Muchas razones científicas y humanitarias están impulsando a las autoridades públicas a imponer a los ciudadanos una gran cantidad de controles y restricciones de muchos tipos que afectan desde el desplazarse, hacer deportes, ir al gimnasio, al trabajo, a reuniones civiles y religiosas, viajes nacionales e internacionales. Las pruebas y las aplicaciones para el control aumentan el temor de que, en un futuro cercano, todo esto se convierta en una amenaza para la privacidad y una vida social y democrática.

En ese contexto, la expresión latina Magistra Vitae, utilizada por Cicerón en su De Oratore como personificación de la historia, resurge instintivamente a nuestras memorias. La expresión ha sido parafraseada en Historia est Magistra Vitae - La historia es maestra de vida - y transmite la idea de que las lecciones de la Historia pueden, en situaciones tan difíciles como la de hoy, abogar por la verdad y la democracia, servir de lección para el presente y el futuro cercano, aconsejar a los políticos de dejarse guiar por principios y no por consultores de imagen.

Después del final de la Segunda Guerra Mundial, un mundo agotado y en pena, mientras se embarcaba en el camino de reconstrucción no solo material sino también moral e ideológica que requería nuevas ideas en todas las áreas, volvió al discurso del Estado de la Unión que Franklin D. Roosevelt había pronunciado en 1941, conocido como el Discurso de las Cuatro Libertades que puso las bases de la moderna sociedad a través de instrumentos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Él declaró notablemente: "En los días futuros, que pretendemos sean seguros, esperamos ver un mundo fundamentado en cuatro libertades humanas esenciales.

La primera es la libertad de discurso y expresión – en cualquier sitio del mundo.

La segunda es la libertad de cualquier persona para adorar a Dios a su propio modo – en cualquier sitio del mundo.

La tercera es la libertad de la necesidad – que, traducido a nivel mundial, significa llegar a acuerdos económicos que aseguren a toda nación una vida en paz y con salud para sus habitantes – en cualquier sitio del mundo.

El cuarto es la libertad del miedo- que, traducido a lo concreto, significa una reducción a nivel mundial de los armamentos hasta un punto y de una manera tan concienzuda que ninguna nación esté en situación de cometer ningún acto de agresión física contra ningún vecino – en cualquier sitio del mundo.

Esta declaración de fe en las cuatro libertades estaba precedida por otras palabras importantes: "Ciertamente, este no es el momento para que ninguno de nosotros deje de pensar en los problemas sociales y económicos que son la causa de las revoluciones sociales que son hoy un factor supremo en el mundo. Porque no hay nada de misterioso sobre los fundamentos de una democracia sana y fuerte. Las cosas básicas que nuestros pueblos esperan de sus sistemas políticos y económicos son simples. Estas son:

Igualdad de oportunidades para los jóvenes y para todos.

Empleos para quienes pueden trabajar. Seguridad de tenerlo para quienes lo necesitan.

Terminar con los privilegios especiales para unos pocos. Preservar las libertades civiles para todos.

Disfrutar de los resultados del progreso, gracias a un nivel de vida más alto y en constante aumento.

Estas son las cosas simples y básicas que nunca deben perderse de vista en la complejidad y los increíbles cambios de nuestro mundo moderno.

Muchos temas relacionados con nuestra economía social requieren una mejora inmediata. Como por ejemplos:

Se debería otorgar a más ciudadanos la cobertura de pensiones de vejez y seguros de desempleo.

Se deberían ampliar las oportunidades de atención médica adecuada.

Se debería planificar un mejor sistema mediante el cual las personas que merecen un empleo remunerado puedan obtenerlo".

Todas estas hermosas palabras fueron destruidas 11 meses después por el sorpresivo ataque japonés contra las fuerzas estadounidenses en Pearl Harbor, Hawaii por lo que los Estados Unidos declararon guerra a Japón el 8 de diciembre de 1941. Comenzaba la Segunda Guerra Mundial.

Tal vez la Historia como maestra de la vida nos recordaría la frase de Ernest Gaines: "Las palabras no significan nada. La acción es lo único. Actuar. Eso es lo único importante".