Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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El sonido del tambor depende del baterista

New York 28.09.2020 Gian Paolo Pezzi, mccj Traducido por: Jpic-jp.org

Este proverbio de los Shonas mozambiqueños es rico de resonancias en los acontecimientos actuales. Mientras la campaña política presidencial hace llamas y fuego, los temas africanos son como siempre los olvidados entre la opinión pública y política de Estados Unidos. Sin embargo, noticias de última hora llegan para refrescar la memoria.

Una de esas noticias salió a la prensa hace unas semanas. "La Brigada de Aduanas interceptó, el viernes 21 de agosto de 2020, varios paquetes del mineral coltán cuando intentaban de cruzarlo a Ruanda por el gran control de la ciudad congoleña de Goma. Eran 22 paquetes, de los cuales 15 de coltán blanco y otros 7 paquetes de coltán negro por un peso total de 585,5 kg".

De pronto Congo, y la historia no contada del genocidio de Ruanda, una vez más me agarraron por la garganta. La cita es del libro de Judy Rever "En elogio de la sangre. Los crímenes del Frente Patriótico de Ruanda" (In Praise of Blood. The Crimes of the Rwandan Patriotic Front), publicado por la Random House de Canadá en 2018.

Lo recibí hace unos meses como regalo de un amigo con quien compartí gratos momentos en Burundi, allá por 1969-70. Los recuerdos se hunden en la tierra del olvido. Sin embargo, continúan su camino en la espesura del tiempo, y reaparecen aquí y allá, invencibles, inalterables, como en estos días cuando las noticias fluyen lentamente por la pantalla de mi vieja computadora.

"Héroe o torturador: la doble verdad sobre Rusesabagina”: el hombre que inspiró la película Hotel Rwanda es cuestionado y la verdad de su heroica historia contestada. Y allí, un artículo de Le Monde, Le petit Pays. Al compartirlo entre nuestro grupo de antiguos amigos de Burundi ha provocado algunas reacciones, porque hace todo lo posible por olvidar las tragedias de Burundi que son el telón de fondo del conflicto de 1994 en Ruanda.

Luego, un evento, a través de zoom, de IRAdvocates sobre el caso del cobalto en RD-Congo. "IRAdvocates ha presentado una demanda colectiva federal en nombre de 14 Doe. Los demandantes son los garantes de niños muertos en túneles o derrumbes mientras extraían cobalto en la República Democrática del Congo o niños que en tales accidentes quedaron mutilados".

La movida reaviva la acusación contra Apple, Microsoft y Tesla por lucrarse con el trabajo infantil en las minas de cobalto de Congo (Cobalto: Tesla, Apple, Microsoft y Dell y el trabajo infantil en África).

Todo lo que Estados Unidos y sus presidentes han hecho o hacen “contra” África parece no tener algún peso a la hora de elegir el partido al que agregarse para las elecciones. Y, sin embargo…

"En 1999, Ruanda y Uganda, aliados desde hacía mucho tiempo, competían por el control de los recursos minerales y otras riquezas en el noreste del Congo - escribe Judy Rever-. Sus ejércitos se enfrentaron y comenzaron a destrozar Kisangani, una ciudad económicamente estratégica, situada como estaba en el río Congo, y rica en diamantes, café y madera. En una batalla de seis días entre los dos ejércitos en junio de 2000, más de 1.200 civiles murieron y miles resultaron heridos".

Las palabras de Judy Rever me envuelven como una marea. Había llegado a Kisangani tres días antes de que estallara la guerra. Las instalaciones de nuestro Instituto filosófico para religiosos fueron destruidas. Sufrimos los bombardeos durante todos esos interminables 6 días sin ningún recurso de comida, agua o electricidad. El sábado por la tarde, fuimos sacados a la ciudad bajo las armas de una patrulla de soldados ruandeses. Pude ver por todas partes los cadáveres de soldados ruandeses y ugandeses pudriéndose en los bordes de las carreteras y, en medio de ellos, cajas de armas vacías y llenas, todas con la inscripción US Army marcadas en claras letras.

En ese momento, en el poder estaba Bill Clinton y su secretaria de Estado era Madeleine Albright: ellos proporcionaban las armas a ambos bandos mientras destruían la República Democrática del Congo.

Ruanda y Uganda habían creado el Movimiento por la Democracia Congoleña (RDC en su sigla francesa) para controlar los territorios ricos en coltán, el mineral del barro utilizado en la fabricación de los equipos electrónicos y aeronáuticos. “La batalla por la dominio de los derechos mineros y de las relaciones comerciales se convirtió en el motor de la guerra. A medida que el precio del coltán aumentaba espectacularmente de 65 dólares por kilogramo a fines de 1999 a un pico de alrededor de 530 dólares a fines de 2000, las ganancias de su venta contribuían a continuar el conflicto (iniciado en 1998) en el este del Congo. El ejército ruandés, la RDC-Goma y otros grupos armados que controlaban efectivamente el comercio mantuvieron sus fuerzas con las ganancias que obtenían, mataron y torturaron a las poblaciones locales, las expulsaron de sus tierras o las obligaros bajo las armas a trabajar en las minas de coltán”, informa Judy Rever.

Este conflicto mató a millones de personas, también a causa del hambre y de las enfermedades relacionadas con la guerra. Los soldados y la milicia violaron a mujeres y niñas, traspasando el cuerpo las víctimas con rifles, cuchillos, madera, vidrio, clavos y piedras.

"A finales de 1999, el ejército de Ruanda obtenía ingresos de al menos 20 millones de dólares al mes sólo con la exportación de coltán", declaró la ONU. En 2001, el ejército de Ruanda había obtenido gracias al coltán al menos 250 millones de dólares en solo dieciocho meses.

Theogene Rudasingwa es un disidente de Ruanda, "que durante años ha encabezado la Secretaría del Frente Patriótico de Ruanda", la autoridad política del gobierno de Kagame. Él y sus colegas “se sorprendían todas las veces que la ONU estimaba sus ingresos en el Congo en millones, ya que los comandantes ruandeses ya habían sangrado 'mil millones de dólares' en coltán, diamantes, oro, estaño y cobre, además de los ingresos por las redes madereras y la extorsión", informa Judy Rever.

La primera vez que conocí a Theogene Rudasingwa me atreví a hacerle dos preguntas. Me sorprendió con sus respuestas sin rodeos. "¿Cuándo y por qué decidió Ud. dejar Kagame?"

La respuesta fue: "Cuándo y porque me di cuenta de que es un hombre con mente asesina (killer mind man)".

Luego, "¿Quién derribó cerca en el aeropuerto de Kigali (la capital de Ruanda) el avión en que Habyarimana, en ese momento presidente de Ruanda, volvía de regreso de Arusha?" La respuesta: “Nosotros, los tutsis, lo hicimos. El mismo Kagame me lo dijo cuándo se lo pregunté". Fue ese accidente de avión que encendió la mecha que provocó la guerra de 1994 en Ruanda.

Hoy en día, desde todos los lados, la gente da advertencias sobre las noticias falsas, la doble verdad e incluso el doble peso al juzgar los hechos, y tienen razón al hacerlo. Sin embargo, raras veces, demasiado raras veces, advierten sobre el trasfondo, la ley de la propaganda a menudo atribuida al nazi Joseph Goebbels, "Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convertirá en verdad". Porque, "La falsedad vuela mientras la verdad viene cojeando tras ella, de modo que cuando los hombres llegan a desengañarse ya es demasiado tarde", escribió Jonathan Swift.

Los tutsi de Burundi y Ruanda aprendieron muy bien la lección. Sin embargo, aunque arriesga de ser acusado de revisionismo, The Commodification of Genocide. A Neo Gramscian Model for Rwanda (La mercantilización del genocidio. Un modelo neo Gramsciano para Ruanda) de William R. Woodward Profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de New Hampshire Durham, viene a poner en tela de juicio “ciertas verdades”. Al reflexionar "sobre la naturaleza y los usos de las narrativas históricas", el autor tiende a describir el genocidio de Ruanda en la perspectiva de una lucha entre clases sociales.

“Todo lo que está oculto debe ser sacado a la luz” (Mémoire de singe et paroles d'homme - Remo Forlani) si queremos sanar la herida de la historia. Este podría ser un buen consejo también para el actual conflicto que se da en la arena política estadounidense.

De lo contrario, todos los esqueletos escondidos en los guardarropas de los dos grandes partidos rivales saldrán afuera como en la tragedia Ricardo III de Shakespeare.

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