Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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Las Iglesias del Sur se movilizan para que la COP 30 sea un punto de inflexión moral

Città del Vaticano 01.07.2025 Roberto Paglialonga Traducido por: Jpic-jp.org

De cara a la COP 30 en Brasil, las Iglesias de África, Asia, América Latina y el Caribe han presentado un documento que llama a la justicia climática, a una conversión ecológica y a resistir las falsas soluciones, en particular el criticado “capitalismo verde”. Se exhorta especialmente a los países ricos a reconocer su deuda ecológica con el Sur.

 

“Un llamado por la justicia climática y la casa común: conversión ecológica, transformación y resistencia a las falsas soluciones” es el título del documento presentado en la Sala de Prensa de la Santa Sede. El texto, elaborado por el Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC) y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y coordinado por la Comisión Pontificia para América Latina (PCAL), subraya que la crisis climática “no es solo un problema técnico”, sino “una realidad urgente, una cuestión existencial de justicia, dignidad y cuidado de la casa común”.
Para intentar afrontar esta crisis, “hay que rechazar las falsas soluciones como el ‘capitalismo verde’, la tecnocracia, la mercantilización de la naturaleza y el extractivismo, que perpetúan la explotación y la injusticia”. Lo que se requiere es “una profunda conversión ecológica”, un cambio estructural que devuelva a la persona al centro de su relación con la creación, y que necesariamente incluya un verdadero cambio de paradigma en el sistema económico, “sustituyendo la lógica del lucro ilimitado por la ecología integral”.

El llamado de las Iglesias del Sur hacia la COP 30

Este llamado es lanzado conjuntamente por las Iglesias del Sur de cara a la próxima COP30, prevista en Belém, Brasil, del 10 al 21 de noviembre de 2025, para reclamar “equidad, justicia y protección” en defensa de los pueblos indígenas, los ecosistemas, las comunidades empobrecidas y las personas vulnerables, como los jóvenes, las mujeres y los ancianos, explicaron los participantes en la rueda de prensa: Emilce Cuda, secretaria de la PCAL, y los cardenales Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre (Brasil), presidente del CELAM y de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB); Filipe Neri Ferrão, arzobispo de Goa y Damão (India), presidente de la FABC; y Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa (República Democrática del Congo) y presidente del SECAM.

El documento se inspira en Laudato si’ del Papa Francisco y en el llamado del Papa León XIV a afrontar “las heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a la diferencia y un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres”. El texto, entregado previamente al Papa antes del encuentro con la prensa, ilustra los compromisos que la Iglesia podrá llevar a cabo: la defensa de los más débiles en las decisiones sobre el clima y la naturaleza; la promoción de sistemas basados en la solidaridad, la “sobriedad feliz” y los principios de la sabiduría ancestral; el fortalecimiento de una alianza intercontinental entre los países del Sur; y la creación de un “Observatorio de la justicia climática” especial para seguir los resultados de las COP. También se subraya la importancia de la educación, decisiva para contrarrestar “la postura abiertamente negacionista y apática adoptada por los segmentos super-ricos de la sociedad, las llamadas élites del poder”. El documento también recoge la exhortación apostólica Laudate Deum (n.º 38) del Papa Francisco. Asimismo, se dirige a todos los actores globales con peticiones específicas: “Respetar los Acuerdos de París”, colocando “el bien común por encima del lucro”; transformar el sistema económico hacia una dirección más sostenible para el planeta; y “promover los derechos humanos”.

Puentes para no naufragar

Las Iglesias particulares del Sur tienen la intención de “construir puentes entre ellas como expresión de la catolicidad” y también con quienes no forman parte de la Iglesia, porque “buscamos llegar al corazón de creyentes y no creyentes”, afirmó Emilce Cuda. El documento es por tanto “una expresión concreta de la capacidad de superar las divisiones y las ideologías”, ya que “o nos unimos, o nos hundimos”.

El cardenal Spengler dice no al capitalismo verde

En la misma línea, el cardenal Spengler pidió el coraje de tomar decisiones, “pues de lo contrario ponemos en riesgo el futuro de las generaciones venideras”. Para él, el mensaje es claro: “No hay justicia climática sin conversión ecológica, y no hay conversión sin resistencia a las falsas soluciones”. Y mencionó la financiarización y la mercantilización de la naturaleza, el llamado “capitalismo verde”, los monocultivos mineros y energéticos que sacrifican comunidades y ecosistemas. “Detrás de estas falsas soluciones se esconden intereses económicos: ¿es aún posible que la cuestión climática siga siendo asunto de unos pocos? La conversión tiene un precio que pagar”.

La deuda ecológica de los países ricos

La inspiración puede provenir de una transición justa y comunitaria, con los jóvenes y las mujeres en el centro. Pero para ello, además de defender la soberanía de los pueblos indígenas y de las comunidades tradicionales sobre los territorios, eliminar los combustibles fósiles (el techo de 1,5°C de aumento de la temperatura ya fue superado entre 2015 y 2024), promover mecanismos de solidaridad y respetar las culturas locales, se impone un cambio de paradigma económico. “Los países ricos deben reconocer y asumir su deuda social y ecológica como principales responsables de la extracción de recursos naturales y de las emisiones de gases de efecto invernadero; comprometerse con una financiación climática asequible y eficaz que no genere más deuda; trabajar en una alianza con los países del Sur por la ética y la justicia; crear mecanismos de gobernanza climática con participación activa de las comunidades; e implementar políticas de reducción de la demanda y el consumo, de decrecimiento y de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”. También se propone activar políticas de reducción de la demanda y el consumo, establecer objetivos de decrecimiento y transitar hacia modelos económicos circulares, solidarios y reparadores.

El cardenal Ambongo considera a África empobrecida por siglos de explotación

En este sentido, “África es un ejemplo significativo”, destacó el cardenal Fridolin Ambongo Besungu. “Es una tierra rica, empobrecida por siglos de extractivismo y explotación”, y hoy, “el continente que menos contamina paga el costo de la contaminación mundial. Por ello resulta contradictorio utilizar los beneficios de la extracción petrolera para financiar la transición”.

Por último, el cardenal Neri Ferrão considera fundamental establecer mecanismos de compensación, aún insuficientes, y que los países desarrollados “asuman su deuda ecológica, que alcanzará los 192 billones de dólares en 2050”.

La COP 30 en Brasil representa así un llamado histórico y llega en un momento decisivo para la humanidad, también afligida por la guerra: “Queremos que no sea un evento más, sino un punto de inflexión moral”, concluyeron los participantes en la presentación del documento.

Ver, Les Églises du sud mobilisées pour que la COP30 soit un tournant moral

 

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