¿Puede realmente decapitar a un profesor por mostrar una caricatura? Es una pregunta chocante, pero que surge a menudo, sobre todo después de atentados que han sacudido Europa, como los de Samuel Paty y Charlie Hebdo. Algunos afirman que el islam permite vengarse de los demás. Pero, ¿qué dice realmente el Corán? ¿Justifica la violencia? Reflexiones extraídas de Marwan Sinaceur on line.
En primer lugar, dejemos las cosas claras: que alguien se haga llamar musulmán no significa necesariamente que esté autorizado a hablar en nombre del islam. Un sabio musulmán dijo una vez: "¿Quieres entender el islam? Lee el Corán, no te fijes sólo en los musulmanes". Y el Corán dice cosas muy claras sobre la violencia y cómo reaccionar ante los insultos.
Venganza, sí, pero con moderación
Los atentados terroristas que golpean y enlutan a la población de vez en cuando, sobre todo en Francia y Austria, vuelven a poner el debate sobre la mesa, pero en este debate en el que se escuchan muchas voces, falta un punto de vista: el del Corán. ¿Qué dice el Corán sobre el terrorismo y la exaltación de la violencia? El hecho de que los adolescentes se hayan alegrado del despreciable asesinato de Samuel Paty cinco años después de los despreciables asesinatos de los periodistas de Charlie Hebdo, después de los terribles atentados del 13 de noviembre, después de tantos atentados terroristas en París, Niza y otros lugares, hace que sea importante aclarar lo que dice el Corán.
Para un musulmán, las caricaturas del Profeta son insultantes, hirientes, vulgares e incómodas, porque son un ataque a la persona del Profeta y pueden tomarse como un ataque al propio islam. ¿Cómo deben responder los musulmanes?
En el Corán encontramos la vieja ley del talión: ojo por ojo, diente por diente. Pero está bien definida y debe ser proporcional. “Cuando alguien te ataque, retribuye en proporción al daño causado” (Corán, 2.194). Toda reacción desproporcionada es reprobable (Corán, 2.178; 2.194). Ninguna venganza desproporcionada. Ninguna ofensa verbal o escrita, insulto o caricatura puede, por tanto, justificar un llamamiento a la violencia o al asesinato, o incluso al boicot de los productos de un país. Si la lógica es ojo por ojo, diente por diente cuando se trata de caricaturas del profeta, la única respuesta será... en forma de caricaturas.
Los que reaccionan exageradamente se convierten en agresores
El Corán se apresura a añadir que el perdón es mejor que la represalia: “Si tienes que vengarte, que sea en proporción a la ofensa sufrida”, pero “Si perdonas, es mejor para ti" (16.126). E incluso: “El que perdona obtiene el perdón de Dios” (5.45). Aquí encontramos una idea que se hace eco del mensaje de Jesús en el Evangelio (Mateo 6, 12; 18, 32-33): perdonar es mejor, porque quien pide perdón a Dios sabe perdonar a los demás. En resumen: “La respuesta debe ser igual a la ofensa sufrida, y el que perdona y es conciliador encontrará su recompensa con el Señor, porque Dios no ama a los agresores” (42,39-40). La conclusión es, pues: el que reacciona exageradamente se convierte en agresor.
Ante la burla, paciencia y dignidad
¿Qué deben hacer los musulmanes ante la burla de su Profeta y su Libro Sagrado? El Corán nos invita a no responder con violencia. Cuando alguien se burla del islam, el Corán recomienda alejarse, no discutir y mantener la dignidad. Incluso sugiere decir: "Tu religión es tuya, la mía es mía. La paz sea con Usted" (28.55). Y de nuevo: “Evita discutir con quienes denigran la fe” (6.68). En resumen, la mejor respuesta a la burla es la indiferencia y la altura moral. Contesta: “Sois libres de burlaros”, dice el Corán (9.64). E insiste: no nos corresponde a nosotros juzgar, y menos aún castigar. El juicio pertenece a Dios, y tendrá lugar en el más allá, no aquí en la tierra. El Corán afirma explícitamente que Dios “resolverá vuestras disputas el Día del Juicio Final” (22.69).
Si esto se aplica al Corán, el libro sagrado, vale a fortiori por una caricatura del Profeta, por insultante o vulgar que sea: “Los siervos del Misericordioso son los que caminan humildemente sobre la tierra, los que responden con dulzura a los no creyentes que les cuestionan” (Corán, 25.63). Es mejor no dar demasiada importancia al insulto ni ofrecerle una caja de resonancia.
Cada uno es responsable de sí mismo
El mensaje del Corán es profundamente individualista: cada uno es responsable de su propia fe, de sus actos y de su conciencia. No se puede obligar a nadie a creer. Ni siquiera el Profeta tenía este poder: “No se puede convencer a quien no quiere escuchar” (28.56). La fe es un viaje personal. Cada uno es libre de creer en lo que quiera, según su propia conciencia. No se trata de que los creyentes controlen los pensamientos de los demás, sino de que ellos mismos se esfuercen, individualmente, por alcanzar la fe.
Y nadie puede saberlo todo, sólo Dios lo sabe todo (Corán, 18.22). Por tanto, debemos aceptar que no podemos tener razón frente a los demás y que sólo debemos buscar continuamente nuestro propio camino espiritual. Cada persona debe responsabilizarse de la moralidad de sus propios actos; ni siquiera nadie puede aprovecharse de los mandatos de los demás para eludir la responsabilidad de sus propias acciones: “Hemos hecho a cada ser humano responsable de su propio destino” (Corán, 17.13).
Creer en Dios es crucial en el islam, pero no corresponde al hombre ocupar el lugar de Dios como juez. Intentar convencer a los demás sobre la religión es “inútil” (Corán, 43.83). Es cierto que se puede llevar el mensaje divino a los demás, pero el receptor del mensaje tiene toda la responsabilidad individual de aceptarlo o no (Corán, 6.69). Seguir los consejos o preceptos de otros no exime de la propia responsabilidad moral: “Cada uno cargará con el peso de sus actos” (17.13). Este principio también impide el abuso de decir “me han dicho que haga eso” para justificar la violencia.
El islam cerca del judaísmo y el cristianismo
Este respeto por los demás, este rechazo de la violencia gratuita, este recordatorio constante de la responsabilidad individual, son valores que también se encuentran en el judaísmo, el cristianismo e incluso en la filosofía estoica. No es casualidad. El islam no se opone a estos valores, sino que es una prolongación de ellos, porque históricamente es posterior a ellos.
El monoteísmo presupone un sujeto individualmente responsable, ya que cada persona será juzgada por sus propios actos. El islam no es una excepción, y la proximidad cultural entre el islam y los otros dos monoteísmos es más fuerte de lo que pensamos (Hannah Arendt, La crisis de la cultura, cap. 2). Corresponde a cada individuo ejercer su propio juicio en el camino hacia un mayor dominio y moralidad.
En resumen, aunque ciertas caricaturas sean insultantes, la respuesta no es ni el odio ni la violencia. El Corán llama a la moderación, la paciencia y el autocontrol. El islam no necesita defenderse con el terror. Se defiende con dignidad.
Una última pregunta
Es cierto que muchos mensajes del Corán muestran una “proximidad cultural entre el islam y los otros dos monoteísmos”, pero ¿son los únicos que reflejan el mensaje del Profeta? El análisis del mensaje del Corán que relata en este texto un sabio musulmán, ¿refleja realmente la esencia del islam o, como en otros casos, hay “otras cosas” que no se quiere reconocer? Porque, como dijo el sabio: “La verdad es hija del tiempo” (Aulu-Gelle) y la convicción no es demostración.
Ver también, Le droit de légitime défense en islam : mythes et réalités y también Derecho a la defensa
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