Un nuevo informe del Internal Displacement Monitoring Centre (IDMC) lanza una seria advertencia: al finalizar el año 2024, un asombroso total de 83,4 millones de personas en todo el mundo vivían desplazadas dentro de las fronteras de sus propios países. Esta cifra sin precedentes —que se ha duplicado en tan solo seis años y que supera por primera vez los 80 millones— equivale a la población entera de Alemania. En el centro de esta crisis humanitaria se encuentra África, especialmente el África subsahariana, que alberga casi la mitad del total global.
El informe Global Report on Internal Displacement 2025 del IDMC presenta un panorama complejo y cada vez más alarmante. De los 38,8 millones de desplazados internos registrados en el África subsahariana al cierre de 2024 (aproximadamente el 46% del total mundial), unos 19,3 millones fueron desplazados solo durante ese año: el número más alto de nuevos desplazamientos internos en cualquier región del mundo en 2024.
Emergencia doble: conflictos armados y desastres naturales
El motor principal de este fenómeno sigue siendo el conflicto y la violencia, que provocaron 11,5 millones de nuevos desplazamientos internos en la región durante 2024.
El caso de Sudán es especialmente emblemático: con 11,56 millones de desplazados internos, registra la cifra más alta jamás documentada en un solo país. De ellos, 3.778 millones se desplazaron solo en 2024, todos a causa de las hostilidades en curso.
Pero la crisis se agrava aún más debido al creciente impacto de los desastres naturales. Solo en 2024, estos provocaron 7,8 millones de desplazamientos en África subsahariana, un récord para la región. La emergencia climática se manifiesta principalmente a través de las inundaciones, responsables de aproximadamente el 85% de estos desplazamientos.
Una convergencia peligrosa
Un hallazgo especialmente inquietante del informe es la superposición entre los desplazamientos causados por conflictos y aquellos inducidos por desastres.
Los 23 países del África subsahariana que registraron desplazamientos por conflicto en 2024 también experimentaron desplazamientos por desastres naturales.
Esta simultaneidad de crisis no solo empeora las condiciones de vida de quienes ya han sido desplazados, sino que a menudo los obliga a desplazarse repetidamente, atrapándolos en un ciclo prolongado de vulnerabilidad y precariedad.
Los países más afectados
Además de Sudán, la situación humanitaria es especialmente grave en varios países clave de la región:
La otra cara de la crisis: presión sobre las comunidades de acogida
El drama del desplazamiento no termina con quienes se ven forzados a abandonar sus hogares. Las comunidades de acogida enfrentan una presión creciente: recursos desbordados, tensiones sociales y acceso cada vez más limitado a servicios esenciales como agua, alimentos y atención sanitaria.
Aunque la ayuda humanitaria sigue siendo crucial, su distribución está a menudo obstaculizada por la inseguridad, los retos logísticos y la enorme magnitud de las necesidades.
Atender a millones de personas en movimiento, garantizar su protección y ofrecerles un apoyo sostenido representa un desafío monumental para las organizaciones humanitarias y los gobiernos locales, especialmente en un contexto de recortes significativos en los fondos internacionales destinados a la ayuda humanitaria.
Más allá de la emergencia: construir soluciones duraderas
“Estas cifras demuestran que el desplazamiento interno no es solo una emergencia humanitaria; es también un reto político y de desarrollo que requiere mucha más atención de la que recibe actualmente”, alerta Alexandra Bilak, directora del IDMC.
Para afrontar esta crisis compleja se necesita un enfoque multidimensional y a largo plazo. No basta con ofrecer asistencia inmediata: es necesario invertir en la construcción de la paz, la resolución de conflictos y abordar las causas estructurales del desplazamiento, como la pobreza, la desigualdad y los efectos devastadores del cambio climático.
Reforzar la resiliencia comunitaria, mejorar la gobernanza local y generar oportunidades económicas sostenibles son pasos esenciales para permitir a las personas desplazadas reconstruir sus vidas y aliviar la carga sobre las comunidades receptoras.
Solo a través de un compromiso conjunto y una visión basada en la planificación a largo plazo será posible revertir esta tendencia alarmante y ofrecer un futuro más estable y digno a los millones de personas atrapadas en el desplazamiento interno.
Ver, Africa in fuga: sfollati interni oltre ogni record
Foto. Personas huyendo de ataques armados en el campo de desplazados internos de Kibati, en Kivu del Norte (este de la RDC), 2008 – Wikimedia/CC BY-SA 2.0
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