Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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RDC. Los Banyamulenge se disocian del M23: otra mentira al descubierto.

Munyonyo (Uganda) 06.12.2012 Intervista di Jean-Mobert N’senga Traducido por: Jpic-jp.org

El M23 es visto por los congoleses y muchos observadores como “replica” pura y simple del CNDP (Congreso nacional para la defensa del pueblo), quien ha tenido como credo la defensa “de las minorías tutsis congolesas”.

Es lo que decían sus antecesores de la RCD (Coalición Congolesa para la Democracia) y el AFDL (Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Zaire). Pero los Tutsis congoleses en realidad, ¿encuentran sus ventajas en esta guerra? La lealtad al poder de los Tutsis de Ruanda por parte de oficiales tutsis congoleses, el empleo de armas y la violencia a nombre de la comunidad Tutsi congolesa,  ¿sirven realmente a la causa de estos últimos?

Enock Ruberangabo Sebineza, 54 años, presidente a.i. de la comunidad Banyamulenge (SHIKAMA) de la RDC es un notable Tutsi congolés; el asume, desde hace muchos años,  importantes responsabilidades en su provincia de origen, el Sur Kivu, y a nivel nacional. Ha sido delegado de la sociedad civil al dialogo inter-congolés, ha sido diputado nacional ante el parlamento de transición (2003-2006) y presidente del concejo administrativo de una sociedad siderúrgica en Kinshasa. Hombre sincero, sabio y respetable, su capacidad de hablar abiertamente le ha costado incomprensiones, pero él es considerado como moderado y reflexivo. Al iniciar el “dialogo”, en Kampala (Uganda), entre el M23 y el gobierno congolés –a donde ha sido invitado como representante de la comunidad Banyamulenge–, hace, en esta entrevista, su lectura de la situación y de la posición de los Banyamulenge de cara a la crisis en los dos Kivu.

 

Señor Ruberangabo, el M23 pretende entre otras cosas actuar en nombre de los derechos de los  Tutsis congoleses  y por la erradicación de los autores Hutu del genocidio rwandés, con miras a permitir el retorno al Congo de los Tutsis congoleses refugiados en Ruanda. ¿Qué opina usted?

R/. Desde el comienzo, yo dije que están utilizando el nombre Tutsis congolés para justificar cosas que de otra forma son injustificables. Nosotros, los Banyamulenge, nos opusimos a esta guerra desde el comienzo, así mismo como a la de Laurent Nkunda. ¿Cómo pretenden luchar por el retorno de cincuenta mil, aun fueran cien mil refugiados, mientras se provoca el desplazamiento del doble, triple o hasta del cuádruple? ¿Cómo se puede pretender servir a una comunidad mientras que se fomenta el resentimiento y el rechazo por parte de las otras poblaciones? Esos refugiados Tutsis que se quieren repatriar necesitan poder vivir con otras comunidades, entenderse con ellas, reconciliarse. La violencia y la guerra no hacen más que exacerbar el odio y la exclusión, suscitar la venganza.

 

¿Cuál es la utilidad en usar el nombre de la comunidad Tutsi congolés? La guerra que promueve el M23, ¿a quiénes aprovecha al fin de cuentas?

R/. Ah! Yo no quiero citar nombres de personas, pero lo cierto es que hay individuos que pretenden luchar por la causa de los Tutsis mientras que en realidad están defendiendo sus pequeños intereses. Hay también  países extranjeros, como Ruanda, que instrumentalizaron nuestros problemas para sus propios intereses. Y todo esto recae sobre las espaldas de nuestra comunidad.

 

¿Quiere decir que la guerra de Kivu no ha sido nunca, en realidad, un asunto de la comunidad Tutsi congolés o de los Banyamulenge?

R/. Yo no he dicho eso. He dicho que la guerra del M23, como las precedentes los últimos años,  no han servido para nada a los Tutsis congoleses, y que quienes lideran se equivocan presentándola como de toda la comunidad tutsi mientras que en realidad tiene otras finalidades. Intentaron negarnos la nacionalidad [congolesa], indicando que Ruanda es nuestra patria. Pero los Banyamulenge –por muchas generaciones- no han tenido jamás otra patria más que el Congo; ellos no conocen siquiera las colinas de Ruanda, ni tienen allá relaciones familiares. La guerra de 1996 ha sido calificada como “guerra de los Banyamulenge”. Eso es verdadero y falso a la vez. Verdadero por que los Banyamulenge se involucraron realmente, confiados de que, con el  derrocamiento del régimen de Mobutu que les negaba la ciudadanía, sus problemas podrían tener una solución. (Los Banyamulenge fueron declarados extranjeros poco antes, el 28 de mayo de 1995). Falso, por que los Banyamulenge no eran los únicos en culpar a Mobutu. Todo el mundo estaba cansado de su régimen: la comunidad internacional, los países vecinos... El Ruanda en particular para quien, el desmantelamiento de los campos de refugiados era una prioridad absoluta. Había entonces una convergencia de intereses, donde los de los Tutsis congoleses no eran más que un componente. Sin embargo, al comienzo de la guerra, la noche del 23 al 24 diciembre de 1996, ya se habían presentado serias diferencias entre los Banyamulenge y el Ruanda. Este último, en el curso de una  reunión desarrollada en Butare (Ruanda), a la cual estuve personalmente invitado, había  expresado su intención de hacer salir de Congo toda nuestra comunidad para reinstalarla en Kibuye (Ruanda), bajo el pretexto de evitarnos las represalias por parte de otras comunidades. Nosotros nos opusimos rotundamente a esta deportación/expulsión hacia Ruanda como si no fuéramos congoleses. Nuestro rechazo cayó mal a las autoridades ruandesas, y yo pienso que ellos jamás nos lo perdonaron. Esta turbulenta historia entre nosotros y los ruandeses ha continuado después de la llegada de Laurent-Désiré Kabila al poder, y también a los tiempos de la RDC, Ruanda ha siempre intentado aprovecharse de nuestras reclamos.

 

Según Ud., ¿cuál es el interés que tiene Ruanda de continuar creando conflicto en la Republica Democrática del Congo?

R/. ¡Es una pregunta que hay que hacerles a los mismos ruandeses!  Yo tengo la impresión de que para los ruandeses, una Republica Democrática del Congo inestable, es más ventajosa que si fuera en paz, reconciliada y comprometida con el progreso. Probablemente hay también motivaciones a nivel de seguridad: por ejemplo, dividir  los Tutsis congoleses y atraer una parte de ellos,  demostrándoles que no tienen mejor aliado y mejor defensor de sus intereses que Ruanda.

 

¿Está Ud. pensando en los oficiales ruandeses un tiempo cercanos a Kagame y que han desertado en 2010?

R/. Sí, seguro. Además de las consideraciones de seguridad, pueden haber otras de orden económico o geoestratégico. El este de RDC es una región muy rica en recursos naturales que Ruanda necesita para su desarrollo. Congo tiene espacio mientras que Ruanda está superpoblada. En fin, no les faltan razones a Ruanda y a otros países para desestabilizar Kivu. Y se aprovechan de las reclamos de los Tutsis congoleses: es algo muy fácil…

 

¿Y la amenaza de FDLR?

R/. El FDLR se ha convertido en un falso pretexto para Ruanda. El FDLR ha cometido no pocas extorsiones, es verdad. Pero contra todos los congoleses. No constituye actualmente una amenaza seria contra la seguridad de Ruanda, sobre todo después que la RD-Congo se ha comprometido a neutralizar sus fuerzas negativas; pero el M23, creado por la misma Ruanda, se le ha dado por detener este proceso.

 

¿Qué prueba que los Banyamulenge están en contra de la guerra y las interferencias de Ruanda? Ustedes tan solo han hecho una declaración pública denunciando la guerra…

R/. Nosotros somos los únicos, entre las comunidades de norte y sur de Kivu, que no tenemos miembros en la pseudo-rebelión del M23. Toda la comunidad ha rechazado ese proyecto iniciado por  Kigali. Ya lo he dicho muchas veces.  Si hay entre nuestros políticos, algunos que guardan silencio, no quieren decir con eso que ellos aprueben la guerra del M23. Aquellos que han trabajado uno que otro día con Ruanda le tienen una especie de miedo negro, y eso explica que sean reservados. Mi manera de hablar de frente me ha traído demasiadas incomprensiones. La gente piensa que yo soy un suicida. Recuerde Ud. el plan del M23 de tomarse Uvira: son los militares de las FARDC de nuestra comunidad, junto con los de otras comunidades, quienes han hecho fracasar el plan.

 

Las consecuencias de la violencia en Kivu son inconmensurables por el conjunto de la gente. ¿Cómo ha sido en particular para los Tutsis congoleses y los Banyamulenge?

R/. En esta guerra, los Tutsis congoleses han perdido por partida doble. Para empezar, nosotros padecemos la guerra y la violencia como las otras comunidades: muertes, violaciones, desplazamientos, exilio, pobreza. Seguidamente, sufrimos además la estigmatización colectiva por parte de los 60 millones de congoleses que nos señalan como los causantes de todos sus males: acusaciones de todo tipo, desconfianza, desprecio, odio y en ocasiones la misma violencia, son dirigidas contra los Tutsis. Por lo tanto, la  guerra no hace más que empeorar nuestra situación y nuestra condición. Ella mantiene la marginalización que se pretende combatir. La lealtad de algunos de nuestros hermanos con Ruanda refuerza el sentimiento, en medio de las otras comunidades, de que nosotros no somos del todo congoleses, que complotamos contra el Congo. Es imposible para el común de la gente ver la diferencia entre las personas que son individualmente metidos en esas cosas, y la mayoría de los Tutsis ordinarios que frecuentemente no tienen nada que ver con las intrigas políticas y militares. La violencia [ruandés] infligida  a las otras comunidades es vista  por ellas como una humillación que reclama odio y venganza…

 

¿Tiene Ud. la sensación que los temores, las condiciones y la posición de los Banyamulenge son compartidos por los Tutsis congoleses, en particular los del Kivu del Norte?

R/. Desafortunadamente no todavía, excepto algunos entre ellos. Nuestros hermanos del Norte-Kivu están menos inclinados a distanciarse de Ruanda, por razones históricas y geográficas a la vez. Nosotros, nos hemos establecido desde hace mucho tiempo muy lejos de donde se fijaron, tiempo atrás, las fronteras con Ruanda, Burundi, incluso con Tanzania de donde nuestros ancestros vinieron. Prácticamente no tenemos conexiones con esos países, de los que estamos por completo separados. Mientras que para los habitantes de Norte-Kivu, las cosas son diferentes. Hay una proximidad geográfica, que hace que las conexiones con Ruanda no hayan nunca desaparecido. Además, subsisten vestigios de feudalismo, una forma de dependencia secular y docilidad de parte de los Tutsis congoleses de Norte-Kivu hacia los ruandeses.

 

Sr. Ruberangabo, Ud. ha sido invitado a asistir a las conversaciones entre el gobierno congolés y el  M23. ¿Cómo ve Ud. la salida a esta crisis?

R/. Yo creo que la evolución de los diálogos va a proponer salidas, incluso inesperadas. De todas formas la solución pasará por lo que Kagame y Kabila acuerden, ya que Makenga y Runiga no representan nada. Hay tantos intereses, tantas agendas como actores. Yo no pienso que dentro del M23 [todos persigan] la misma meta o los mismos objetivos. ¿Piensa realmente Ud. que un tipo como Runiga luche por un buen gobierno en Congo? ¿Qué decir de la credibilidad de Kambasu Ngeve, quien pasa constantemente de un lado a otro?

(Fuente, Burundi Vision Resumido por la redacción)

 

 

 

Foto. Enock Ruberangabo Sebineza (izquierda), con Zachée Muhamiriza, presidente de la Comunidad Banyamulenge.

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