fidelidad a vuestros pueblos, a vuestro presente y a vuestro futuro, ustedes pueden unirse a otros para tejer una nueva manera de forjar la historia. No teman involucrarse y tocar el alma de las ciudades con la mirada de Jesús; no teman habitar sin miedo los conflictos y encrucijadas de la historia para ungirlos con el aroma de las bienaventuranzas. No teman, porque nadie se salva solo”.

Nos necesitamos unos a otros para dar a luz a una nueva cultura económica. Una cultura que sea capaz de “hacer germinar sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros, a crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos, e inspire a los jóvenes —a todos los jóvenes, sin excepción— la visión de un futuro lleno de la alegría del Evangelio”.

Vea el video-mensaje por entero:  “La Economía de Francesco - Los Jóvenes, Un Pacto, El Futuro”