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Lo que significa desear la luna

Volere la luna 30.03.2018 Tomaso Montanari Traducido por: Jpic-jp.org

Desear la luna es entender que el mundo no se divide en nacionales y extranjeros, si no en "desposeídos y oprimidos por un lado, en privilegiados y opresores por el otro". Desear la luna es afirmar, con hechos, que "los unos son mi patria, los otros mis extranjeros" (Don Lorenzo Milani).

Desear la luna significa volver a creer, y más que antes, que es "tarea de los gobiernos remover los obstáculos de orden económico y social que, limitando la libertad y la igualdad de los ciudadanos, impiden el pleno desarrollo de la persona humana y la participación efectiva de todos los trabajadores en la organización política, económica y social del país” (Constitución de la República Italiana, art. 3). Y querer la luna es recordar que el País es de todos, y de cada uno: y, por tanto, arremanguémonos.

Desear la luna es pensar que la solidaridad es política. Que hacer la paz es hacer política. Que hacer igualdad de género es hacer política.

Desear la luna es pensar que la política sirve para cambiar la vida de todos: no solo de quienes la hacen.

Desear la luna es querer y construir un mundo diferente, donde buscar el sentido que este mundo ha perdido. Porque "otros ríos, otros lagos, otros campos / Están allá arriba, que no están aquí entre nosotros / Otros llanos, otros valles, otras montañas" (Ludovico Ariosto). Querer la luna es pensar que ríos, lagos, campos, llanuras, valles y montañas de este mundo son un bien común y que no se pueden destruir con Grandes Obras inútiles, porque queremos que todo llegue a los que desearán la luna mañana.

Desear la luna es luchar y vencer a todo fascismo, el viejo que nunca murió, el nuevo que vuelve – y puede llegar al gobierno.

Desear la luna y no resignarte, si no te la dan. Como los que de niños la pedía a sus padres, y no dejaron de desearla a lo largo de toda su vida aun cuando fuera larga.

Desear la luna es construir una democracia que no se reduzca a una oligarquía ni a un plebiscito. Una democracia que no piense en salvarse marginando a la disidencia y amañando las cartas en nombre de la gobernabilidad, sino que se salve con más democracia, más representación, más participación.

Desear la luna, la verdadera no las lunas falsas que nos venden. “Estúpido, te llenamos de baratijas y de inmediato / A cambio de tu condición de libre dependiente del Estado / ¡No! / Es una propuesta inadecuada / Quédate con la tierra, hombre o mujer que tú seas / Yo quiero la luna / No soy negro / No soy blanco / No estoy cansado / No soy de ningún país / Yo, esto sí soy de la luna" (Caparezza).

Desear la luna. Aquella donde “todos los ciudadanos sentiremos el presídium de la Nación en la escuela” (Concepto Marchesi). Una nación hecha por la cultura y por tanto abierta a todos los que vienen en son de paz. Y que, cuando vengan, la cambiarán, para que “florezca la justicia y abunde la paz, hasta que se apague la luna” (Salmo 71).

Desear la luna para mantener los pies bien plantados en la tierra. Porque es "una cosa hermosa, y admirablemente placentera, ver el cuerpo de la Luna... Con una certeza: por la experiencia sensible, cualquiera puede comprender que la Luna no está recubierta de una superficie suave y pulida, sino rugosa y desigual", y, al igual que la faz de la Tierra, llena de grandes salientes, profundas cavidades y barrancos” (Galileo). Mirar la luna no significa, por lo tanto, imaginar una tierra perfecta, sino aprender a gobernarla, a hacerla menos "áspera y desigual".

Desear la luna significa proponerse lo que a muchos les puede parecer imposible, pero que en realidad debería ser lo normal: cambiar radicalmente su propia forma de ser, pensar, actuar, cooperar y agregarse, manteniendo firmes los valores de referencia de una solidaridad radical. El mundo ha cambiado, es hora de cambiarnos a nosotros mismos. Es nuestra manera de estar juntos. Partiendo de tres objetivos principales: combatir las desigualdades, promover pero sobre todo practicar formas de participación solidaria, favorecer el renacimiento del pensamiento libre y crítico. Eso es no limitarse a proclamar los valores, sino practicarlos concretamente, con acciones positivas cotidianas, creando oportunidades de proximidad, espacios, incluso limitados, de relación, herramientas de comunicación abierta y crítica” (Statuto, «Volere la luna»).

Querer la luna, por lo tanto, significa cambiarnos a nosotros mismos para cambiar nuestras ciudades; cambiar nuestro País para cambiar el mundo. Con el tiempo que se necesite, sin atajos, sin líderes carismáticos ni fiestas improvisadas.

"Tal vez si tuviera alas / para volar sobre las nubes, / y contar las estrellas una por una, / o como el trueno vagando de yugo en yugo, / más feliz sería, mi dulce rebaño, / más feliz sería, luna blanca” (Giacomo Leopardi). Querer la luna es construirnos, juntos, estas alas.

Cosa vuol dire “Volere la luna”

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