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Islam:responsables dishonestos, seguidores demasiado fanaticos

Abuja (Nigeria) 08.01.2016 Abdulrazaq Magaji Traducido por: Jpici-jp.org

La militancia islámica que ataca a los no musulmanes, a menudo cristianos, está profundamente arraigada en la discordia histórica que existe dentro del mismo Islam. El profeta Mahoma predicó la coexistencia pacífica particularmente con los cristianos. Los musulmanes, quienes promueven la violencia desenfrenada en nombre de su religión, simplemente se equivocan sobre sus verdaderas enseñanzas.

¡Noticias interesantes de Teherán! El otro día, el presidente iraní, Hassan Rouhani, pidió la unidad dentro de la comunidad musulmana con el objetivo último de limpiar la imagen negativa que los musulmanes han creado de su religión a través de disputas innecesarias. Solo le faltó a Rouhani de pedir a los musulmanes a que sepultaran sus cabezas en la vergüenza por la imagen negativa del Islam que han creado.

Hablar franco, estarás de acuerdo, aunque se hayan hecho llamadas de atención similares en el pasado. Y seguramente, la de Rouhani no será la última. Y, para decir la verdad, hay mucho sentido en el llamado de Rouhani. Por supuesto, el Islam tiene un problema de imagen que se remonta a sus primeros días como religión. Es reconfortante que el llamado, aunque con atraso de mil cuatrocientos años, provenga del líder de un país que ha desempeñado un papel fundamental en dar al Islam una imagen negativa.

El llamado de Rouhani se hizo necesario por la división Shi'a / Sunni que ha llegado a tener fatales consecuencias para musulmanes y no musulmanes. Este llamado de atención es importante para los musulmanes de Nigeria. Aparentemente, todos los musulmanes suscriben a la unicidad de Dios; lo que está en disputa, y que ha sido causa de sangre innecesaria, gira en torno a la profecía de Muhammad, a los cuatro califas y a las autoridades constituidas como mandato de Dios.

Esta discordia ya no se discute en voz baja. Durante la mayor parte de las últimas cuatro décadas, el cisma ha asumido dimensiones espantosas que a menudo han dado lugar a graves consecuencias para las vidas humanas y los bienes privados. Se ha vuelto tan canceroso que los esfuerzos para resolverlo por parte de prominentes clérigos y grupos Musulmanes se han hachado a perder. Lo que es más, el Ahlul Kitaab o Gente del Libro reconocido por el mismo Dios (la referencia aquí es a  los cristianos) han sido a menudo atrapados en el fuego cruzado de lo que ordinariamente debería ser una pelea entre musulmanes.

En el corazón de la desunión está la controversia encarnizada orquestada por diferentes sectas dentro de la Ummah musulmana. Curiosamente, a pesar de sus diferencias, las sectas no tienen diferencias fundamentales con respecto a los cinco pilares cardinales del Islam en su simple orden: Iman (fe en Dios), Salat (cinco oraciones diarias), Saum (ayuno en el mes de Ramadán) , Zakat (limosna) y Hajj (peregrinación a Tierra Santa). Entonces, ¿por qué los musulmanes recurren a enfrentamientos innecesarios y a menudo sangrientos?

En la raíz del problema está la deshonestidad y el fanatismo que impregnan el Islam desde sus comienzos. Incluso antes de la muerte del Profeta Muhammad, surgió un grupo entre sus seguidores que pensaban que Alí, el primo del profeta, era la persona adecuada para ocupar el puesto de Califa, puesto que ya no habría profetas después de Muhammad. Los seguidores de Alí, quienes tomaron para distinguirse el nombre de chiitas, adoptaron su postura basándose en lazos de sangre entre el profeta y Alí. Algunas opiniones extremistas dentro del mundo chiita sugieren incluso que Alí era el destinatario del mensaje entregado al Profeta Muhammad.

Sin embargo, el profeta no murió sin establecer los criterios para la sucesión haciendo que dependieran más de las cualidades que del parentesco. Incluso en su lecho de muerte, el profeta nombró prácticamente su sucesor cuando encargó al Califa Abubakar para que dirigiera la oración de los primeros musulmanes. Después, disgustado por la opción del profeta, los seguidores de Ali vieron en cada problema una oportunidad para socavar el Islam. Los fieles chiíes se apresuran a descartar las insinuaciones de que los primeros seguidores de Ali estaban influenciados, animados y habían recibido apoyo expreso de elementos judíos en Medina.

Esta pujante exhibición de muy poco afecto dio sus frutos cuando los seguidores de Alí, después de la muerte de los Califas Usman y Umar, tuvieron la oportunidad de instalar a su hombre.

Esta, según los historiadores islámicos, fue la génesis de las sectas dentro del Islam. Esto significó que en su intento por dar estabilidad a la nueva fe, los primeros musulmanes tuvieron que lidiar con una rebelión dentro la comunidad, a más de luchar contra la fuerte oposición de la población pagana de La Meca. Más de catorce siglos después, esta situación continúa.
Para el problema de la imagen del Islam, de toda manera, los verdaderos musulmanes aceptan y reconocen la diversidad y las peculiaridades de las sociedades multiétnicas y multireligiosas de acuerdo con las enseñanzas del Profeta Muhammad. Los musulmanes fieles a la tradición son de la idea que los musulmanes cohabiten en paz con la Gente del Libro y esto en línea con los claros mandamientos del Corán y como se descubre en las palabras del Profeta Muhammad.

Entre otros, los musulmanes fieles a la tradición suscriben el Capítulo 5 v 82 del Glorioso Corán. Allí se expresa el mandamiento de Dios: claro, directo y específico con relación a la tolerancia y la convivencia pacífica, especialmente con los cristianos. ¡Ciertamente, Dios no sancionó un matrimonio con enemigos cuando ordenó a los musulmanes casarse con la Gente del Libro! Desafortunadamente, estas y otras varias normativas han sido descartadas por unos musulmanes que atacan el Pueblo del Libro y los musulmanes que no suscriben su peculiar interpretación del Islam.
La unidad es el principal desafío que hoy enfrenta la comunidad musulmana en Nigeria y su éxito podría ayudar a reducir los actuales desafíos contra la seguridad y la destrucción injusta de vidas humanas y bienes. Al tratar de presentar la historia del Islam en Nigeria, una que no se caracteriza por la militancia, la violencia y la intolerancia, varias asociaciones pan-islámicas y organizaciones inter-religiosas se han dado para proyectar del Islam la imagen verdadera, y no adulterada, como una religión de paz, predicando la coexistencia pacífica y la tolerancia con los no musulmanes. En la actualidad, el asunto trasciende la rivalidad entre los musulmanes. Lamentablemente, no parece haber esperanza de que se ponga fin a este cisma dentro de la comunidad musulmana. No está claro cuánto tiempo esta situación persistirá, lo que no está en duda es que, a lo largo de su vida, especialmente en los veintitrés años de su misión, el Profeta Muhammad predicó la paz, recomendando a sus seguidores de ser los guardianes de sus hermanos y pidiéndoles la aceptación mutua y una considerada tolerancia de los no musulmanes.
Para subrayar su posición, el Santo Profeta no tuvo dudas, en los primeros días del Islam, cuando buscó protección donde el Negus Negas, o Rey de Reyes, del Reino Cristiano de Abisinia (actual Etiopía) para sus seguidores perseguidos en La Meca. Aparte de la cálida acogida que se les concedió, los musulmanes que se vieron obligados a huir de La Meca, su lugar de nacimiento, practicaron sus normativas de fe sin ser molestados por sus anfitriones cristianos. Esa huida a Abisinia, que llegó antes de la más conocida salida de La Meca hacia Medina, fue la primera Hijra registrada en la historia del Islam.
Incluso antes de su muerte, el Profeta Muhammad sabía que algunos de sus seguidores no serían  fieles al núcleo central del Islam. También sabía que algunos dejarían de lado sus palabras y tradiciones para causar discordias poniéndose en disputas y dándose a innecesarias y a menudo sangrientas acrimonias. La rebelión, manifestada en el desafío abierto a los tres predecesores de Ali, se registra como la primera sedición con la que el Islam tuvo que confrontarse.

Para desalentar la propensión de sus seguidores a la sedición, el profeta insistió en la paz y la coexistencia con todos a lo largo de su misión y enfatizó el tema indicándolo en su mensaje final sobre el Monte Arafat. Si los musulmanes no encuentran nada de malo en desafiar el mensaje del profeta, al menos debería no hacerlo con el llamado de Rouhani. En cualquier caso, los musulmanes tienen motivos para escuchar a sus líderes cuando empiezan a dar prueba de honradez al no tener "nada que ver con los que dividen su religión en sectas".

Honestamente, es hora de que los musulmanes den vuelta la historia de su religión que se ha caracterizado por una militancia desenfrenada. No se debe dejar que imagen del Islam sea pintada por seguidores ignorantes y fanáticos y por sus incompetentes y patológicamente deshonestos líderes! ¡Allí reside el significado del llamado del Presidente Rouhani! 

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