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La Africa Alliance de China está cambiando el orden mundial

IPS 19.07.2019 Daniel Yang Traducido por: Jpic-jp.org

Cuando allá en el 2007, la Asamblea General de la ONU votó una resolución sobre las violaciones a los derechos humanos de Corea del Norte, solo 10 de los 56 países africanos votaron con la coalición occidental liderada por Estados Unidos. La abrumadora mayoría siguió a China, bien con un voto en contra o con una abstención sobre la resolución.

Esto no siempre había sido el caso. Tres décadas antes, el voto de la Asamblea General para reemplazar a la República de China (Taiwán) por la República Popular de China, que suponía el reconocimiento internacional del gobierno del Partido Comunista de Beijing, se encontró con la resistencia de Estados Unidos y, aunque la resolución fuera aprobada, los países africanos no se alinearon con ninguna de las dos partes.

A lo largo de esas tres décadas, China se ha convertido en una de las potencias económicas y militares más grandes del mundo, ha superado a Estados Unidos como el mayor socio comercial de África donde ha financiado más de 3.000 proyectos importantes de infraestructura básica. Más de 10.000 firmas chinas operan en África donde dominan casi 50% del mercado de las construcciones por contratos internacionales.

China ha pasado de ser el proveedor mundial de mano de obra barata a uno de los principales financiadores del Sur en desarrollo, con el método de construir puentes, tanto figurativa como literalmente, a través de la cooperación económica. Su principal proyecto de política exterior, la iniciativa Belt and Road (Cinturones y carreteras) para la cooperación internacional, que algunos denominan como la nueva ruta de la seda, ya ha conectado a 152 países de todos los continentes y ha facilitado más de 1,3 millones de millones de dólares en el comercio.

Sin embargo, visto desde Occidente, y en particular desde Washington, el ascenso de China aparece como un agresivo desafío unilateral al sistema internacional liberal. En un discurso sobre política exterior del diciembre pasado, el asesor a la Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, advirtió que China está “deliberada y agresivamente” socavando los intereses de Estados Unidos, mediante lo que calificó de “prácticas depredadoras”. “China usa sobornos, acuerdos o pactos y el uso estratégico de la deuda para mantener a los estados en África sujetados a los deseos y demandas de Beijing”, dijo Bolton, uno de los “halcones” más prominentes del gobierno de Donald Trump. “Tales acciones depredadoras son subcomponentes de iniciativas estratégicas chinas más amplias, con el objetivo final de promover el dominio global chino”, añadió.

Hoy en dia, Washington está cada vez más atento a África, mientras que Beijing planteó su propia estrategia para África mucho antes del siglo XXI. Poco después de la proclamación de la República Popular China, en 1949, gran parte del mundo en desarrollo seguía luchando contra el colonialismo y el imperialismo. El entonces primer ministro chino, Zhou Enlai, vio la oportunidad de posicionar a China, un país que se consideraba triunfador en la misma lucha, como líder del mundo en desarrollo.

“África siempre ha sido importante para China desde la década de los 50”, explica Stanley Rosen, profesor de ciencias políticas en el Instituto Estados Unidos-China de la University of Southern California.  “En el período anterior, bajo Mao Zedong, esto se debía al número de países africanos que tenían votos en la ONU y al hecho de que China estaba promoviendo movimientos revolucionarios. Era entonces un asunto exclusivamente político”, afirma. “Poco después de que comenzaran las reformas en China en 1979, África se volvió más importante económicamente”.

En la década del 1990, alentado por la "Política de salida" del entonces presidente Jiang Zemin - un programa respaldado por el gobierno para incentivar la inversión privada en el extranjero -, el comercio chino-africano creció en un 700%. Con la ayuda de los préstamos a bajo interés del Banco de Exportación e Importación de China, compañías como Huawei encabezaron la búsqueda de una nueva generación de mercados en el exterior.

Según Rosen, China ahora busca construir relaciones mutuamente beneficiosas con países ricos en recursos, independientemente de la situación política interna en que ellos se encuentren. En septiembre del año pasado, el presidente Xi Jinping, anticipó que China proporcionará 60.000 millones de dólares adicionales en apoyo financiero a África, y esto durante la cumbre en Beijing del Foro para la Cooperación entre China y África (FOCAC).  FOCAC es la institución que impulsa la inversión extranjera directa y los créditos para el desarrollo de infraestructuras. Tal vez aún más revelador de la atracción que China ejerce sobre el continente es el hecho de que los países africanos asistieron más numerosos al FOCAC que a la Asamblea General de la ONU que se realizaba en el mismo mes en Nueva York.

Xi define a la política exterior de Beijing como “la diplomacia entre países importantes con características chinas”, una doctrina que prioriza la cooperación pacífica sobre la dominación de un poder único. De toda manera, cualquiera que fueran las intenciones de Xi, la inversión de China ha impulsado el crecimiento económico y ha ganado influencia política en los países africanos que necesitando de ayuda técnica y desarrollo de infraestructura abrieron sus puertas.

Lo que es más importante, China ha demostrado que el modelo de desarrollo dominante en Occidente, caracterizado por políticas económicas neoliberales y principios políticos democráticos no es el único camino. Al hacerlo, China está desplazando la mirada sobre los asuntos mundiales hacia el este, hacia Beijing.

En junio, 43 países africanos redactaron una declaración para oponerse al poder de veto de Estados Unidos sobre el nombramiento de los miembros del Órgano de Apelación de la Organización Mundial de Comercio (OMC), el tribunal de comercio más importante del mundo. Una vez más, se pusieron del lado de China. China ha instado a la OMC a oponerse al poder de veto de Estados Unidos desde principios de 2018. Zhang Xiangchen, embajador de China ante la OMC, con sede en Ginebra, dijo que el sistema de comercio internacional se enfrenta a “graves desafíos”, haciendo referencia a la política comercial del presidente Donald Trump. “El asunto más urgente al que la OMC tiene que dar respuesta es cómo enfrentar el unilateralismo y el proteccionismo”, afirma Zhang. “Lo más peligroso y devastador es que Estados Unidos está desafiando sistemáticamente los principios fundamentales al bloquear el proceso de selección de los miembros del Órgano de Apelación”, añade. Zhang considera que la estrategia de Washington es la responsable de llevar fatalmente a la OMC a “la parálisis”.

El desafío de China al orden mundial dominante, liderado por Estados Unidos, no se limita a la OMC. China ha establecido instituciones internacionales como el Nuevo Banco de Desarrollo y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, que consolidan aún más su posición protagónica como actor financiero del Sur en desarrollo. Algunos, sobre todo en Washington, ven a estas instituciones como rivales potenciales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras otros, más cautelosos, piensan que China está simplemente intentando cambiar el orden internacional, aunque falte claridad en sus procesos de implementación y en sus estrategias y políticas. Yuen Yuen Ang, profesor asociado de ciencias políticas en la Universidad de Michigan, argumenta en ese sentido que las intenciones de China “no son verificables”. “Los observadores son libres de especular sobre las intenciones de China”, afirma Ang, pero “lo que debemos saber y sabemos con certeza es que hay una brecha persistente entre la formulación de políticas y su implementación”.

Para este académico, la implementación del nuevo camino de la cooperación internacional china ha sido “fragmentada y descoordinada”, causando confusión para los socios internacionales y las empresas participantes y dejando difuminada la visión estratégica de Beijing. A pesar de sus defectos, sin embargo, la Iniciativa de Belt and Road está poniendo delante del mundo la metodología china.

En el 95° aniversario de la fundación del Partido Comunista Chino, Xi anunció, ante una audiencia de miles de personas, que el pueblo chino “tiene plena confianza en su oferta de una solución china a la búsqueda de mejores sistemas sociales por la humanidad”. A medida que China continúa formando alianzas en África y en todo el mundo, quienes ostentan el poder en Occidente, lo quieran o no, pronto tendrán admitir las previsiones de Xi.

Ver el original, La Africa Alliance de China està cambiando el orden mundial

Foto. Cumbre en Beijing, en septiembre de 2018, de Foro para la Cooperación entre China y África. Crédito: Gobierno de China.

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