Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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Lo que piensa un judío italiano

Roma 15.11.2025 Marco Ramazzotti Traducido por: Jpic-jp.org

Se me ha pedido que les hable de Palestina e Israel porque, en cuanto judío, formo parte de este enredo cruel, antihistórico e ilegal. ¿Qué puede decir entonces un judío italiano a los estudiantes sobre los acontecimientos de Palestina e Israel?

 

Quisiera hacer una premisa sobre lo que afirma Vito Mancuso en su artículo publicado en La Stampa el 13.07.2025, titulado Los dos rostros del fanatismo religioso.

En mi opinión, Ben Gvir expresa ante todo una estrategia militar: la destrucción total del enemigo para lograr una limpieza étnica, tal como la teorizaban los nazi-fascistas. Los judíos no tuvieron ni Estado ni estrategia militar durante 2.000 años. El sionismo es una ideología surgida hace unos 120 años que entra en conflicto con el judaísmo pre-sionista. Nace junto con el nacionalismo europeo y bajo la amenaza de los pogromos rusos y polacos. Es una ideología colonial de asentamiento (como ocurrió en Argelia, Kenia, América del Norte y Australia).

Los sionistas colonizaron Palestina gracias a Gran Bretaña. Los primeros sionistas sabían muy bien que los palestinos existían y que había que contar con esta población, pero quienes eran conscientes de ello constituían una minoría muy reducida. Hoy los sionistas están “fuera de sí”, son histéricos porque tienen miedo, pero poseen algo que no tuvieron durante los últimos 2.000 años: un país. Deben legitimar su colonización y la creación de un Estado-refugio para los judíos, y lo hacen a través de la Biblia. Yo no necesito ese Estado-refugio: soy italiano y europeo; es mi país el que me protege.

¿De dónde provienen las ideas de Ben Gvir? De una lectura literal, no interpretada, de la Biblia, a pesar de los 2.000 años de interpretaciones rabínicas. Los nazi-sionistas son una minoría. Nacen de un mecanismo típicamente judío: el miedo a las persecuciones, tanto a nivel individual como colectivo. La Shoah, el Holocausto, es un drama que nunca ha sido digerido. Yo lo afronto en términos históricos y políticos, con la Constitución italiana y la Constitución europea en la mano. Yo “hago política” porque voy a escuelas y asociaciones a hablar de estos problemas, pero desde una lógica anticolonial, en defensa de los palestinos. Los sionistas están ciertamente cometiendo un genocidio.

Los nazi-islamistas leen el Corán de manera literal, sin recurrir a los 1.300 años de interpretaciones realizadas por los ulemas. Son una minoría y se sienten perseguidos. Mancuso se escandaliza de que “religiosos” cometan un genocidio. Olvida que los Estados católicos han cometido muchos genocidios: en Italia, en Europa y en las colonias. Los protestantes han hecho lo mismo. Imagino, aunque no tenga pruebas, que los cristianos también utilizaron pasajes bíblicos para justificar sus guerras. Pero esto no justifica en absoluto a los sionistas, del mismo modo que no justifica a los islamistas.

Mancuso habla de “israelismo”: un término erróneo. No es sionismo ni se encuentra rastro de él en Israel; es el antiguo estragismo judío. Luego hay que ponerse de acuerdo sobre qué entendemos por “Libro revelado por Dios”. Para escribir la Biblia se necesitaron 600 años, y los redactores de Babilonia guerreaban contra los de Jerusalén. Con el Estado de los judíos en Palestina hace 3.000–2.000 años ya existía un problema de fuerza y de poder, reproducido por la Biblia. Afirmar que el judaísmo fue a la vez una religión y una nación forma parte del arsenal sionista (como ha señalado Shlomo Sand), pero a mí no me parece en absoluto así: es religión y nación solo hoy. La investigación arqueológica nos demuestra que la Biblia no es un libro de historia, como quisiera Ben Gvir para legitimar las conquistas del sionismo. Los “nazi-sionistas” con la kipá buscan la “solución final” para los palestinos y Mancuso parece decir que los sionistas del tipo de Ben Gvir no son diferentes de los nazi-fascistas. En esto estoy de acuerdo. Pero volvamos a nuestro “enredo”.

Enredo cruel

1.200 judíos muertos, alrededor de 250 personas secuestradas (y en parte asesinadas), el miedo —quizás incomprensible para quien no es judío— de caer en una nueva Shoah. Los medios hablan de decenas de miles de habitantes de Gaza asesinados por los israelíes, pero en realidad no sabemos cuántos son, porque no se contabiliza a quienes permanecen bajo los escombros. A esto se suman 220 funcionarios de la ONU, unos 150 periodistas, fotoperiodistas y operadores de televisión. 100.000 heridos —sin piernas, sin brazos, sin ojos—. El 70 % de los muertos son mujeres y niños: Israel hace la guerra a Hamás, pero también contra los palestinos no combatientes, víctimas de “ejecuciones extrajudiciales”. Israel cree tener el derecho de atacar a cualquiera y en cualquier lugar, lo cual es absolutamente ilegal. A esto se añaden los muertos en Cisjordania —¿un millar? — con miles de heridos y encarcelados. No existe ninguna relación, comparación ni proporcionalidad entre los 1.200 muertos israelíes y las decenas de miles de muertos y heridos palestinos.

He estado en Gaza, entrando por Egipto. Una prisión gigantesca: los habitantes no podían ni entrar ni salir; las fronteras terrestres, marítimas y aéreas estaban cerradas. El episodio del 7 de octubre de 2023 se explica por el encarcelamiento de dos millones y medio de personas y por más de un siglo de malos tratos y apartheid. ¿Con qué derecho Israel bloqueó todas las fronteras de Gaza? Bloqueó su desarrollo político, económico, social, cultural y religioso; bloqueó sus relaciones internacionales.

Enredo antihistórico

Los cruzados iban a Tierra Santa gritando: “¡Dios lo quiere!”. Hoy los sionistas —judíos en Israel y también fuera de Israel— afirman estar en Palestina/Israel porque “¡Dios lo quiere!”. Los judíos sionistas tendrían derecho, desde hace cien años, a recolonizar Palestina porque vivían allí hace 2.000 años y porque en sus oraciones siempre está presente la referencia a Jerusalén como centro espiritual. Entonces también los cristianos católicos tendrían derecho a recolonizar Roma y el Lacio porque allí está el Vaticano, y los romanos a recolonizar Gran Bretaña y Escocia porque el emperador romano Adriano había construido su “muro” en Escocia. Algunos piensan que los palestinos son los antiguos judíos que vivían en Palestina hace 2.000 años y que permanecieron allí después de que los romanos destruyeran el Templo de Jerusalén y exiliaran a la dirigencia política y religiosa, pero no al pueblo llano, a los campesinos y pastores. Los palestinos responden que fueron colonizados por el Imperio Otomano y que tenían derecho a alcanzar la independencia. Casi todos los pueblos han obtenido la independencia, excepto los palestinos.

Enredo ilegal

Todos apelan al derecho internacional. Todos afirman que Israel tiene derecho a defenderse. A mí me parece que Israel, desde 1948, nunca ha respetado el derecho internacional, ni las declaraciones de la Corte Internacional de Justicia o de la Corte Penal Internacional, ni tampoco las resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de la ONU. Israel ni siquiera respeta las recomendaciones de sus Estados amigos y aliados.

¿Y los derechos de los palestinos? ¿El derecho a un Estado? ¿El derecho a una vida digna? El Parlamento de Israel aprobó una ley “fundamental”, una especie de Constitución, en la que se afirma que los ciudadanos de Israel son los judíos de todo el mundo y que quien no es judío no es ciudadano de Israel: los palestinos, los cristianos, los musulmanes y los drusos que desde siempre viven en Palestina-Israel no son, por lo tanto, ciudadanos de pleno derecho o no lo son en absoluto.

Los palestinos acusan al Estado de Israel de ser racista, de practicar el apartheid —la política del desarrollo separado, por la cual los palestinos no son ciudadanos en su propia tierra—, de bloquear su derecho al desarrollo político, económico y cultural y a tener su propio Estado. Lo acusan de armar a los colonos que, de manera ilegal —incluso según el derecho israelí—, ocupan sus tierras y sus casas, quitándoles la posibilidad de trabajar y cultivar. De encarcelar sin juicio.

Racismo y apartheid

Un gran aliado de Israel fue la Sudáfrica del apartheid: intercambios de armas (incluida la bomba atómica) y de técnicas para el control de los negros y de los palestinos. Hoy la Sudáfrica post-apartheid acusa a Israel de genocidio. Pero ¿no son los palestinos “terroristas”? Los medios, en su gran mayoría, lo piensan. “Terrorista” es quien quiere obtener resultados políticos aterrorizando a la población civil. ¿Quién aterroriza a quién? Según el derecho “burgués” —derechos y deberes iguales para todos, todos iguales ante la ley—, quien aterroriza es Israel, que quiere llevar a cabo una limpieza étnica de los palestinos, mientras que los palestinos, en virtud del derecho a la descolonización, tienen derecho a defenderse y a combatir a Israel.

Por último: la religión y la política

Un gran rabino de una importante ciudad italiana utilizaba la religión para defender la política de Israel (Netanyahu no es el único, como a muchos les gustaría hacer creer). Pero ¿qué Dios es el que prefiere a un pueblo sobre otro? ¿Un dios mitológico que agrada a quienes quieren ser bendecidos para sentirse más importantes? No es mi Dios.

Según este rabino, la ONU debería defender a Israel, a pesar de ser una organización antisemita. Pero ¿Israel reconoce a la ONU? ¿Se comporta conforme a sus reglas? ¿Acepta sus resoluciones? No. La opinión de 150 Estados miembros de la ONU no cuenta para Israel: todos son antisemitas. Cabe entonces preguntarse si este rabino defiende el judaísmo, a los judíos o a un Estado. Que Dios acepte y permita la política de Israel, su violenta limpieza étnica —la Nakba— y su intención de cometer un genocidio, me hace pensar que Dios ha sido sustituido por lo que los italianos llaman Belcebú. Involucrar lo divino en la política permite, sin ninguna duda, introducir también a Belcebú.

Un periodista de un importante diario italiano sostiene que la estrategia “dos pueblos, dos Estados” es una idiotez. Yo también lo he pensado, pero por razones opuestas: judíos sionistas y palestinos, si quieren vivir en Palestina-Israel, deberían tener un solo Estado con ciudadanos que gocen de los mismos derechos. ¡La geopolítica no es inmutable! “Dos pueblos, dos Estados” no es posible en este momento, pero llegará el momento en que lo será, no porque “Dios lo quiera”, sino porque la mayoría del mundo lo querrá. Reconocer el poder militar de Israel no significa que no se lo pueda atacar políticamente por otros medios para obligarlo a cambiar de rumbo.

Los países occidentales deben defender y armar a Ucrania para que pueda vivir en paz y sea respetada por Rusia. ¿Por qué no permitir que vivan en paz los palestinos, que sufren desde hace 100 años y aún no han sido descolonizados? ¿Por qué no deberían recibir el respeto de Israel? Putin se equivoca: ha invadido y destruido Ucrania. ¿Tiene Israel el derecho de llevar a cabo una limpieza étnica en Palestina y destruirla? Ucrania tiene derecho a formar parte de la UE y de la OTAN; ¿por qué los palestinos no deberían aspirar a los mismos derechos?

Para alcanzar un cierto equilibrio geopolítico es necesario dar pasos decisivos:

  • Expulsión de Israel de la ONU mediante un voto de la Asamblea General al que nadie puede oponerse.
  • Reconocimiento del Estado de Palestina por parte de los Estados miembros de la UE, individualmente, y por la propia Unión Europea.
  • Bloqueo de los acuerdos comerciales, políticos y militares con Israel.

Hay que estar convencidos de que toda política que lleve a desvincularse de Estados Unidos acelera la construcción de la Unión Europea, sea quien sea el presidente de los Estados Unidos. Los gobiernos, árabes y europeos, no reconocen la voluntad de las generaciones más jóvenes: es precisamente de ahí de donde debe surgir el futuro. Por eso los jóvenes deben conocer y leer, por ejemplo, a Shlomo Sand sobre la cultura sionista y a Ilan Pappé sobre la limpieza étnica.

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